"¿Cómo influyen las emociones en la polarización de una sociedad?
Gran pregunta sin una respuesta sencilla.
Sabemos que las emociones con alto componente de activación, como el
miedo, el enfado, o el entusiasmo, hacen que los individuos tomen
posiciones más extremas.
Pero eso no significa necesariamente que las
emociones sean las únicas responsables de la aparición de polarización
estable a gran escala, aunque pueden ser una explicación. Desde otros
puntos de vista, hay intervenciones en las emociones de las personas que
ayudan a aliviar los conflictos entre grupos.
Por ejemplo, un estudio
vio que hacer pensar a la gente sobre sus reacciones emocionales les
hacía reducir sus prejuicios en un análisis entre palestinos e
israelíes.
¿Y el lenguaje?
Sobre el lenguaje tampoco es fácil
responder. Uno de los patrones más habituales en sociolingüística es el
sesgo de entregrupo, que es un patrón del lenguaje que aparece cuando
hablamos de gente de nuestro grupo (o nuestro bando) en comparación con
cuando hablamos sobre los de otro grupo.
Por ejemplo, al hablar,
generalizamos aspectos positivos de la gente de nuestro grupo y
explicamos de forma concreta los aspectos negativos, mientras que sucede
al revés cuando hablamos de gente de otros grupos. Un ejemplo de
estudios al respecto es uno que hice con textos de Wikipedia. Más del
90% de editores son hombres y se ve ese sesgo cuando escriben biografías
sobre mujeres o sobre hombres.
¿Y en Twitter, qué papel juegan las emociones?
Hay más de un papel, pero creo que el más relevante en este tema es cómo influyen la compartición de información o el retuiteo.
Sabemos que el contenido más emocional se comparte más, y que esto es
especialmente visible cuando hablamos de emociones relacionadas con
temas morales en discusiones sobre política.
Los temas que generan
fuertes emociones o están ligados a fuertes identidades de grupo son más
propicios a manifestar polarización. Sobre todo, los sentimientos de
identidad nacional o de género en estos casos combinan los dos factores y
son un caldo de cultivo perfecto para la polarización.
¿Cree que en España ha aumentado en los últimos tiempos esa polarización?
Depende de qué consideremos los últimos
tiempos. Si hablamos de un par de generaciones, sí es cierto que ha
aumentado la polarización. Pero este es un patrón a nivel mundial, no
solo en España, y se puede explicar por el incremento de conflicto entre
élites que se genera tras tiempos de bonanza económica y del aumento en
la desigualdad ecónomica.
Hay un modelo muy interesante de un
colaborador mío, Peter Turchin, que explica las oscilaciones de
conflicto político en la historia. En 2010 le invitaron a hacer una
predicción en un número especial de Nature y, de
todos los científicos que hablaron, él fue el único que dijo que la cosa
se iba a poner peor y que los conflictos políticos iban a aumentar.
¿Cómo podemos reducirla desde el lenguaje y las emociones?
Esa es la pregunta del millón. Las
intervenciones emocionales en estudios psicológicos parecen tener
efecto, incluso a medio plazo, pero todavía estamos bastante lejos de
poner a prueba esos métodos a la escala de sociedades enteras. A gran
escala solo conozco dos estudios, uno funcionó y otro no, así que es
difícil sacar conclusiones.
¿Cree que determinadas formas de hacer periodismo acrecientan la polarización?
Tampoco tenemos resultados muy fiables,
pero ciertos contenidos no ayudan a reducir la polarización. Noticias
con sesgo de entregrupo ayudan, por ejemplo, a normalizar un lenguaje
polarizante, lo que a la larga puede contribuir.
También el clickbait
con títulos emocionales contribuye a la atención a contenidos con
informacion errónea, o la falta de tiempo de los periodistas para
contrastar noticias genera un ambiente de falta de confianza que es
ideal para que emerjan rumores que aumentan la polarización.
¿Hacia dónde vamos en una sociedad polarizada?
Pensando
en el ciclo histórico que mencionaba antes, parece que es demasiado
pronto para que se reduzcan los conflictos políticos. Es decir, que va a
ir a peor. Pero la diferencia con el pasado es que ahora tenemos esa
perspectiva histórica y datos y medios para intentar contrarrestarla.
Esta semana [posterior al cierre de esta edición] saco un artículo con
unos colegas sobre cómo la ciencia de sistemas complejos puede ayudarnos
a entender cómo estabilizar la democracia." (Entrevista a David García, investigador en el Complexity Science Hub. Olivia Carballar, La Marea, 27/12/18)
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