"(...) la infundada opinión, entre algunos sectores de la izquierda, de que las
medidas en torno a la Renta Básica (en adelante, RB) y el Trabajo
Garantizado (en adelante, TG) son medidas opuestas, contradictorias, o
como poco, que hay que tomar partido por una u otra. Nosotros, desde un
pleno convencimiento de la utilidad de ambas medidas, pensamos que nada
más lejos de la realidad, y que más bien al contrario, son propuestas
que pueden y deben coexistir (...)
Básicamente, la propuesta de la RB (la que se defiende desde la Red
Renta Básica) consiste en una prestación económica indefinida e
inembargable, sufragada por el Estado, para todos/as los/as
ciudadanos/as por el hecho de serlo, con el objetivo de erradicar e
impedir la pobreza.
Consistiría en una prestación mínima que cobraría
todo el mundo (los menores de edad en un porcentaje inferior sobre la
cuantía de los adultos), en torno a la horquilla entre los 600 y 700
euros mensuales, y que se cobraría independientemente de que la persona
en cuestión tuviese cualesquiera otras fuentes de renta.
Sería universal
(todo el mundo la cobraría, pero sólo los más desfavorecidos ganarían
con ella), individual (se concedería a las personas individualmente, no a
las "unidades familiares", como las actuales prestaciones), e
incondicional (no se tendrían en cuenta requisitos como los niveles de
renta, los modelos de convivencia, si se trabaja o no, durante cuánto
tiempo, si existen mayores o menores cargas familiares, etc.). (...)
Su propuesta de financiación, que evidentemente los detractores de la
medida esconden continuamente, y además manipulan cada vez que pueden,
se origina y justifica básicamente desde una reforma fiscal profunda
(para que paguen más los que más tienen y más ganan) y desde la
eliminación del resto de prestaciones actuales que la RB absorbería
(simplemente, porque todo se unificaría y convergería con ella).
Incluso
en un estadío posterior, la RB (así como el resto de servicios y
prestaciones del Estado) puede financiarse mediante la eliminación de
actuales gastos superfluos, innecesarios o injustos del Estado (...)
Pero es que la RB cubriría aún más objetivos, pues vendría a solventar
algunos de los problemas y lagunas que hoy día dejan sin cubrir el
conjunto de subsidios y prestaciones "condicionadas" que se conceden a
las personas desempleadas. Por ejemplo, dejan fuera de cobertura a los
parados y paradas de larga duración (el número de estas personas y
familias sin ningún ingreso aumenta en nuestro país desde hace varios
años), también dejan fuera de cobertura a los menores (con lo cual
fomentamos la pobreza infantil, ya que sus padres tampoco pueden
garantizarles una alimentación y cuidados dignos) y también a las
mujeres sin empleo, que trabajan únicamente en el hogar, dedicándose
fundamentalmente al cuidado de hijos, ancianos y personas dependientes. (...)
Por su parte, la medida del Trabajo Garantizado también es tremendamente
interesante. Surge de la conclusión lógica de que el mercado de trabajo
se centra únicamente en las actividades, profesiones y empleos
rentables para el sistema, lo cual no significa que nuestra sociedad no
necesite que se realicen infinidad de trabajos y actividades más, para
su mantenimiento y cobertura de sectores que el ámbito privado no cubre.
Y por otra parte, también parte de la premisa de recuperar al Estado
como empleador de última instancia, recuperándolo como actor garantista
del empleo público para el conjunto de la ciudadanía, (...)
En resumidas cuentas, el TG asume y desarrolla la premisa de que el
sector público tiene la obligación de garantizar el empleo a todas
aquéllas personas que quieran trabajar y estén formadas y capacitadas
para ello, pero no encuentren trabajo ni en el sector privado ni en el
sector público convencional.
Y así, múltiples ocupaciones, empleos, trabajos y necesidades encajan perfectamente con los Planes de TG que el Estado podría desarrollar, que además podrían ser cambiantes en el tiempo, y a los cuales cualquier persona con la formación adecuada se podría adherir.
Y así, múltiples ocupaciones, empleos, trabajos y necesidades encajan perfectamente con los Planes de TG que el Estado podría desarrollar, que además podrían ser cambiantes en el tiempo, y a los cuales cualquier persona con la formación adecuada se podría adherir.
