15/6/11

No me imagino a nadie con ganas de sentarse ante la televisión a asistir a la muerte de un extraño. Lo que van a ver no es fácil pero es importante


Arthur Bernhard, de Dignitas, instruye a Craig Ewert, un enfermo terminal, y su mujer, antes de administrarle la dosis letal

"La BBC se convirtió ayer en blanco de todo tipo de críticas por su decisión de emitir un reportaje en el que el autor, sir Terry Pratchett, que sufre alzhéimer, reflexiona sobre la posibilidad de recurrir al suicidio asistido antes de perder el uso de razón.

La polémica se debe, sobre todo, a que en el documental Pratchett viaja hasta la clínica suiza Dignitas, cerca de Zúrich, donde asiste a la muerte voluntaria de Peter Smedley, un acaudalado hombre de negocios de 71 años que sufre una enfermedad neuronal degenerativa.

En el programa, realizado por Charlie Russell, Pratchett se entrevista con la viuda de un escritor belga que recurrió al suicidio asistido y con un joven de 42 años que también se plantea ir a Dignitas y que así lo hace, apenas un poco antes de Smedley.

También se ve la otra cara de la moneda: la de un taxista londinense condenado a la parálisis que ha preferido la opción de seguir vivo al cuidado de un hospicio a pesar del carácter degenerativo de su enfermedad.

Aunque se ven esas dos caras, los críticos del suicidio asistido atacaron ayer a la BBC por entender que el programa era sesgado. Estadísticamente hablando, seguramente tienen razón. Aparece más gente en defensa del suicidio asistido que de la vida a toda costa. Y apenas se debate uno de los aspectos que más subrayan quienes se oponen a ayudar a una persona a morir: el peligro de que muchas personas vulnerables se vean empujadas al suicidio asistido sin estar seguras de que eso es lo que realmente quieren.

Pero, ¿significa todo eso que la emisión de la BBC era sesgada y "mera propaganda fácil del suicidio asistido", como denunció ayer Alistair Thompson, portavoz de la organización Care Not Killing (Cuidar, No Matar)?

¿Era el programa "una glorificación del suicidio y desde luego del suicidio asistido", como asegura el reverendo Michael Nazir Ali, obispo anglicano? ¿La BBC ha explotado a un escritor con una enfermedad cerebral degenerativa para forzar un cambio en la ley que legalice el suicidio asistido?

Una vez visto el programa, las respuestas a esas preguntas se acercan mucho más al no que al sí. El documental no intentaba ser una exposición fría y equilibrada sobre los pros y contras de esa opción, hoy por hoy, ilegal en casi toda Europa, sino sobre las dudas que embargan a una persona que se plantea que quizás pronto tenga que tomar una decisión tan dramática como acabar con su vida.

Es difícil decir que glorificaba el suicidio: ver morir a Peter Smedley más bien ayuda a comprender la profundidad del dilema que se le plantea a una persona que sabe que más tarde o más temprano perderá la capacidad de moverse o la capacidad de razonar.

A unos, como al propio Terry Pratchett, les puede ayudar a decidirse por viajar a Dignitas, pero a otros les puede haber influido en sentido contrario.

Quizás el enfado de quienes se oponen a legalizar ese derecho en Reino Unido se deba a que lo que sí consigue reforzar el programa es la idea de que esa es una decisión personal que no debería depender de lo que opine una mayoría o una minoría de responsables políticos o el conjunto de la sociedad. El programa no glorificaba el suicidio, pero sí el derecho individual a decidir. (...)

"Estos reportajes solo sirven para alimentar el morbo, no para sacar un debate serio sobre la eutanasia o el suicidio asistido". Para hacer esto, si es que era la intención de los autores, "hay otras formas en las que se pueden exponer los puntos de vista a favor y en contra, con rigor y de una manera más aséptica" (...)

"La cultura del miedo es justo lo contrario de lo que quieren los enfermos en esta situación. Ellos, cuando les llega la información y tienen la certeza de la muerte, lo que quieren es la seguridad de que va a ser lo más rápida y confortable posible" (El País, 15/06/2011, p. 34/5)


"La cadena británica BBC rompió ayer uno de sus últimos tabúes al retransmitir un suicidio asistido. El documental Choosing to Die (Eligiendo Morir) muestra el fallecimiento de un hotelero multimillonario de 71 años que decidió quitarse la vida el pasado diciembre en la clínica suiza Dignitas. Peter Smedley padecía una enfermedad neuronal motora irreversible desde hacía dos años. (...)

El momento más intenso del documental es el de su muerte pero la cinta es también el recorrido intimista de su autor, Terry Pratchett, hacia su posible destino. Este es el primer documental del escritor de novela fantástica, que fue diagnosticado de alzhéimer en 2008.

Tras el rodaje, ha iniciado el procedimiento burocrático para terminar sus días, si es que así lo desea, en el mismo lugar y de la misma forma que el protagonista de su documental.

"Hace pocos años me olvidé de mecanografiar, ahora tengo un asistente. Pero cuando ya no me gusten mis libros, creo que será el final, aunque cambio de idea cada dos minutos", confiesa Pratchett. Sus dudas acompañan a las del espectador hasta el final del proceso.

"No me imagino a nadie con ganas de sentarse ante la televisión a asistir a la muerte de un extraño. Lo que van a ver no es fácil pero creo que es importante", asegura el autor en los primeros minutos de la cinta.

En Choosing to Die, Pratchett acompaña a Smedley y a su esposa Christine durante su viaje al hospital suizo. Allí, sentados en un sofá, cogidos de la mano y con una calma sobrecogedora Peter ingiere dos bebidas, una para preparar su estómago y otra compuesta por un cóctel de barbitúricos que le duerme y produce su muerte. La clínica Dignitas da alojamiento, asistencia al suicidio y repatría el cadáver por unos 11.300 euros.

La emisión ha levantado la polémica en Reino Unido donde organizaciones antieutanasia acusan a la BBC de promover una práctica que es ilegal en este país y de alentar a otros a que sigan los pasos de Smedley.

En Reino Unido el suicidio asistido puede suponer una pena de 14 años. El dolor por no poder morir "a la luz del sol" en su propio país es una de las cosas que más repiten los entrevistados y sus familias." (El País, 14/06/2011, p. 53)

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