"¿Qué tipo de movimiento es el anarquismo? ¿Qué le singulariza?
¿Eres capaz de darnos alguna definición para aproximarnos un poco?
Aunque se pueden rastrear elementos precursores a lo largo de la
historia, el anarquismo es, fundamentalmente, un movimiento social que
se origina en la segunda mitad del siglo 19 al calor de las luchas
suscitadas en Europa por la llamada revolución industrial. Le
singulariza su negativa a disociar, en el seno del proceso
emancipatorio, la dimensión política y la dimensión económica de la
dominación.
Ambas deben ser combatidas simultáneamente y por lo tanto la
emancipación en la esfera económica requiere necesariamente la
emancipación en la esfera política. En consecuencia el anarquismo se
niega a aceptar cualquier modalidad de la forma Estado, ni siquiera
transitoriamente, y manifiesta una sensibilidad exacerbada hacia
cualquier forma de dominación.
Con independencia de que no me
gusta encerrar en el corsé de una definición lo que requiere más bien
una explicitación matizada según cada contexto discursivo, resulta
bastante difícil definir brevemente el anarquismo. Me arriesgaré a decir
lo siguiente: el anarquismo es aquello que contradice en la práctica la lógica de la dominación, sea cual sea la forma que esta adopte.
Se le puede considerar, por lo tanto, como el pensamiento político de
la crítica del poder y como la práctica política de la lucha contra el
poder. Añadiré que, en tanto que el anarquismo procura no separar las
opciones políticas y las opciones de vida (es decir, con palabras
tomadas de su tradición “las ideas” y las practicas), este representa un
dispositivo donde se fusionan lo existencial y lo político.
¿Dónde observas un mayor crecimiento del movimiento anarquista? ¿Por
qué, de dónde ese impetuoso resurgir del anarquismo en el comienzo del
siglo XXI al que haces referencia?
El movimiento anarquista
está creciendo de forma espectacular en varios países latinoamericanos,
en Grecia, en Turquía, en algunos países de centro Europa, en Canadá y
Estados Unidos, en Inglaterra y aparece hasta en Indonesia, por
mencionar tan solo algunos ejemplos. Obviamente, cuando hablo de
crecimiento espectacular es en relación a un punto de partida que
reflejaba una presencia casi insignificante
Creo que este resurgir
responde, entre otros factores, a la coincidencia entre algunas de las
posibilidades creadas por el actual desarrollo tecnológico (las famosas
NTIC) y ciertos aspectos del anarquismo. Pero también responde, en un
plano más directamente político, al hecho que las luchas contra los
nuevos dispositivos de dominación parecen requerir formas organizativas y
contenidos ideológicos afines al anarquismo.
¿Qué aspectos innovadores incorpora este resurgir anarquista? El
neoanarquismo, el nuevo anarquismo, ¿en qué se diferencia del anarquismo
más clásico? ¿Arraiga también entre las clases trabajadoras? ¿Qué tipo
de activista es el militante de este neoanarquismo?
Los
antecedentes más inmediatos del resurgir del anarquismo se deben a la
reinvención de algunos de sus principios y de sus prácticas en el seno y
en el transcurso de los grandes movimientos de protesta que se
iniciaron a finales de los años 1990 contra las cumbres del capitalismo
internacional y que proliferaron en la primera década del presente
siglo, dando paso ulteriormente a fenómenos como los del 15M, o Okupy
Wall Street. Sin embargo, más remotamente, es en Mayo del 68 donde
empiezan a fraguarse nuevas formas de hacer y de pensar la política que
van a propiciar unos escenarios de lucha que constituirán un caldo de
cultivo para la revitalización del anarquismo.
El anarquismo resurge por
lo tanto en un nuevo contexto que le va a imprimir algunas
características diferenciadoras respecto del anarquismo tradicional, y
que permiten hablar efectivamente de un neo-anarquismo.(...)
Se habla en la tradición de anarquismo y anarcosindicalismo. ¿Es uno y lo mismo?
Ni lo uno, ni lo mismo, claro. El anarcosindicalismo constituye una de
las variadas corrientes dentro del anarquismo, y muchos anarquistas no
solo no se identifican con esa corriente, sino que incluso se muestran
críticos con ella.
Por otra parte, en el ámbito del anarcosindicalismo,
no es infrecuente encontrar militantes que rechazan la etiqueta
“anarquista”, me refiero por supuesto a militantes que asumen el
anarcosindicalismo como una base ideológica clara, y no solamente como
una opción estratégica circunstancial y oportunista… que también los
hay, y que se sitúan a veces en las antípodas tanto del anarquismo como
del anarcosindicalismo.
¿Cuáles son entonces las diferencias entre uno y otro?
