3/7/20

El ahorro generado durante el confinamiento demuestra que nuestro consumismo es inducido

"(...) Nuestras sociedades avanzadas, a partir de la segunda guerra mundial, han vivido en un mundo florido, soleado, plagado de imágenes bucólicas, mundo en el que la tragedia era una excepción, casi una enfermedad. 

La muerte, en este mundo ideal, era extemporánea, noticiable, imprevista y cuando ocurría, de inmediato era eliminada por nuestras mentes ocupadas en nuestro próximo proyecto vital. Ahora, la muerte nos es más cercana, amiga o enemiga, pero real y debemos contar con ella.
 
Otro efecto que hemos experimentado es el hecho de que hemos sobrevivido económicamente. El gran gasto que hemos soportado, quizás el único, es la alimentación. Nuestros publicistas no nos han inducido hacia el consumo porque era inútil desperdiciar un dinero y un esfuerzo en provocar este dispendio cuando era imposible alcanzarlo.

 Las cifras macroeconómicas nos indican que las masas de dinero inmovilizadas han sido enormes. Este hecho nos demuestra que nuestro consumismo es inducido, artificial, generado por un sistema económico basado en el crecimiento permanente y un aumento de la oferta y de la masa monetaria imparables. Quizás debamos pensar en regresar, en parte, al autoconsumo y a la autoproducción.

También nos ha demostrado que los pilares básicos en los que se amparaba nuestro ahorro y nuestra seguridad, no son tan firmes como nos decían. Me refiero al ahorro inmobiliario y al financiero. (...)

Quizás, a partir de ahora deberemos ser más conservadores con nuestro ahorro y tenerlo en casa o en el banco, pero a nuestro alcance y a un interés reducido. Siempre habrán financieros mágicos que crearán nuevos productos y métodos que producirán un gran atractivo a las gentes que carecen del suficiente conocimiento y dada nuestra experiencia, deberá huirse de esta ilusoria tentación.

Quizás el ahorro, la la vista de la carencia de oportunidades, se utilice para, unido a muchos otros, intentar iniciativas novedosas y con riesgo pero capaces de promover el avance de nuestro mundo. Regresar al pensamiento industrial catalán que miraba el largo plazo cuando pensaba en la generación de una industria. Ahora existen nuevos sectores, atractivos, para destinar esfuerzo y dinero, el ecológico- agricultura, alimentación, residuos, nuevos materiales, con una industria incipiente que debe desarrollarse mucho más, el tecnológico, el energético basado en nuevas fuentes ya que pronto las tradicionales quedarán obsoletas y otros muchos que nos abren nuevos horizontes.

Esta situación nos advierte que vivíamos en un mundo añejo y debemos, con ilusión, imaginación y esfuerzo, entrar en otro mundo diferente, más de acuerdo con el futuro que con el pasado."               (Juan Carlos Giménez Salinas, El Economista.es, 01/07/20)

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