15/6/11

"Las pretensiones de imposición pública de dogmas y control de comportamientos que pretenden las iglesias"

"Últimamente abundan en el pensamiento anglosajón los adalides de la crítica inmisericorde de las religiones. (...)

Grayling repite de modo sintético algunos razonamientos ya planteados en extenso por obras mayores, con algunas aportaciones personales. Por ejemplo, refuta la pretensión de las religiones de merecer un respeto especial en el debate teórico (la comparten, por cierto, con las formas de vida y las ideas políticas).

El respeto a aquellos rasgos no elegidos (edad, color de piel, minusvalías, etcétera) es exigible democráticamente como reconocimiento de la dignidad de cada cual. Pero en lo tocante a opciones personales, ideológicas o de comportamiento, hay que resignarse a la crítica y a las bromas, de mejor o peor gusto. Puede aconsejarse cortesía en ese campo, desde luego, pero no exigirse intangibilidad so pena de ser acusado de "fóbico" o "intolerante". (...)

En realidad, el discurso de Grayling argumenta polémicamente contra las pretensiones de imposición pública de dogmas y control de comportamientos que pretenden las iglesias. Pero la cuestión de fondo teórica -a qué responde la religión y qué problemas de comprensión existencial atiende o atendía- es algo mucho más complejo y creo que más apasionante.

Un buen tratamiento filosófico de la cuestión es el que ofrece Vicente Serrano en La herida de Spinoza, reciente ganador del Premio Anagrama de Ensayo. (...)

Las religiones brindaron en su día una autocomprensión de la vida y de los afectos de miedo y esperanza que nos constituyen; perdido ese marco de referencia, quizá haya sido el pensamiento de Spinoza el último intento de establecer límites extraeclesiales al impulso deseante de la modernidad.

Serrano explora las consecuencias posmodernas del abandono de las religiones: un tema más sugestivo que la refutación de las iglesias..." (FERNANDO SAVATER: Iglesia y religión. El País, 14/06/2011, p. 40)

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