17/4/12

Es perfectamente posible citar causas materiales para cambios sociales. Igual que la cantidad cada vez mayor de comida rápida está volviendo más gordos a los estadounidenses

"David Brooks no está contento con el giro que ha dado la conversación sobre la clase trabajadora blanca de Estados Unidos; está en su derecho, aunque creo que está deformando mi postura.

Pero sí quiero señalar una cosa respecto a  la naturaleza de la explicación social.

 Brooks escribe en una columna titulada The Materialist Fallacy [La falacia materialista]: "Me da igual cuántos empleos en fábricas se hayan destruido, sigue sin tener sentido abandonar el bachillerato".

Es verdad. Pero supongamos que aplicamos la misma lógica a otro problema, por ejemplo, a la obesidad:

Me da igual el poco trabajo manual que los estadounidenses hagan hoy en día, o que la comida rápida se haya vuelto tan fácil de conseguir, sigue sin tener sentido no mantenerse en el peso ideal mediante dietas y ejercicio.

Esto también es verdad, pero poca gente lo hace (yo no, aunque en unos minutos me voy a subir a la cinta de correr).

La cuestión es que es perfectamente posible citar causas materiales para cambios sociales -la cantidad cada vez mayor de comida rápida que está volviendo más gordos a los estadounidenses– aun cuando unos individuos perfectamente racionales y con perfecto dominio de sí mismos no responderían de la misma forma en que verdaderamente lo haría la gente de verdad.

Nadie -ni el sociólogo William Julius Wilson, ni el economista Larry Mishel, ni un servidor- niega que los efectos nocivos de la disminución de oportunidades serían mucho menores si la gente hiciera siempre lo más conveniente para sus intereses a largo plazo.

Pero la gente no suele hacerlo, que es la razón por la que la pérdida de oportunidades económicas puede ser destructiva desde un punto de vista social y también económico.
Esto no es materialismo puro y duro;  es decir que la gente es humana."   (El País, El blog de Paul Krugman, 19/03/2012)

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