"... están apareciendo cada vez más clasificaciones que tienen el objetivo
de atender a criterios diferentes al del valor monetario de los bienes
producidos por un país. Es el caso, por ejemplo, del Happy Planet Index
realizado por la NEF (New Economics Foundation), que valora datos como
la felicidad subjetiva percibida o la expectativa de vida.
Con una
vocación semejante ha nacido el Social Progress Index, un proyecto del profesor de la Escuela de Negocios de Harvard Michael Porter, reconocido autor de libros como Ventaja competitiva (Alay Ediciones).
Este listado tiene en cuenta otro tipo de criterios a la hora de establecer el ranking,
como son la infraestructura social, las oportunidades que ofrece el
país y su éxito a la hora de cubrir las necesidades humanas, que a su
vez se dividen en otras categorías más concretas, como el acceso a la
información, la calidad del aire o el acceso a la educación superior.
Una de las nociones de las que parte el estudio es que el nivel de progreso puede variar significativamente incluso entre países con una situación económica semejante, lo que debe llevar a los investigadores a fijarse en otros criterios que en el pasado no se habían tenido en cuenta.(...)
Los investigadores utilizan el ejemplo de Bulgaria, uno de los mejores
países en recogida de basuras y calidad del aire y del agua. También el
de Mozambique, cuyos avanzados niveles de inclusión e igualdad social
están muy por encima de su situación económica.
Otra conclusión recogida
por el estudio es que, entre los países que se encontraban en la parte
media, había diferencias más grandes que en los de la parte alta o baja.
Por último, los estudiosos apuntan que la inversión en salud no está
relacionada de manera directa con la salud de sus habitantes, una idea
bastante cuestionable, y que ilustran a través del ejemplo de Estados
Unidos, que es el que más gasta en este aspecto, pero se sitúa en el
puesto número 11.
Nuestro país parece marcado por la paradoja si atendemos a los puestos en los que aparece en dicho ranking. España se encuentra en el puesto número 10 de la lista global,
por debajo de Suecia, Reino Unido, Suiza, Canadá, Alemania, Estados
Unidos, Australia, Japón y Francia que, en este orden, encabezan el
listado.
España sobresale en lo que concierne a la calidad del aire, el
agua y la sanidad, con un quinto puesto, pero se sitúa muy por debajo en
la sostenibilidad del ecosistema, en el lugar número 41 de la lista,
algo que comparte con otros países industrializados.
Los resultados finales del estudio destacan que España es uno de esos países que, a pesar de presentar una buena media, tiene serios problemas en algunos aspectos.
En lo que se refiere a su observación de los derechos humanos, España
se encuentra en el nº 12, acorde a su nivel general.
Curiosamente, desciende hasta la posición nº 22 en el índice de libertades individuales y personales.
Este apartado se refiere a las libertades religiosas básicas, el acceso
del ciudadano al cuidado de los niños, la prevalencia de los métodos
contraceptivos y las libertades sobre las elecciones vitales.
¿Dónde
nos situamos en otros aspectos? Sorprendentemente, España se encuentra
en el puesto número seis de los países donde se goza de más
oportunidades; en consonancia con la facilidad de acceso a la educación
superior, se halla en el cuarto puesto.
Nos encontramos en la séptima
posición en lo referente a la nutrición y la seguridad social, en el
noveno en el apartado “fundamentos del bienestar” y en el meritorio puesto de bronce en lo que concierne a igualdad e inclusión,
únicamente superados por Canadá y Brasil, y por encima de Estados
Unidos o el Reino Unido. Sin embargo, como recuerda el estudio, esta
ventajosa situación corre el peligro de desaparecer dados los elevados
niveles de paro juvenil, que se sitúan en una tasa superior al 50%.
¿Qué distingue a aquellos países que puntuaban de manera más
negativa? Aparte de los derechos humanos básicos, como cabría esperar,
son también aquellos en los que la desproporción entre los ricos y los pobres
es mayor y en los que la inclusión de los más desfavorecidos es menor.
A
penas dos países africanos son capaces de asomar la cabeza por encima
del top ten negativo, y estos son Botsuana y Sudáfrica, que se
encuentran respectivamente en el puesto número 35 y en el 39, muy lejos
de los puestos de privilegio. Pero, ¿cuáles son las características que
distinguen a los países más avanzados?
- Suecia. Tan sólo una mancha en su impecable historial, en el que destacan la seguridad personal, la calidad del aire y el agua, la nutrición y la sanidad básica, así como las oportunidades que ofrece el país: se trata de de la sostenibilidad del ecosistema, donde se encuentran en el puesto número 37.
- Reino Unido. El país más saludable del mundo, así como en el que el agua y la recogida de basuras funcionan mejor. Sin embargo, ha de mejorar en la igualdad de sus ciudadanos, en las libertades personales y en el acceso a la educación superior, donde está por debajo de otros países semejantes.
- Suiza. La nación neutral por excelencia ocupa en el primer puesto de la observación de los derechos humanos, pero ello no se corresponde con las oportunidades que ofrece ni con la igualdad de sus habitantes, un poco por debajo.
- Canadá. Es el país americano más evolucionado socialmente, gracias a que ocupa el primer puesto tanto en la seguridad personal como en la igualdad e inclusión. Sin embargo, como ocurría con Suecia, tiene graves problemas de sostenibilidad medioambiental (ocupa el puesto número cuarenta y siete).
- Alemania. Quizá uno de los países más equilibrados del ranking, junto a sus vecinos franceses. Es el número uno de la nutrición y los cuidados médicos, el dos en agua, aire y recogida de basuras y el tercero en la protección de sus habitantes. Sin embargo, también podría mejorar en otros apartados, como el acceso de la educación superior (puesto nº 17) o la igualdad (puesto nº 11)." (El Confidencial, 30/04/2013)
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