El anarquismo, cuya definición ya he esbozado anteriormente es una
opción (política, ideológica, existencial etc.)que cualquier ser humano
puede adoptar con independencia de su condición social, o de su posición
en la estructura social. Sin embargo, el anarcosindicalismo es un
instrumento de lucha de las clases trabajadoras para defender sus
intereses y para transformar radicalmente la sociedad.
También es cierto
que en determinadas circunstancias históricas el anarcosindicalismo ha
trascendido su condición simplemente instrumental y se ha configurado
como un modelo de organización social, y casi como una opción ideológica
global. De hecho lo que resultaría más interesante sería establecer las
diferencias entre el anarcosindicalismo y otras concepciones del
sindicalismo, especialmente el sindicalismo revolucionario, pero nos
saldríamos del tema. (...)
¿Crees que el 15M, sin ser un movimiento anarquista, es un
movimiento que presenta un indudable aire de familia con él? ¿Por qué?
¿Y el 22M? ¿También en este caso?
Los puntos de
coincidencia son efectivamente múltiples. Por ejemplo, la apuesta por la
acción directa, sin intermediaciones, la crítica de ciertas modalidades
de la representación, la horizontalidad y la democracia directa, la
suspicacia ante las diversas formas de la dominación (incluidas las que
anidan en las filas subversivas).
En definitiva, son efectivamente
muchos los aspectos que justifican ese “aire de familia”, aunque también
hay que decir que se sitúan básicamente en el plano formal (tipo de
organización, procedimientos de toma de decisión, etc.) más que en el de
los contenidos políticos substantivos. (...)
Por cierto, cuando hablas de dominación, de poder, ¿de qué hablas
exactamente? ¿El comunismo libertario del siglo XXI es contrario
también a topo tipo de poder? Citas en algún momento a Foucault y
señalas que sus investigaciones han contradicho la “creencia anarquista
en la posibilidad de eliminar radicalmente el poder, obligando a una
reconsideración bastante profunda de esta problemática”. ¿Y cuánto de
profunda es esta reconsideración?
No te sorprenderás si te
digo que participo de una concepción del poder muy influenciada por
Foucault. Entiendo el poder como el conjunto de las relaciones de
fuerzas móviles y cambiantes que recorren el tejido social y las
acciones que cada cual ejerce para incidir sobre las conductas de los
demás.
En este sentido el poder es consustancial con la vida social y el
anarquismo debe evitar la trampa de lenguaje que conduce a pensar que
el poder se puede erradicar por completo. La dominación es la
cristalización de esas relaciones de fuerzas en estructuras estables y
permanentes y es la unidireccionalidad de las determinaciones de las
conductas. El anarquismo dejaría de ser anarquismo si renunciase a
luchar contra la dominación.
Es cierto que la confusión entre
relaciones de poder y fenómenos, dispositivos, estructuras o relaciones
de dominación, sigue induciendo a que buena parte del anarquismo siga
hablando de una sociedad desprovista de relaciones de poder en lugar de
pensar en mecanismos que impidan la cristalización de relaciones de
dominación, y es cierto por lo tanto que la reconsideración de la
problemática del poder aún tiene mucho camino por recorrer. Quiero
precisar no obstante que esta reconsideración no pasa en absoluto por
legitimar en el ámbito del anarquismo, algunos conceptos curiosos tales
como el concepto de poder popular.
Que sería una
contradicción o algo así desde tu punto de vista y, por tanto, un
concepto nunca vindicable, en ninguna circunstancia.
El
concepto de “poder popular” no constituye ninguna contradicción en
términos, lo que resulta contradictorio es que determinados sectores del
anarquismo reivindiquen ese concepto.
Una cosa es trabajar para que los
sectores explotados, discriminados, dominados adquieran tanta fuerza
como sea posible para bloquear, neutralizar, desbaratar los poderes
dominantes, e incluso conseguir eliminarlos, y otra, muy distinta es
trabajar para constituir un poder popular en paralelo o sustitutivo del
poder instituido. Construirlo, como está de moda decir actualmente, en
“los intersticios” del poder establecido.
El anarquismo siempre
ha recelado de las tentativas de construir cualquier modalidad de
poder, llámese “popular” u de otra forma, y resulta que las experiencias
históricas nunca han desmentido esos recelos.
En términos facticos, el
poder popular no es el poder ejercido “por el pueblo” (sea lo que sea lo
que se pone bajo el término “pueblo”), es el poder ejercido “en nombre
del pueblo” por quienes tienen la capacidad de hacerlo.(...)" (Entrevista a Tomás Ibáñez sobre "Anarquismo es movimiento", Salvador López Arnal, El Viejo Topo, en Rebelión 22/09/2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario