"Randall Wray abrió el acto explicando al público una de las bases de
su enfoque teórico: la apertura del discurso económico hacia una
perspectiva distinta a la que se imparte en la universidad. El profesor
estadounidense planteó que para criticar el actual modelo económico es
necesario conocer la teoría y se desmarcó de la idea predominante al
afirmar que “existen cosas primordiales que son más importantes que el
déficit público”, antes de profundizar en la propuesta de Trabajo
Garantizado, que calificó de “sentido común”.
Para Wray, “lo importante no es que haya dinero”, algo que tachó de
invento social, sino de esquivar las limitaciones en la creación de
puestos de trabajo, ya que según argumentó, por la vía de las
restricciones “la recuperación está lejos de llegar a Europa”.
Sus fundamentos de la teoría monetaria moderna pasan por la soberanía
monetaria de cada Estado y por la capacidad que éste tiene para
producir dinero “apretando las teclas de un ordenador”. Según el
economista, “el Euro se desvía del patrón y la teoría ha de ser revisada
en este caso". Mantiene, no obstante, que un estado soberano no se
puede quedar sin dinero “mientras el gasto moderno se produzca a través
de tecleos informáticos que aumentan el saldo”.
Según esta teoría, el Gobierno genera dinero para que éste exista y
los ciudadanos lo emplean para pagar impuestos. “Por lógica, los
ciudadanos no pueden pagar si el Gobierno no ha gastado”, continuó.
El
modelo que propone es que el tesoro público transfiera capital al banco
central, que lo repartirá entre los bancos privados, encargados también
de recibir el dinero recaudado por los impuestos antes de devolverlo al
banco central y éste, después, al tesoro, invirtiendo el proceso. Las
restricciones que acompañan a este modelo son tres: el pleno empleo, la
inflación y los tipos de cambio.
La propuesta del pleno empleo
Randall Wray opina que el principal objetivo de los gobiernos es el
crecimiento económico, “objetivo equivocado para crear empleo adecuado”,
y ha recurrido a los datos para demostrar que en el año 2006 había 200
millones de desempleados y, tras tasas buenas de crecimiento, no se ha
resuelto este problema.
Además, ha echado la vista aún más atrás para
asegurar que en los últimos 40 años de crecimiento no se ha reducido la
desigualdad “si algo se ha conseguido es aumentarla”, ha apostillado.
Apoyándose en la alternativa planteada por el también economista
Hyman Minsky, Wray ha destacado que las armas de política económica
actuales no son suficientes para asegurar el pleno empleo y que las
estrategias de inversión privada no lo hacen sostenible en el tiempo.
El objetivo para asegurar el pleno empleo es aumentar el consumo y no
la inversión, para que de esta manera aumenten los ingresos y el
trabajo. El Gobierno ofrecería empleos dentro de un programa de trabajo
garantizado que emplearía a cualquier persona que pueda y quiera
trabajar. Plantea el economista generar trabajo no especializado donde
“cada trabajador sea aceptado como es”, sin planes de formación
alternativos y comenzando desde la parte más desfavorecida de la
población hacia arriba.
Plantea el modelo que la distribución de la renta se efectúe en base a
los salarios y no a los beneficios, dejando así de gastar dinero
público para estimular la inversión privada. El programa establecería
también un salario mínimo que obligaría a las empresas privadas a
aumentar los salarios: “si un trabajador gana 12 euros por hora en el
sector público, la empresa privada no podrá pagar menos”, porque el
trabajador podría decantarse por el ámbito público.
“Por esta razón se
puede llegar al pleno empleo sin generar inflación y manteniendo los
precios estables”, aseguró, alegando también que se estabiliza el
consumo “generando beneficios para los empresarios, porque si alguien
pierde su trabajo puede seguir con trabajo público”. Además se
reducirían los costes de contratación, demostraría la aptitud de los
trabajadores en el mercado laboral; “no reduce todos los problemas, pero
resuelve los más importantes”, continuó.
Aplicar el modelo a España
España es un país limitado por el Euro, ya que no tiene soberanía
monetaria. Por ello, lo relevante en el caso español sería la cantidad
que el Gobierno gaste en el programa.
“Quizá habría que limitar el gasto
en función de lo que se sea capaz de presupuestar” y ha propuesto
emplear primero a cabezas de familia con menores a su cargo y a menores
de 30 años, que cuentan con una tasa de desempleo del 50%, a medida que
se implementa de manera gradual, como sucedió en Argentina.
Como medidas adicionales para salvar esta limitación ha propuesto
tres: la salida del euro, la implantación de una moneda paralela, debate
que ya se ha abierto en Grecia, o aumentar la capacidad de financiación
del Parlamento Europeo para que sea este organismo quien lo financie.
Para profundizar en la propuesta que se lanza desde España ha tomado
la palabra el diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón, que ha
criticado que la economía se haya presentado a la población como “una
cuestión ajena. Casi como una ciencia oscura”. Opina Garzón que es
necesario repensar la economía “porque la realidad ha cambiado”.
Para Alberto Garzón, algo tan importante como la política monetaria
no puede derivarse a instituciones “antidemocráticas” como el Banco
Central Europeo (BCE), al que considera una muestra de elitismo.
Ha
planteado también que existe un problema democrático en tanto que “las
constituciones de los estados han quedado vacías”, haciendo alusión al
artículo 128 o a derechos reconocidos como el trabajo.
“La gente no
puede ser libre si no tiene garantizadas unas condiciones de vida
mínimas”, aseguró, alegando además que “el proceso constituyente de la
derecha sigue avanzando”, en referencia a la modificación por parte de
PP y PSOE del artículo 135 de la Constitución. (...)" (El Salmón contracorriente, 15/03/15)
No hay comentarios:
Publicar un comentario