7/4/09

"no poder trasmitir lo que quieres" antes de morir

"No soy tan ingenuo como para ignorar que No Hodgkin puede ganar la pelea. Favila, el hijo de Don Pelayo, se peleó con el osu cerca de Cangas y ganó el plantígrado. Espero que en este caso las cosas vayan de otra forma y el osu No Hodgkin salga derrotado en este lance. (...)

La enfermedad me ha hecho caer en la cuenta de lo injusto que es perder con la muerte conocimientos y capacidades y no poder transmitirlos a los que quieres. Si fuera posible, me gustaría cederle a Lorite [alusión a su esposa Ana Lorite] mi alemán para ahorrarle sus pugnas permanentes con el der, die, das y similares. A José quisiera pasarle lo que sé de periodismo. A lo mejor, todavía tengo tiempo a darle un taller particular y enseñarle algo de lo único que creo entender en la vida. A Libertad es difícil saber qué necesita. (...)

Me encuentro fuerte y tranquilo. Afronto la situación con lo que yo defino como "mentalidad periodística" y lo aplico al caso. Se trata de imbuirse de la posición del espectador no involucrado. Con esta mentalidad me aproximé siempre a los temas, ya fuesen Kosovo, Haití, la guerra en Nicaragua, El Salvador o Macedonia, los bombardeos en Belgrado, el terremoto de México o lo que fuera. Yo era un espectador y no me podía pasar nada. Por eso creo que nunca sentí miedo. (...)

Me siento espectador de mi propio mal y espero poder mantener esta posición hasta donde sea necesario. (...) Espero poder mantener este contacto con todos vosotros por mucho tiempo, con la venia de No Hodgkin, al que presiento ahí agazapado. Noto cómo me consume y corroe por dentro. (...)

Los últimos años del Papa, con su ancianidad y decrepitud, expuestas sin el menor pudor, me parecen admirables en estos tiempos de culto al cuerpo, a la juventud y a la belleza, cuando los mayores de 50 años no tienen ya la menor posibilidad de encontrar trabajo. Creo que se necesita mucho valor y entereza para exponer en público, como hizo Wojtyla, la propia decadencia y continuar en el ejercicio de su profesión hasta el final. Pienso en mi padre, enfermo también de Parkinson, que se encerró en casa durante más de 10 años y no quería que le viera nadie más allá de sus familiares más próximos. Yo creo que también reaccionaría así. No soportaría exponer en público mi degeneración." (El País, Domingo, 05/04/2009, p. 16)

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