"Usted rechaza la Ley Trans, registrada por Podemos, que defiende
que el sexo biológico no existe y es la decisión de la persona la que
determina ser hombre o mujer. “Autodeterminación de género”, lo llaman.
Nos tenemos que retrotraer a treinta años atrás, que
es cuando empieza la historieta del género. La universidades americanas
fueron las que acogieron esa terminología, que es posmoderna. Ahora
estamos en el esplendor de la ideología posmoderna, que nace para acabar
con el marxismo.
El género es una construcción social que discrimina a
la mujer, aunque esto daría para mucho… Nace para borrar la hegemonía
del patriarcado, en teoría, pero el patriarcado ya está
consolidado. Luego aparece la teoría queer con la ilustre
ideóloga feminista Judith Butler, que dice que la realidad no existe.
Sólo existen los sentimientos, deseos, emociones, impulsos.
Sobre esto se ha escrito mucho, sobre la política de
las emociones. No se fijan en la estructura económica del mundo ni en
las relaciones de clases. Ahora todos nos dejamos llevar por las
emociones, todo es subjetivo. Supongamos que un día yo descubro que
quiero ser hombre, eso no me convierte en hombre.
¿El género es un concepto ideológico o determina realmente la identidad sexual de la persona?
El género no existe, es un constructo lingüístico
que sirve para clasificar cosas. El género lírico, por ejemplo. Cuando
se le da esta interpretación, se borran las categorías: patriarcado,
mujer, hombre y padre. Son categorías antropológicas tan antiguas como
la humanidad.
Precisamente, esta ley también propone
abolir las categorías legales de mujer y hombre, padre y madre, para
hablar de “progenitores gestantes” y “progenitores no gestantes”.
Sí, y defienden además el “género fluido”. Ellas
defienden que te asignan el sexo cuando naces. He preguntado muchas
veces quién lo asigna: ¿El Registro Civil? ¿El médico? ¿El cura? El sexo
se forma en el mismo momento de la concepción, de la inseminación, pero
ellas defienden que unos personajes siniestros que rigen la sociedad
actual son quienes asignan los sexos.
Un buen día, el niño puede decidir que es una niña.
A partir de ese momento, según ellas, la sociedad debe aceptarlo. No
hace falta que pase por ningún diagnóstico médico o psicológico. La
familia puede estar en contra, pero la Ley propone que los padres no
puedan decidir. Al niño se le asignará un defensor judicial. Irá a un
juzgado donde, si la ley lo estipula, habrá de obedecer los deseos del
niño.
Más allá de las cuestiones externas de la ropa y
del nombre, al niño se le pueden dar bloqueadores de hormonas. Lo
aconsejan, incluso, porque una transformación de este tipo en la edad
adulta es más complicada. Por eso plantean que lo mejor es que a los
nueve años se les trate con bloqueadores de hormonas.
Eso entraña riesgos…
Un bombardeo de hormonas no deja que crezcan los
huesos, se descalcifican, no se constituyen los rasgos físicos del varón
o de la mujer…
La Ley Trans dice que tenemos que
autodeterminarnos, pero además podemos cambiar de sexo en cualquier
momento de la vida porque todo es fluido. ¿Con esto qué has hecho? Has
abolido las categorías de mujer y hombre, en la que se dividen todas las
especies mamíferas para que sea posible la reproducción.
¿Qué consecuencias tendría para el feminismo negar que el sexo viene determinado por la biología?
Si desaparece la categoría de mujer, ¿para qué
sirve el feminismo? El patriarcado ha discriminado a la mujer en función
de su capacidad reproductora, pero ahora resulta que también hay
hombres gestantes o progenitores gestantes.
En la práctica, se meten en asambleas feministas y
reclaman su derecho a participar en las decisiones igual que las
activistas y empiezan a derivar la estrategia y el trabajo que hacemos
hacia temas que no tienen interés para la mujer y son perjudiciales para
la sociedad. Es una distopía, un disparate.
En este sentido, el feminismo radical se ha dado cuenta de que la teoría queer se
ha convertido en un pretexto para que los hombres consigan nuevos
privilegios. Por ejemplo, ya hay hombres transexuales que participan en
deportes de mujeres.
Las deportistas se han enterado del peligro que
esto supone. Hay hombres que aseguran que son mujeres pero tienen una
estructura corporal mucho más fuerte, una masa muscular más grande. Así
ganan competiciones que antes no ganaban.
También nos están llevando a situaciones en las que
un detestable personaje que ha asesinado a una mujer se defiende
diciendo que es una mujer. Así no entra a ser juzgado por violencia de
género.
Me acusan de recoger anécdotas, pero no. No son
anécdotas, son representaciones de un fenómeno preocupante. El fenómeno
significa que las luchas, ya no solo de las mujeres, sino las luchas
sociales, pierden su importancia porque no hay clases. Entonces, cada
individuo por sí mismo es libre -aunque manipulan y pervierten el
término de libertad- para dedicarse a la prostitución, por ejemplo. (...)
El colectivo trans defiende la práctica de la prostitución. Otro punto de fricción con el feminismo radical.
No conciben la prostitución como una esclavitud
indigna, sino como algo divertido o que sirve para ganar dinero. No
tenemos, entonces, que perseguirla y abolirla, porque entonces estás
persiguiendo la libertad individual.
