“Lydia Cacho (México DF, 1963) ha radiografiado la violencia de género y también investigó en 2005 una red de pederastia con grandes empresarios y políticos encharcados. El reportaje acabó en libro: Los demonios del poder. Desde entonces, un infierno eterno de amenazas.
… dos veces un "si llego a vieja"...) un esfuerzo titánico por resistir. "Como de niña, me dan ganas de decir 'no juego más' y salir corriendo; pero es vital para mi comunidad seguir, debo procesar emocionalmente que estoy en un lugar del que no puedo salir. El tequila ayuda. ¿Vamos a por café?". Todo parece irreal, fugaz, en el comedor acristalado. ¿Bromeaba con la bebida? ¿Ya ha acabado de comer? Discurso y manos hipnotizan.
"Nadie puede quedarse con la idea de que los hombres son animales torpes dirigidos por sus penes por la excitación que les provocan las mujeres", había arrancado de buena mañana. ¿Sabemos del origen de esa violencia? "Claro: es la construcción de las ideas".
“…se rearma para hablar del secuestrador austriaco Fritzl: "Es la sofisticación de la violencia en los países civilizados: se provocaron procesos intelectuales y funcionales muy rápidos, pero quedaron en el fondo problemas ancestrales; es como lo del partido de pedófilos en Holanda, tan argumentado... Qué moderno, ¿no? La modernidad es un betún sobre un pastel de mierda". (…)
“¿Por qué siempre mujeres en las batallas más feas? "Me gustaría tener una frase bonita y cursi, pero la verdad es que salimos de las tinieblas y debemos ver y conocer mejor el horror", lanza mientras ladea la negra cabellera. (…)
Le irrita lo políticamente correcto: "Es una doble moralina que evita el debate". Y las cuotas femeninas: "¿Cómo las eligen, especialmente las derechas? Forzamos los procesos sociales; eso sólo sirve si va con medidas educativas". Y el establishment: "Tiene más utilidad mi centro de mujeres maltratadas en Cancún que hablar como hice en
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