13/1/21

Los grandes clubes de fútbol se han convertido en proveedores, 24 horas 7 días a la semana, de contenidos de entretenimiento para públicos dispersos internacionalmente... ¿por qué tanto interés de los fondos de inversión y la banca de inversiones (JP Morgan, Merril Lynch o Goldman Sachs) por participar de la industria del fútbol? Por la hiperemoción que despierta el fútbol en el consumidor

 "(...) Una multinacional del entretenimiento

Un libro lo resume de maravilla, La pelota no entra por azar (2009), de su vicepresidente y director general, Ferran Soriano, ahora pilotando el City. 

De aquel período nos queda la transformación del club en una multinacional del entretenimiento –como ya apunté en mi tesis doctoral–, el inicio del proceso de internacionalización de la marca Barça –sobre todo, gracias al acuerdo con Unicef (2006)– y el crecimiento exponencial de sus ingresos hasta que la pandemia del coronavirus ha roto las dinámicas del mercado. 

Dicho de otra manera, y no siendo exclusivamente mérito de un solo hombre, se dibuja una clara línea divisoria entre el Barça pre-Laporta y el Barça de después.

De hecho, el candidato que gane estas elecciones podrá ser más o menos cómplice del fútbol posicional, tendrá en mente unos u otros futuros patrocinadores, establecerá una determinada relación con las peñas, tendrá un plan u otro para reformar el Camp Nou o revisará la función social de la Fundación del club; pero ninguno de ellos podrá evitar gestionar el día a día del club como si estuviera al mando de otra empresa del sector del ocio o del entretenimiento, sea Disney, Mediapro o una franquicia de la NBA. Los grandes clubes de fútbol se han convertido en proveedores, 24 horas 7 días a la semana, de contenidos de entretenimiento para públicos dispersos internacionalmente.

El papel del gran capital

En lo expuesto anteriormente radica la creciente importancia de este negocio. Si no, ¿por qué tanto interés de los fondos de inversión y la banca de inversiones (JP Morgan, Merril Lynch o Goldman Sachs) por participar de la industria del fútbol?

¿Por qué la futura Superliga europea de clubes, que prevé multiplicar por diez los ingresos del ganador en comparación con el de la Champions League, ahora está impulsada por JP Morgan?

¿Por qué Goldman Sachs ha financiado a 45 estadios deportivos a nivel internacional?

¿Por qué Amazon, actualmente la marca más valorada del mundo según el Brand Finance Global 500 con 220.000 millones de dólares, se ha lanzado a la compra de derechos audiovisuales deportivos para vestir su servicio Prime Video, ha abierto canales temáticos con los clubes (por ejemplo, con la Juventus de Turín) o es socio para el desarrollo de las plataformas de e-commerce de estos?

En este gran mercado de productores y distribuidores de contenidos de entretenimiento, los clubes de fútbol no son precisamente las marcas más valoradas.

Ya hemos apuntado el valor de Amazon, pero a 60.000 millones de valoración queda Google y a 80.000 millones Apple. El equipo deportivo más valorado del mundo son los Dallas Cowboys de la NFL, con solo 5.500 millones de dólares, mientras que el Real Madrid se sitúa con una valoración de 4.240 millones y el Barcelona de 4.020 millones, según Forbes. Así pues, queda mucho recorrido por delante y el mercado está lleno de gigantes dispuestos a hacerse con un contenido driver de primera magnitud: el fútbol y la hiperemoción que despierta en el consumidor.

Pero, aunque la evolución del fútbol sigue una “lógica capitalista”, como siempre nos recuerda el profesor y exdirector de Comunicación del FC Barcelona Jordi Badia (2003-2008), las elecciones a la presidencia del FC Barcelona se viven con especial tensión en Cataluña.

Desde el punto de vista de la sociedad civil del Principado, y atendiendo a su masa social, el Barça es la entidad deportiva más importante de Cataluña (141.846 socios), solo superada en el sector cultural por Òmnium Cultural (182.633 socios).

Pero, por su impacto global y proyección, el Barça se podría considerar el principal activo paradiplomático de Cataluña, siendo además una organización que se resiste a convertirse en sociedad anónima aunque la lógica del mercado y su elevado endeudamiento –nueve veces el patrimonio neto– casi le obligarían.(...)"                          

 (, Associate professor, Universitat de Vic, The Conversation, 10/01/21)

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