"-Dícese del individuo que padece una neurosis obsesivo-compulsiva
por el poder en cualquiera de sus manifestaciones (económica, religiosa,
empresarial, política, familiar, militar y/o el poder en sí mismo. Su
fin justifica los medios, y se muestra indiferente a los límites de la
ética.
-Javier de Federico: La sociedad conoce
sobre todo al psicópata. Pero se trata de un concepto muy distorsionado,
sobre todo por las numerosas películas de asesinos en serie realizadas
por el Cine y la Televisión; pero lo cierto es que hay psicópatas que no
llegan a matar nunca.
Algún autor ha distinguido los psicópatas
violentos y asesinos de los otros, de “cuello blanco”. Así, el término
“poderópata” designa a la persona con un ansia de poder desmesurada.
Nunca tiene suficiente. En estos casos hay, además, un mecanismo de
defensa frente a unos traumas o deficiencias que en general provienen de
la infancia.
-Jaime Paulino: El concepto de
“poderopatía” y de “poderópata” que plantea Javier está directamente
relacionado con formas no democráticas de relación social y política.
Así, cuando alguien quiere amasar más poder y capacidad de control, está
en disposición de no respetar la pluralidad y el encuentro.
¿Y qué es
la oligarquía financiera sino el encuentro de individuos que aspiran a
concentrar una gran cantidad de poder en muy pocas manos?
-Hay ejemplos de “poderópatas” entre los antiguos: Gengis Kan, Lucio
Cornelio Sila, Calígula, Torquemada, Leopoldo II de Bélgica, Hitler,
Mussolini, Franco, Somoza… Y entre los contemporáneos: Blush, Aznar,
Blair, Merkel, Thatcher y Sharon.
-JF: Actualmente
Donald Trump ha roto cualquier molde. Se trata, por todas las
características de su personalidad, de un “poderópata” inconmensurable.
Actualmente el mundo se halla en sus manos, ése es el problema.
Pero
también lo son los demás. Gente como Ignacio González O Rodrigo Rato,
que en muchos casos son millonarios de familia y pese a ello continúan
con las tropelías. Uno de los rasgos del “poderópata” es que nunca tiene
suficiente, se trata de una patología.
-JP: El poder
como problema es un elemento socialmente transversal. Tenemos ejemplos
de ello por doquier. Pero no creo que tenga tanto que ver con la
situación particular de alguien o una predisposición a amasar con todo,
sino más bien con una estructura social de tipo capitalista; y con una
forma de generar subjetividades que presupone una ambición extrema y
loca por controlarlo todo. Sin embargo, por en medio queda la
solidaridad y la cooperación con el otro.
-La cuestión del
poder se ha abordado generalmente desde la Sociología, las Ciencias
Políticas o la Historia. ¿Qué puede aportar el enfoque psicológico?
Entre las diferentes corrientes teóricas –conductistas, psicoanalíticas,
cognitivas, gestálticas, humanistas…- afirmas en el libro “Poderópatas”
que prefieres a los “clásicos”, a los viejos profesores de la Escuela
de Viena. Destacas además a autores como Adler, Piaget o Reich.
-JF:
Es el intento de demostrar con argumentos consistentes algo que ha
ocurrido a lo largo de la historia y nos ha pasado inadvertido. ¿Por qué
esta gente actúa así? Existe toda una línea de planteamientos
conductistas, basados en la estadística y en factores genéticos.
Pero en
el libro no sólo se mencionan las causas genéticas, que también
reconozco, sino también el factor educacional. Algunos autores se han
referido al “ambioma” que conforma el carácter; habría asimismo otra
parte, de origen hereditario.
-JP: No tengo
conocimientos en materia de Psicología como para referirme a ello.
Además la Psicología tiene un punto en el que se diferencia de la
Filosofía, y es su carácter experimental. Yo me desenvuelvo mucho mejor
dentro del ámbito especulativo puro. Y ahí, sí que diría que las
relaciones sociales siempre lo son de poder. Hay relaciones de poder que
son productivas, y están vinculadas a la construcción y la potencia,
pero otras son destructivas y represoras.
-En el libro citas a Freud y a Nietzsche. ¿Hay algún elemento que les una?
-JF:
Que yo sepa Nietzsche no destrozó la vida de nadie, mientras que varios
de los alumnos y seguidores que llevaron la contraria a Freud pasaron
por grandes crisis (Herbert Silberer, Wilhelm Reich, Alfred Adler o Carl
L. Jung).
Freud era un gran “poderópata”. Porque la “poderopatía” no es
sólo política o económica: en las familias el padre también puede
utilizar el poder para demostrar quién manda a sus hijos; además existe
la “poderopatía” en las relaciones personales y la de carácter
espiritual: la ejercida por sectas y religiones.
Así, el hecho de
situarse a la derecha de Dios Padre otorga mucho poder, y sobre todo si
se sabe especular con el concepto. En resumen, más que Freud y Nietzsche
me interesan psicoterapeutas como Alfred Adler, quien afirmaba: “El
egoísmo del neurótico, su envidia, avaricia y tendencia a despreciar
personas o cosas tiene su base en un sentimiento de inseguridad”.
Donde
dice “neurótico” podría mencionar al “poderópata”. También decía que el
sentimiento infantil de inferioridad excita el afán de poder. Y en
aquellos momentos no conocía a Aznar, Berlusconi o Bush… Creen que Adler
está superado, pero no se lo ha leído nadie. Ocurre lo mismo que con
Marx.
-JP: Nietzsche sostiene que hay relaciones
basadas en la represión, vinculadas directamente con el resentimiento;
que a su vez está relacionado con el miedo al otro; o con mi voluntad de
poder y dominio respecto al otro. Sin embargo, Nietzsche consideraba
que lo importante es aprender a jugar, a no tener miedo a equivocarse y
mezclarse con los demás.
