27/5/14

Europa entera avanza hacia el abismo. Maldita Europa…

"Caminamos hacia el abismo; eso no lo podrá poner en duda nadie que se detenga un instante y se limite a sumar acontecimientos. Europa entera avanza hacia el abismo y si no la damos ya por muerta es porque no hace tanto que se ha decretado la defunción y después, milagrosamente, ha vuelto a resucitar. 

Hay historiadores que mantienen que la civilización europea se extinguió en la primera mitad del siglo pasado, entre otras cosas porque nadie puede resistir la devastación sistemática y periódica que ocurrió aquí en ese tiempo.

Cuando Europa se recuperó de la devastación de la Primera Guerra Mundial, llegó la Gran Depresión de la década de los años 30, el derrumbe de la economía, del empleo, de la capacidad industrial, y para culminarlo estalló la Segunda Guerra Mundial quince años más tarde.

 Esos tres hachazos consecutivos, si lo comparamos con las grandezas imperiales del pasado, bien pueden considerarse el final de una civilización. En el caso de España, como parte del continente, todavía tendríamos que añadir la Guerra Civil del 36.

Si no sucedió, si Europa volvió a sacar cabeza, fue por el final de la Guerra Fría y el impulso, a partir de entonces, de la Unión Europea que conocemos. Tony Judt, autor de una obra maestra sobre la historia de Europa desde 1945, sostiene que fue ahí, en ese punto de la historia, cuando se acabó la posguerra y se relanzó la unidad europea. 

 En ese resurgir, sin embargo, lo que no estaba escrito, porque ese capítulo de la historia se está escribiendo estos días, es el nuevo hachazo de la crisis económica y financiera y las consecuencias devastadoras que ha tenido para la economía europea y, peor aún, para la política europea. (...)

La desconexión entre el debate político nacional y la realidad de la calle, unida al fracaso estrepitoso del debate europeo, que se sigue contemplando en la calle como los intereses lejanos de un grupo de burócratas bien pagados de Bruselas, lo que va a propiciar en España es un altísimo nivel de abstención, que es un mal menor comparado con lo que va a ocurrir en nuestro entorno: el triunfo de la extrema derecha.

Ayer, un salvaje llamado Jean Marie Le Pen, que se fue a reforzar uno de los mítines que daba su hija, Marine Le Pen, volvió a agitar los miedos más primarios de la gente, alertándola de la invasión inmigrante que está en camino, que se adueñará de todos los pueblos, de todas las ciudades. Y lo remató con la mayor barbaridad que se ha podido oír en mucho tiempo: “El señor Ébola puede solucionar el problema de la inmigración en tres meses”.

El tercero de los hachazos que sufrió el continente en la primera mitad del siglo pasado, la Segunda Guerra Mundial, fue, además de la devastación de países enteros, el periodo de mayor vergüenza de Europa con el genocidio judío. Sólo el silencio, durante decenios, hizo posible que los europeos pudieran convivir consigo mismos.

 “En los años de vacas gordas posteriores a la Guerra, los europeos se refugiaron en la amnesia colectiva”, como sostuvo en su día un destacado alemán, Hans Magnus Enzensberger. 

Francia, con su miserable armisticio con la Alemania nazi, arrastró el silencio vergonzoso hasta el propio Mitterrand, que fue funcionario de Vichy. ¿No es terrible, después de lo vivido, que Marine Le Pen pueda ganar las elecciones en Francia este domingo? Maldita Europa… (...)"             (Maldita Europa, de Javier Caraballo en El Confidencial, en Caffe Reggio, 22/05/2014)

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