6/8/15

La Francia liberal e igualitaria se asemeja mucho a Andalucía y Castilla la Nueva, donde está el corazón liberal y un poco anarquista de España

"(...) R. Mire, estoy muy contento de poder hablar con la prensa italiana y española para poder desvelar a nuestros socios del Sur el misterio de la Francia de hoy [se ríe]: por qué Francia apoya a Alemania para que tenga a Europa bajo su bota. Porque Alemania nunca hubiera podido imponer su política de austeridad sin el acuerdo francés. Lo que dice mi libro es que hay dos Francias. 

Una es la Francia liberal e igualitaria (dos tercios del país). Está en el corazón de la cuenca de París, con estructura familiar liberal e igualitaria y que (ya sé que es sorprendente) se asemeja mucho a Andalucía y la nueva Castilla, donde está el corazón liberal y un poco anarquista de España. Tolerante y descristianizada. Y esa es la Francia de la Revolución y el laicismo. 

 Pero hay otra Francia, la periférica (al oeste de los Pirineos, el sur y el este de la región central, el Ródano, Lorena, Alsacia…). Ahí la estructura familiar es troncal, al igual que todo el arco del norte de España entre Cataluña y Galicia. En esta otra Francia, católica hasta hace 50 años, antirrevolucionaria, monárquica, antisemita y vichista. Ahora domina esta última germanófila, autoritaria y amante del euro y la austeridad. Lo que yo pretendo es denunciar esa estafa.

P. Me parece que en el Sur estamos más inquietos a ese respecto con el Frente Nacional que no con la izquierda francesa.

R. El FN no es una amenaza para ustedes. Es horrible, sí. Pero la cuestión es que la inversión es completa. Nuestra situación es como si el FN dominara Andalucía o que el PSOE fuera fuerte en Castilla y León, base histórica del franquismo.

P. ¿Es la laicidad la nueva religión de Europa?

R. Creo que tanta reivindicación de la laicidad demuestra que atravesamos una crisis metafísica, religiosa. La reacción a los atentados de enero fue inmensa, lo que sobrerrepresentó el fenómeno terrorista. Pero el problema no es el islam, sino la crisis terminal del catolicismo. 

Francia vive en la ilusión de que es racional y moderna, que progresa en libertad y valores positivos (emancipación de la mujer, matrimonio homosexual…), pero detrás de toda esa satisfacción hay una angustia subterránea porque por primera vez la humanidad vive sin ninguna creencia metafísica.

P. ¿Acaso la religión es una necesidad intrínseca del ser humano?

R. La gente no puede vivir sin una creencia colectiva. El individuo es otra cosa. El neoliberalismo es para mí una concepción religiosa sobre el mercado absoluto. El fracaso económico, el fracaso del mercado y del euro ha producido una crisis metafísica. Hemos elegido el islam como objetivo de todos nuestros males. Eso nos permite comprender esa movilización increíble, de fe colectiva…

P. En su libro critica duramente el “laicismo radical”.

R. El laicismo radical no es laicidad. Cuando yo era niño, en la escuela laica había capellanes católicos y los viernes se comía pescado aunque nadie supiera por qué. Era una escuela relajada respecto al hecho religioso. Porque la laicidad no es una creencia negativa. Es más bien indiferencia. La situación es hoy muy distinta y acusamos constantemente a los militantes del islam.

P. ¿Cuál es el corazón de Europa?

R. Es Alemania. No hace falta ser antropólogo para saberlo. Alemania en su estructura fundamental familiar es troncal y un tercio es católico, así que un tercio es católica zombi [recientemente descristianizado]. Esa parte es la que instintivamente defiende la austeridad, la autoridad y la disciplina. Yo diría que el catolicismo zombi es el fundamento ideológico de la eurozona.

P. Su idea de Europa es bien distinta al ideal eu­ropeo tradicional.

R. En toda sociedad occidental hay un Charlie durmiente que puede despertar en cualquier momento. La eurozona está paralizada. Vive una mezcla de crisis económica y religiosa porque el euro es el nuevo dios. En el vacío de creencias hay que inscribir también los movimientos secesionistas de Escocia y Cataluña. Es el intento de reconstruir la identidad en esa nación periférica. 

Hubo un sueño europeo, pero en 2015 tenemos ya la certeza absoluta de que el euro es un fracaso monstruoso, aunque sigue siendo, todavía, una religión. Continuamos haciendo sacrificios. Es una crisis religiosa en la crisis religiosa, y es en ese contexto en el que todas las clases medias francesas, cuatro millones, se movilizan [las manifestaciones en Francia reunieron a cuatro millones de personas el 11 de enero contra los atentados]. Es la angustia.

 Y lo peligroso es que esa gente hipermovilizada no está preparada todavía para abandonar el euro. Hay una gran obstinación en mantener esa religión monetaria y hay una gran islamofobia en esas clases medias movilizadas.

P. Tanto el islam como el judaísmo son religiones minoritarias con escaso poder en nuestras sociedades. ¿Dónde está la razón profunda de la islamofobia y el antisemitismo?

R. La posguerra europea, como la transición española, nos hicieron perder la noción de la historia. Estamos viviendo la continuidad. Mire, a mí me trastornó especialmente la matanza en el supermercado judío, el Hyper Cacher. Resistí la tentación tras las matanzas antisemitas anteriores. 

Esta es la primera vez que escribo un libro en tanto que judío. Porque es verdad que hay antisemitismo en los barrios y, sobre todo, en los medios islamistas, pero soy historiador y sé que el único continente que ha masacrado a los judíos es Europa. Jamás ha habido algo parecido en el mundo árabe.

 En mi libro trato de demostrar esa interacción perversa entre la islamofobia y el antisemitismo. Más islamofobia traerá más antisemitismo. Es una trampa de la neo-República, en la que los débiles luchan unos contra otros. El catolicismo zombi en el poder desciende de los antisemitas. (...)"      (Entrevista a Emmanuel Todd, Sociología crítica, 06/07/2015)

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