En definitiva, a que uno sea capaz de
afirmarse. Se trata del “amor al destino”, que es algo magnífico frente a
la resignación. Y, por otro lado, de ser capaz de afirmar la diversidad
y la vida en toda su potencia, sin que ello se mida en términos de
éxito o fracaso (un conflicto de jerarquías que distribuyen quienes se
hallan en disposición de poder). Antes Javier hablaba del poder
religioso.
Y podríamos además hacerlo de la relación con la confesión y
el confesor, de cómo esta se seculariza en el psicoanálisis; de cómo se
ejerce el poder sobre un paciente sometido a un trauma emocional o
moral.
-¿Qué importancia tiene el miedo para la manipulación
de las masas? El ensayo cita el ejemplo de una película de Michael
Moore, “Bowling for Columbine”, que en principio aborda la cultura de
las armas en Estados Unidos, pero que finalmente remite al miedo como
emoción primaria.
-JF: El miedo es la energía
esencial para el desarrollo de la “poderopatía”. El miedo que te infunde
la sociedad, a no ser nadie, a la muerte, a que te castren. Además el
miedo paraliza. Pero asimismo es un instinto de conservación con una
función específica, por lo que sentirlo en determinadas circunstancias
es normal. La patología reside en un miedo exagerado y abusivo. Lo
contrario es sentirse seguro… Con alguna forma de poder, sea económico,
político, eclesiástico o intelectual.
-JP: Estoy de
acuerdo. Me remito a Hobbes, el primer autor moderno que empieza a
pensar la Política, el Estado y el Contrato Social. Afirmaba que el
fundamento de la sociedad civil es el miedo. Más aún, el estado
absolutista se justifica únicamente por el miedo.
Pero la pregunta es:
¿Hay otros presupuestos teóricos para construir relaciones sociales que
no sean ese miedo que nos conduce indefectiblemente al poder absoluto
ejercido de manera despótica? A lo mejor sí, ésta es la fórmula que hay
que explorar.
-Por último, una de las metáforas empleadas
para señalar al capitalismo neoliberal es la de un cáncer: “Ambos sólo
quieren reproducirse y multiplicarse, y terminarán devorando sus propias
entrañas con nosotros dentro de ellas”. En la portada del ensayo figura
una imagen de Saturno devorando a sus hijos… Pero hay quien ha querido
ver un capitalismo regulado, con intervención estatal y de “rostro
humano”.
-JF: Creo que del capitalismo se habla
con un poco de ligereza. Desde la época en la que lo estudiábamos –con
Hegel, Marx, Engels y otros- el capitalismo ha evolucionado, pero no ha
ocurrido esto mismo con la izquierda. Hemos pasado del capitalismo
paternalista a un neoliberalismo salvaje, que es el perfecto “caldo de
cultivo” para la “poderopatía”.
Wilheim Reich trabajó con la idea de
“peste emocional”, con la que podemos designar a determinadas ideas que,
al igual que las epidemias con los virus y las bacterias, se contagian.
El ejemplo más evidente es el del nazismo. Hoy el capitalismo se ha
convertido en un sistema totalmente anónimo, en el que la única norma
son los beneficios. Hasta el punto de que están devorando a los
consumidores que ellos producen para hacer sus negocios. Y si no circula
el dinero, llega el colapso. Además, el neoliberalismo reduce el Estado
a la mínima expresión, con lo que las mafias económicas asumen la forma
de plutocracias.
-JP: El neoliberalismo no deja de
ser una versión muy concreta del capitalismo, que se desarrolla en el
momento en que la socialdemocracia está en crisis. Hoy nos encontramos
ante la “alternativa” de una sociedad gobernada por el miedo y el
horror. Resulta fascinante, si se analiza desde el punto de vista del
enemigo, la capacidad de hacer coincidir conceptos antagónicos.
Me
refiero a cómo se ha conseguido, en un mundo globalizado, provocar el
miedo al extranjero (por ejemplo, con la idea de que pueda ser un
terrorista peligroso). Esto es algo propio de las sociedades cerradas.
Pero esto ocurre al tiempo que se ha instalado una subjetivación basada
en la precariedad absoluta.
Es decir, el miedo convive con la
incertidumbre total, lo que implica quedarse con todo lo malo y nada de
lo bueno –cooperación, protección, comunidad- de las sociedades
cerradas. La “alternativa” es “socialismo o barbarie”.
Se caracteriza por el narcisismo, la corrupción, el abuso de poder,
la ocultación de la verdad, la manipulación comunicativa o la
conspiración a favor de otros poderosos. En el libro “Poderópatas” el
activista de 72 años Javier de Federico describe con estos síntomas a
los personajes movidos por una ambición de poder sin límites.
Entre
ellos “juegan a ver quién es el rey de la montaña”, afirma este miembro
de los Yayoflautas y Podemos en Valencia. El ensayo de 112 páginas, cuya
segunda edición ha visto la luz en 2017, tiene una larga historia. El
activista buscaba un trabajo con el que cotizar lo requerido para
alcanzar “el mínimo de la pensión”. Lo encontró de conserje nocturno, y
en ese momento el libro empezó a adquirir forma.
El secretario general
de Podemos en Valencia y filósofo, Jaime Paulino, ha presentado el texto
en “La Morada”, sede del partido en Valencia. En su tesis doctoral
Paulino también investiga el poder, desde la perspectiva de filósofos
como Foucault, Antonio Negri o Roberto Esposito. Javier de Federico
reivindica la Psicología como “patrimonio de la humanidad”. Parte de
esta disciplina para explicar los mecanismos con los que se despliega el
poder." (Enric Llopis , Rebelión, 21/04/17)
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