28/2/08

El sentimiento oceánico de la materia

“P.- Me sorprendió mucho la parte de su libro en la que habla del sentimiento oceánico. ¡Narra usted una experiencia trascendente que tuvo en un bosque! ¿Cómo se llega a ese estado? Desde que se publicó el libro he recibido muchísimas cartas y he hablado del tema con mucha gente. Hay dos categorías de personas: unas que me han dicho que se han alegrado mucho porque había descrito con palabras unas experiencias que ellos también habían vivido, pero no sabían cómo expresar, y otras que me han dicho que nunca han experimentado nada parecido. Así que saqué la conclusión de que este sentimiento oceánico es una experiencia que no es única ni excepcional, pero que tampoco es universal, porque hay millones de personas que la han experimentado y millones que no.

P.- ¿Y qué es exactamente?

R.- La expresión “sentimiento oceánico”, como usted sabe, ya la utilizaba Freud, quien a su vez la tomó prestada de su amigo el escritor Romain Rolland, para describir experiencias místicas, esto es, lo que ahora los psicólogos definen como estados modificados de la conciencia. Este sentimiento oceánico se caracteriza por una sensación de misterio y de naturalidad indisociables, una sensación de plenitud, de unidad, de simplicidad, de eternidad, de serenidad. Pero esto no tiene lugar en el encuentro con un ente superior, no estoy hablando de la trascendencia. Es lo que yo denomino “mística de la inmanencia”, la sensación de ser uno con la naturaleza, uno con el todo. Romain Rolland lo denomi¬nó sentimiento oceánico porque somos uno con todo, como la ola o la gota de agua son uno con el océano.

P.- A las personas educadas en el materialismo les pone nerviosas oír hablar de espiritualidad, y más en estos términos, ¿no?

R.- Sí, sí que suele pasar. En mi caso, quizá he tenido la suerte de haber sido primero cristiano y luego ateo, y estoy más familiarizado. Algunos amigos míos son materialistas, por así decirlo, desde que nacieron, suelen ser hijos de comunistas. Y cuando veo a mis amigos ponerse nerviosos hablando de estas cosas, pienso que les falta algo: una dimensión poética. No hay que confundir religión con espiritualidad. Ése es un error que cometen a veces tanto los creyentes como los ateos: pensar que sólo si se profesa una religión se puede tener espiritualidad.” (André Compte-Sponville: “La economía de mercado no es suficiente para crear una civilización”. El País, ed. Galicia, El País Semanal, 24-02-08, p. 41)

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