"Usted ha teorizado la adopción del neoliberalismo como una
transición del fordismo a un régimen de acumulación flexible. ¿Cree
que la crisis económica que estalló en 2008 demuestra el fracaso de este
modo de acumulación flexible?
David Harvey – Esto depende de la manera en que se define el
modelo de acumulación flexible. Si se concibe el modelo para revitalizar
el capitalismo en su conjunto, yo diría que sí, pero que ya fracasó
desde el principio. Si el modelo se diseñó para concentrar y aumentar el
poder de la clase capitalista, y en particular de determinadas franjas
de la clase capitalista, ha sido todo un éxito.
El crack de 2008 no fue
sin duda un acontecimiento especial si se contemplan todos los cracks
que han tenido lugar desde 1997: el de Asia oriental y sudoriental en
1998, los de Sudamérica en 2001.
Todo ese periodo se caracterizó por
breves etapas de crecimientos interrumpidas por otros tantos cracks,
pero es indiscutible que estos cracks desempeñaron una función muy
importante en la consolidación de una riqueza y poder cada vez mayores
en fracciones cada vez más pequeñas de la clase capitalista.
Creo que
2008 marcó simplemente un paso más en esta vía hacia la concentración de
riqueza y poder. Por mi parte, comprendo el neoliberalismo ante todo
como un proyecto de clase, de consolidación y de refuerzo de la
dominación. Creo que 2008 no marcó el final de todo esto, una crisis de
este proyecto de clase, sino un paso más.
Pero se podría decir que el liberalismo también era un
proyecto de clase. ¿Cuál es entonces la diferencia entre el liberalismo y
el neoliberalismo?
Creo que la diferencia radica en el hecho de que el proyecto de
clase que se planteó a finales de la década de 1960 y comenzó a
cristalizar realmente a mediados de la de 1970 estaba mucho más
centalizado, en la medida en que el poder se había desplazado
significativamente a favor del sector financiero. Este último se
convirtió en cierto modo en el agente principal. No ocurrió lo mismo con
el liberalismo.
En la época del liberalismo se entendía que el sector
financiero debía facilitar la actividad productiva y su función era más
la de un lubricante que la de un motor del proceso de acumulación. Creo
que el neoliberalismo se caracteriza en mayor medida por lo que llamo la
acumulación por desposesión que no por las formas clásicas de
acumulación por expansión, por crecimiento, formas clásicas que en
determinados periodos no estaban en contradicción con la idea del
aumento del nivel de vida de los trabajadores.
En muchas partes del
mundo, el aumento del nivel de vida de los trabajadores en las décadas
de 1960 y 1970 pudo producirse en una época en que las tasas de
acumulación eran muy altas. Era un periodo en que los poderes
financieros eran significativos, pero no predominantes. Después surgió
esta economía caracterizada mucho más por la desposesión, a partir de
los años setenta. (...)
Usted ha elaborado el concepto de acumulación por
desposesión, que ha suscitado numerosos debates. En ocasiones se ha
considerado que es demasiado amplio. ¿Qué conclusiones teóricas y
políticas extrae de estos debates? (...)
Podemos ir todavía más lejos con la cuestión que ya he planteado
de saber cómo el capitalismo adquiere activos y luego trata de valorizar
ess activos. Pues bien, a menudo los roban a los miembros de otras
clases. Hay algo así como seis millones de viviendas en EE UU que han
sido desahuciadas, es decir, seis millones de familias que han perdido
su hogar.
¿Qué ocurre con esas viviendas? De momento tienen un precio
muy bajo. Han sido adquiridas por grandes grupos capitalistas que las
mantienen durante dos o tres años, a la espera de que el mercado se
recupere, y entonces se llenan los bolsillos. Viviendas recuperadas al
precio de, pongamos, 200.000 dólares por unidad se venderán entonces a
300.000 o 400.000 dólares cada una, siempre que el mercado se relance.
Se trata de una actividad especulativa, es lo que llamo acumulación por
desposesión. También existen formas de atraco directo cuando se suprimen
las pensiones de jubilación, se recortan los derechos a la sanidad, o
cuando un bien gratuito producido hasta ahora por el Estado se vuelve
oneroso, como por ejemplo la universidad o la educación en general.
Yo
pude gozar de una educación gratuita en Gran Bretaña, pero ahora los que
estudian tienen que pagar. En EE UU, el coste de la educación aumenta
cada vez más, los estudiantes se endeudan y ya existe una enorme deuda
estudiantil. Esto también es una economía de desposesión.
Lo que deduzco de todo esto es que las formas que adopta la
desposesión son muy variadas, y como término general resulta
probablemente demasiado ambiguo decir tan solo que “es una economía de
desposesión”. Debemos estar más atentos a las formas de desposesión que
se producen y dónde se producen. Creo que es buena idea desarrollar una
comprensión más sofisticada de las distintas formas que puede adoptar la
desposesión, esto es lo que concluyo de los debates.(...)
Y políticamente, ¿qué conclusión saca usted de estos debates en torno al concepto de desposesión?
Desde el punto de vista político, lo que deduzco es la idea de la
resistencia a la acumulación por desposesión, que hay mucha
resistencia, en todas partes, y que esas formas de lucha forman parte de
la dinámica general de la lucha de clases. Esto desplaza el centro de
atención de la organización y de la teorización política, alejándolo que
lo que a menudo ha sido el centro de atención exclusivo de determinadas
organizaciones de izquierda, a saber, la fábrica, para trasladarlo, por
ejemplo, a la ciudad.
Si contemplamos las estructuras de la explotación
en y alrededor de una ciudad, veremos la explotación rentista, la
explotación comercial. De este modo empezamos a tener una noción muy
distinta de lo que es la política de resistencia a la acumulación
capitalista una vez se integran todas estas demás formas de explotación
en el paisaje." (Entrevista con David Harvey, Viento Sur, Attac Madrid, 23/04/2013)
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