El Trabajo Garantizado, así enfocado, sustituye el
principio de creación de puestos de trabajo sólo desde la óptica de la
rentabilidad económica, dando preponderancia al principio de la
rentabilidad social, esto es, de la utilidad que dichos trabajos tengan
para la comunidad, o si se quiere, de la necesidad que la sociedad tenga
de abordarlos y desarrollarlos.
Tiene en cuenta sobre todo las
necesidades sociales, así como que hay personas con la preparación
adecuada que quieren trabajar y no pueden hacerlo en los sectores
convencionales. Mezcla la necesidad de realizarse profesionalmente, con
la necesidad social insatisfecha en múltiples sectores, donde el
beneficio económico es menor o no existe, y que por ello han sido
desechados por el ámbito privado.
El sector de los cuidados, del
mantenimiento de un medio ambiente adecuado, de las necesidades de
formación, o del reciclaje, reutilización y reforma de las viviendas, de
cara a su adaptación a fuentes de energía limpias y renovables, son
algunos buenos ejemplos.
El TG implicaría, evidentemente, la garantía de un salario digno y de unas buenas condiciones de trabajo, lo cual también ahuyentaría las intenciones de explotación laboral por parte de la empresa privada. Supondría también un apoyo muy importante para el propio mantenimiento del sistema público de pensiones, al implicar un beneficio en términos de mayores cotizaciones sociales y recaudación por impuestos, lo cual redundaría en la sostenibilidad y proyección del sistema a largo plazo.
El TG implicaría, evidentemente, la garantía de un salario digno y de unas buenas condiciones de trabajo, lo cual también ahuyentaría las intenciones de explotación laboral por parte de la empresa privada. Supondría también un apoyo muy importante para el propio mantenimiento del sistema público de pensiones, al implicar un beneficio en términos de mayores cotizaciones sociales y recaudación por impuestos, lo cual redundaría en la sostenibilidad y proyección del sistema a largo plazo.
El Estado sería siempre el
encargado de financiar los diversos Planes de TG, si bien serían los
propios municipios, junto a los movimientos sociales y las diversas
organizaciones de la sociedad civil (ya que ellos son los que mejor
conocen las necesidades), quienes tendrían la misión de identificar las
necesidades de puestos de trabajo a cubrir, determinando qué perfiles
serían necesarios, y a qué necesidades sociales responderían.
Como puede
observarse, tanto la medida del TG como la de la RB son absolutamente
compatibles, ninguna está en contra de la otra, ambas pueden
implementarse (quizá con diversos grados de progresión y urgencia
social) (...)
En los casos en los que el TG tuviera que ser reestructurado (por
ejemplo, por cambios graduales en el modelo productivo, susceptible de
reciclar profesiones, especialidades y nichos de empleo y de negocio), o
bien en los períodos en los que existieran tiempos de migración entre
un empleo en el sector privado o en los planes públicos de TG, o bien
simplemente durante los períodos de formación, reciclaje o actualización
de los trabajadores o trabajadoras, la RB continuaría actuando de
colchón mínimo imprescindible, completamente asegurado y permanente,
para que las personas afectadas por estas situaciones nunca pasaran a
estar en situación de necesidad, sino que continuaran con sus
necesidades básicas cubiertas, y además, evitando toda la casuística y
el rosario de requisitos que hoy día se imponen a los candidatos o
candidatas a ser beneficiarios de alguna prestación.
Pero es que, como
decimos, la RB se cobraría siempre, independientemente de que la persona
en cuestión estuviese participando, durante cualquier período de
tiempo, en un Plan de TG (o en el sector privado, por supuesto). En
estos casos, el TG (o cualquier otro trabajo o actividad en el sector
público o privado) se colocaría encima de la RB, sumando ambas fuentes
de renta, pero estando la RB exenta de cotizar para el IRPF.
Lejos por
tanto de enfrentar ambas medidas, sumemos fuerzas desde el conjunto de
la izquierda transformadora para que tanto una como la otra puedan ser
muy pronto una realidad en nuestro panorama social." (Rafael Silva , Rebelión, 15/01/16 , blog: http://rafaelsilva.over-blog. es)
No hay comentarios:
Publicar un comentario