13/11/17

«El populismo no será algo pasajero porque las causas sociales están ahí»

"Algunos de los mayores expertos españoles en el fenómeno del populismo coincidieron ayer en que mientras existan las causas del descontento social –la mayoría de ellas provocadas por las duras consecuencias de la crisis económica–, los populismos continuarán. «No son un fenómeno pasajero», advirtieron.  (...)

En la mesa redonda, José Luis Villacañas, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense, remarcó que el populismo, al igual que sucede con la fiebre en el cuerpo humano, revela algo «latente» que estaba en la sociedad. Por eso, subrayó la importancia de mirar lo que estaba «escondido», es decir, las causas.

 «Es fundamental no demonizar los populismos, sino prestarles atención, porque en el fondo revelan la verdad más profunda de nuestra sociedad», dijo. E insistió en que suponen una «válvula de escape» para muchas dimensiones que estaban ahí, y que los partidos no habían visto. «Podemos sentirnos suficientemente satisfechos de que el intensísimo grado de malestar y angustia siga canalizándose a través de movimientos políticos».

Villacañas comentó la etiqueta de que el populismo hace promesas que no puede cumplir, pero puso de relieve que «la democracia se basa en una promesa incumplida, que es la promesa de que todo individuo está en condiciones de deber su felicidad a sí mismo en ciertas condiciones de igualdad». «Nuestra democracia está incumpliendo sus promesas», alertó. 

Por eso, llamó a no «despreciar» a la inmensa cantidad de ciudadanos que «se toma en serio cumplirlas cambiando a sus representantes».

A su juicio, Podemos ha sido atacado de forma «sobredimensionada» por la clase política y dio el porqué: «Hace mucho que esta clase política no conocía la lucha política de verdad» porque estaba «extraordinariamente adaptada» y desprendida de sus «arsenales morales». En su opinión, la irrupción de Podemos ha generado «nerviosismo» en los viejos partidos porque llevan 30 años acomodados en ese papel. De ahí que su conclusión sea que Podemos revela ante todo «el estado de la estructura de la representación política del país».

José Luis Pardo, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, señaló que el populismo es el «síntoma» de un problema que aprovecha principalmente la «construcción de un enemigo» para abrirse paso. «Ha calado la idea de que el populismo es algo malo, pero ha calado también la idea de que es para defenderte de algo que es peor», dijo. Unos males que podrían ser la corrupción o la desigualdad.

Pardo explicó que no por perder el trabajo una persona «pasa a votar a Le Pen», sino que es después cuando lo hace, cuando se le señala un responsable de todas las frustraciones y descontentos sociales. Y vota bajo la promesa de que combatir al responsable señalado supondrá la solución a sus problemas.

 En cuanto al freno al populismo, Pardo avisó de que no se le neutraliza señalándolo, sino que «hay que comprender que está presente y que hay mucho antisistema en el corazón del sistema».
Por su parte, Gaspar Ariño, catedrático de Derecho, fue más escéptico que Méndez de Vigo sobre el final de los populismos con la recuperación económica. «Mientras existan las causas de este descontento social, los populismos continuarán. No son un fenómenos pasajero como dice el ministro, sino preocupante, porque las causas siguen ahí», afirmó.   (...)

El verdadero impacto de una crisis económica no se mide durante su transcurso, sino al término, cuando su virulencia amaina y emergen las consecuencias que ha provocado. El malestar social y el auge de los populismos se cuentan entre los efectos de la última crisis; ambos factores se retroalimentan y están detrás del nacimiento de un nuevo régimen de política económica y social que podría marcar las próximas décadas en Europa.

Ésta es una de las conclusiones que expuso el presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, en el V Foro Pensar en España: Populismos, organizado ayer por EL MUNDO y Expansión  (...)

Costas no cree que la crisis haya constituido en sí misma un caldo de cultivo para los populismos, sino que éstos vienen de atrás, de la mala distribución de la riqueza en las sociedades occidentales.
El malestar social generado por esa desigualdad «está secando el pegamento que las mantiene unidas» y está provocando un «viraje del ciclo político económico largo» que configurará el escenario de las próximas décadas, de la misma manera que ocurrió tras la II Guerra Mundial o en la década de los 70.

 «Es necesario recomponer los regímenes de políticas económicas, lo cual implica reconstruir el pegamento de las sociedades liberales mediante la introducción de mayor competencia. El reto de la izquierda y del populismo en este sentido es comprender que esa competencia no es mala», añadió Costas.  (...)

En este contexto, ¿es la UE el problema o la solución frente a los populismos? Ni una cosa ni la otra, o las dos a la vez. Bien por falta de voluntad, bien por falta de instrumentos, la Unión no siempre ha sabido responder a los desafíos que le planteaban los cambios. «Lo extraño no es que surjan populismos, sino que sean pacíficos y que estén dispuestos a aceptar las reglas», apuntó el economista César Molinas, consejero de Cross Road Biotech.

 Ante la falta de respuesta europea, Antón Costas considera «comprensible» que los ciudadanos busquen la protección de los estados, por eso contempla un futuro «difícil» para la UE si no es capaz de «establecer algún tipo de mecanismo de contrato social»."                 (El Mundo, 08/05/17)

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