2/11/20

«Cuando canto a las plantas de mi huerto, intuyo su emoción»... Procuro escucharlas. Ellas no miran a los humanos con desprecio. No juzgan. Sufren cuando las personas se pelean y disfrutan de la alegría, las sonrisas, de la delicadeza...

 "El músico Pedro Burruezo ha realizado con Àlex Trincado «El lenguaje secreto de las plantas», un corto de 30 minutos en los que no hay diálogos, sólo hablan las plantas con intertítulos. El film ha sido seleccionado por el Festival Internacional de Cine de Medio Ambiente de Barcelona Suncine

Stevie Wonder ya nos advirtió que las plantas tenían una vida secreta. ¿Ahora resulta que tienen también un lenguaje?

Sí. Se comunican mediante las raíces y unas sustancias que emiten. El mundo de los vegetales es fascinante. A El lenguaje secreto de las plantas, éstas están humanizadas. No hay diálogos. Sólo música. Pero en los intertítulos las plantas hablan de cómo el ser humano vive de espaldas a la esencia de la vida y de la armonía consigo mismo y con el cosmos.

¿Es más charlatán un ficus o una ortiga?

Esto no lo sé. No soy un especialista. Lo que es cierto es que es posible la comunicación entre los humanos y todo lo que nos rodea. Las plantas hablan. Los pájaros. Los insectos. Los ríos, las montañas, el mar ... Todo nos está diciendo algo. Pero los humanos hemos perdido la capacidad de escuchar y de comprender. Y de esta sordera viene el hecho de que nos encontramos a un pelo de un colapso absoluto en el ámbito ecológico, económico, social ... Hay que cambiar drásticamente, urgentemente, el modelo productivo, económico y político de nuestro mundo. Las consecuencias, si no lo hacemos, serán brutales.

¿Las margaritas sólo dicen sí o no?

 Dicen muchas cosas. Una de las cosas más bellas de vivir en contacto con la naturaleza es que ves que una de las peores enfermedades que padece el humano es el cuento del sentimentalismo. Darwin se equivocó al decir que en la naturaleza impera la competencia. No es verdad. Impera la cooperación. Y esta cooperación no tiene nada que ver con el sentimentalismo. Sino con el amor. Un amor que preside todo el universo. Las margaritas, como todas las flores, son una manifestación de este amor. Es urgente dejar de ver la naturaleza y la vida con ojos materialistas. Hay un retorno a una visión poética, espiritual, del mundo.

¿Habla con las plantas?

Procuro escucharlas. Ellas no miran a los humanos con desprecio. No juzgan. Pero nuestras acciones conllevan que la Sexta Extinción ya está en marcha. No solo acabamos con los insectos, los pájaros, los mamíferos ... También con los vegetales. Y con nosotros mismos. El ritmo de extinción es increíble. Yo procuro escuchar el mundo natural. Ver con los ojos de un niño. Vivir con el corazón y no con el bolsillo. Olvidarlo todo para entender todo.

¿Qué es lo más interesante que le ha dicho una planta?

Las plantas agradecen el cariño, la música bonita, los mantras y las oraciones ... Son extremadamente sensibles. Sufren cuando las personas se pelean y disfrutan de la alegría, las sonrisas, de la delicadeza ... Intuyo la emoción de las plantas de mi huerto cuando, mientras trabajo, canto. A veces, llevo mi Mondol de Argelia en el huerto y canto y toco por ellas. El sabor de sus frutos es extraordinario. No hay duda de que me devuelven lo que reciben.

¿Por qué le interesan los vegetales?

Me interesa la vida, en general. Si nos comportamos de una manera materialista con los animales, imagine con los vegetales, que tienen un lenguaje más invisible. Hay que destronar a nuestros políticos e instaurar un sistema dirigido por sabios y sabias que entiendan que el materialismo ha sido una de las peores pandemias de la humanidad, mucho peor que la de la Covid-19.

¿Tiene remordimientos en comer lechuga?

Ninguno. Dígame loco, pero cuando cojo una lechuga del huerto procuro sacralizar este momento. También cuando planto, cuando siembro ... sacralizar la vida, ritualizar cada momento es importante, y la comida es muy trascendente. Vivir en un mundo sin misterio, como dice una tomatera en la película, no tiene sentido. Es necesario volver a la belleza. La belleza es una forma de revolución.

¿Los cipreses creen en Dios?

Todo en el universo vive plegado y sometido a la voluntad del Amor. Todo ... excepto el ser humano moderno. Y así nos va. El humano es el único que puede vivir con armonía con el cosmos de forma voluntaria. Pero, especialmente en las últimas décadas, ha desperdiciado esta ocasión. Sin embargo, en el planeta, resurge un movimiento que busca una relación con la Naturaleza, con la vida, consigo mismos, totalmente diferente."            
     (Entrevista al músico Àlex trincado, Albert Soler, Diari de Girona, 29/10/20)

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