15/9/14

La creación, e incluso multiplicación, de cooperativas no supone por sí misma la creación de un “postcapitalismo”

"(...) Las cooperativas de trabajo son empresas controladas por sus trabajadores y pueden demostrar que una empresa puede funcionar de manera asamblearia y con elementos de horizontalidad, convirtiéndose así en transmisores de un mensaje muy poderoso. Sin embargo, las actividades de las cooperativas se desarrollan en el marco del sistema capitalista, con todas las consecuencias que conlleva.

La consecuencia principal es la necesidad de ser competitivo para sobrevivir como empresa y el hecho de caer en la autoexplotación para conseguirlo. (...)

Si bien es cierto que las cooperativas de trabajo tienen estos límites, éstos no la invalidan como una salida laboral. En muchos casos, ha evitado la atomización de grupos de trabajadores después de luchas que desgraciadamente no terminan bien o simplemente sirven para generar una fuente de autoempleo, sin caer en la explotación de terceras personas y para organizar su actividad laboral con un mínimo de ética. Incluso en ciertas profesiones de tipo artístico, profesional o artesanal, marcadamente individualizadas, las cooperativas pueden convertirse en herramientas para agrupar personas que de otra manera estarían aisladas y desprotegidas.

Ahora bien, debemos ser conscientes de que la creación e incluso multiplicación de cooperativas no supone por sí misma la creación de un “postcapitalismo”, ni tampoco es sinónimo de “colectivización”. Es más, no sólo no representan un elemento revolucionario por sí solas, sino que incluso pueden llegar a jugar un papel socialmente pernicioso, como ha mostrado Mondragón Corporación Cooperativa.

Desde sus inicios a finales de los años cincuenta, cuando sectores de la iglesia en Guipúzcoa crearon la primera cooperativa de fabricación de cocinas, con la intención de alejar la clase trabajadora del cinturón industrial guipuzcoano del sindicalismo y sus luchas, hasta hoy día, que llega a su declive y ha comenzado a despedir a sus propios socios-trabajadores, sin olvidar toda su fase expansiva donde poco a poco fue diluyendo sus principios cooperativistas y asamblearios iniciales, para ir ampliando la brecha salarial entre gerentes y trabajadoras.

Sin embargo, cuando las cooperativas no dan la espalda a sus principios, los mismos que convirtieron en una pata del movimiento obrero- pueden llegar a constituir un espacio muy didáctico para interrelacionarse en un espacio de trabajo en condiciones de igualdad y generar un polo de pensamiento crítico. 

Eso sí, para acabar con el sistema necesitaremos herramientas mucho más potentes que la llamada “economía social”, ya que sólo con la confrontación directa se puede derrotar el capitalismo o, como mínimo, evitar que continúe avanzando y depredando nuestras condiciones de vida y trabajo."            (Ramon Samblas, Solidaridad Obrera, Economía crítica y crítica de la Economía, 09/09/2014)

No hay comentarios: