"La división derecha-izquierda tiene bases cognitivas profundas,
incluso la neurociencia se ha ocupado de ellas. En el fondo, “derecha” e
“izquierda” son los nombres convencionales de dos mentalidades, dos
formas diferentes de leer el conflicto social. Describiéndolos,
automáticamente se dan las “coordenadas” sobre lo que debería volver a
pensar la izquierda.
A groso modo, “de zquierda” es quien piensa que la sociedad está
consustancialmente dividida porque en su interior juegan siempre
intereses contrapuestos, producidos por contradicciones intrínsecas.
Están los ricos y los pobres, los explotadores y los explotados, los
hombres y las mujeres.
Desde esta premisa general, que vale para toda la
izquierda, derivan muchas visiones macroestratégicas, a veces muy
apartadas entre ellas: socialdemócrata, comunista, anarquista, pero
todas se basan en la convicción de que la sociedad está dividida en
origen, es desigual y las causas de la desigualdad son profundas y,
sobre todo, endógenas.
“De derechas”, sin embargo, es quien piensa que la nación estaría –y
antes estaba- unida, armoniosa, acorde, y si no lo está (si “ya” no lo
está) la culpa es de fuerzas externas, intrusos, enemigos que se han
infiltrado y confundido en medio de nosotros y ahora tienen que volver a
ser aislados y, si es posible, expulsados, así la comunidad volverá a
estar unida.
Todas las derechas parten de esta premisa que puede encontrarse en
cantidad de discursos y movimientos en apariencia muy diferentes, desde
Breivik hasta el Tea Party, desde la Lega Nord a los Tory ingleses,
desde Casapound a los “anarcocapitalistas” a Ayn Rand.
Para entender si
un movimiento es de derechas o de izquierdas, basta ver cómo describe la
proveniencia de los enemigos. Invariablemente, los enemigos vienen “de
fuera” o al menos vienen de fuera las ideas de los enemigos.
Dependiendo del momento y del período histórico, la toman con el
musulmán o con el judío, con el negro o con el eslavo, con el gitano o
el comunista que anima a potencias extranjeras, con los liberales de una
“Costa Este” americana más mítica que real, con Obama “que en realidad
ha nacido en Kenya y por tanto su presidencia es ilegal”, etc.
Entran en este esquema también la “Casta” descrita como otra cosa con
respecto al pueblo que la ha votado y elegido, “Roma ladrona ”, las
finanzas reducidas a las maniobras de “especuladores extranjeros”,
“Europa”…
No hay duda de que en la Italia de hoy el discurso hegemónico,
incluso entre personas que se piensan y declaran de izquierda, es el de
derechas. Prende fácilmente porque es más simple y consolador y acompaña
al impulso de pensar con las vísceras.
Por esto muchas personas con
posos de izquierda se precipitarán a bandadas a las urnas para votar a
un movimiento que no tenemos problema en definir fundamentalmente de
derechas, el grillismo. Por otra parte, la culpa de esto es de las
izquierdas, que hacen de todo para resultar invotables." (Sociología Crítica, 04/03/2013)
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