Estos personajes, aunque se llamen progenitores
gestantes, no pueden tener hijos así que los fabrican en las barrigas de
otras mujeres. Mujeres pobres, claro. Eso es un horror. Gestar un hijo
que te van a quitar como si fueses una máquina de zapatos. Así se
convierte la maternidad en un gran negocio.
Hay agencias que contratan a desgraciadas en
Filipinas o en Ucrania para satisfacer las fantasías de estos
personajes. Hay ferias de vientres de alquiler todos los años en Madrid
donde se alquilan barrigas de muchachas. Nos hemos convertido en
mercancías al servicio del beneficio que busca el capital.
Todo es una distopía, un mundo monstruoso, pero que
beneficia al capital y al patriarcado. Ahora mismo estamos en una
polémica muy agria en el seno del movimiento feminista.
Pese a las grandes incompatibilidades del feminismo y la teoría queer, ésta ha permeado en ciertos sectores del feminismo vinculados a la izquierda. ¿Cómo se explica?
Se ha introducido con mucha inteligencia y
precisión en el seno de la sociedad. Ha convencido a ciertos sectores,
élites universitarias. (...)
Usted ha sido duramente criticada por defender el argumentario del PSOE, que reivindica a la mujer como sujeto político del feminismo, desmarcándose del activismo queer. Ese documento ha sido rechazado por el colectivo transexual, que lo considera “transfóbico”.
Hasta a las socialistas les acusan de tránsfobas.
Los insultos son gratis, puedes decir lo que quieras. A mí me han
llamado fascista. Esa es su estrategia, no es casual ni inocente. De
esta estrategia se benefician varios sectores: las clínicas de
operaciones de cambio de sexo, los vendedores de anabolizantes, los
psicólogos y psiquiatras. Además, se debilita el feminismo.
Nosotras estamos en la vanguardia de los cambios
estructurales y sociales. Para eso llevamos luchando más de 200 años. Ya
no hablan de mujeres, parece que somos entes, ectoplasmas. ¿Cuáles van a
ser los temas fundamentales del feminismo? Para mí, que nos matan.
Todas las semanas en España hay dos mujeres asesinadas por hombres. Nos
violan.
Usted misma, que ha sido referente en la
lucha por la igualdad, ha sido tachada de “tránsfoba” por el colectivo
trans por defender ese documento. A nivel personal, ¿le afectan los
ataques?
Después de tanto tiempo, yo soy un cocodrilo. Me pueden llamar lo que quieran. Queridos camaradas, sois tan tiernos… [ríe]
Lo que sí me preocupa profundamente es que esto
pueda tener una influencia social y destroce la labor, el sacrificio de
tantísimas personas, mujeres y hombres, que durante dos o tres siglos
han luchado por cambiar este mundo.
Si realmente las nuevas generaciones caen bajo el
influjo de las ideologías posmodernas y se creen estos disparates, van a
perder y sólo saldrá ganando el capital y el patriarcado. Nuestras
herederas tendrán que reconstruir el camino que hemos trazado las
anteriores.
En los últimos años estamos viendo cómo los
movimientos feministas y LGTB son patrimonializados por la izquierda.
Ahora, incluso se rebelan contra parte de ésta. ¿Se están convirtiendo
en movimientos cada vez más excluyentes?
Bueno, es que el movimiento gay fue pervirtiéndose
tras un inicio de petición de igualdad y justicia legítimo. Se fue
pervirtiendo. Shangay Lily, en Memorias del gaycapitalismo,
describe cómo aquellos movimientos heroicos de lucha por conseguir
respeto y justicia se habían convertido en un negocio: los hoteles para
gays, el Día del Orgullo Gay… Todo un negocio.
Una opción sexual no es una opción política. En la
derecha había y hay muchos homosexuales. La homosexualidad es una opción
sexual. Ahora, eso no supone una visión política, de cambio social y
lucha contra la opresión económica. Un montón de señores homosexuales
están instalados en las élites económicas, en los grandes bancos. Y así
es desde el Imperio romano.
¿Ser homosexual es ser de izquierdas? No. Tú puedes
ser, incluso, partidario de la pena de muerte y ser homosexual, o votar
a Trump y ser homosexual. Esto ha confundido a la izquierda. Una cosa
es defender los derechos humanos de la gente que tiene esa opción sexual
y otra es que te confundan para llegar a los trans.
Los trans están haciendo campaña por la pedofilia
desde hace tiempo. Las organizaciones homosexuales vinieron al Partido
Feminista a dar su discurso y vinieron a defender la sexualidad infantil
con una perversa deformación de la teoría freudiana.
¿Cómo?
Defendían que había que permitirles las relaciones
sexuales con adultos… ¿Eso es de izquierdas? ¿Es de izquierdas hormonar a
los niños con todos los peligros físicos y mentales que supone porque
se les ha ocurrido a los seis años decir que quieren tener otro sexo? Es
inaceptable desde el punto de vista ideológico y social. Y lo que es
aún más inaceptable es que se convierta en una ley. Esto es una de las
grandes regresiones que nos ha traído Podemos. (...)" (Entrevista a Lidia Falcón, Sociología Crítica, 30/06/20. Publicada en “El español” junio 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario