"Desde 2007-2008, los grandes bancos centrales (BCE, Banco de Inglaterra,
Fed en los Estados Unidos, Banco de Suiza) dan prioridad absoluta a
intentar evitar el hundimiento del sistema bancario privado.
Contrariamente al discurso dominante, el riesgo principal que amenaza a
los bancos no es la suspensión de pagos de la deuda soberana [3]
por parte de los Estados.
Ninguna de las quiebras bancarias desde 2007
ha sido provocada por tal falta de pago. Ninguno de los rescates
bancarios organizados por los Estados fue necesario debido a una
suspensión de pago de parte de un Estado sobreendeudado. Lo que amenaza a
los bancos desde 2007 es la cantidad de deudas privadas que los bancos
han acumulado progresivamente a partir de las grandes desregulaciones
que comenzaron a finales de los años 70 y que concluyeron en el
transcurso de los años 90.
Los balances de los bancos privados están
cargados de activos [4]
dudosos: estos comprenden desde activos tóxicos que son verdaderas
bombas de relojería, a activos no líquidos (es decir que no pueden ser
vendidos o traspasados en los mercados financieros), pasando por los
activos cuyo valor está completamente sobrevalorado en los balances
bancarios.
Las ventas y las depreciaciones de activos que los bancos han
registrado hasta el momento en sus cuentas para reducir el peso de
estos activos tóxicos no bastan. Un número significativo de ellos
dependen de la financiación a corto plazo (proporcionada o garantizada
por los poderes públicos con el dinero de los contribuyentes) para
mantenerse a flote [5] y para hacer frente a las deudas en sí mismas a corto plazo.
Esto ha puesto al banco franco-belga Dexia, en realidad un hedge fund de grandes dimensiones, tres veces al borde de la quiebra en 4 años: octubre 2008, octubre 2011 [6] y octubre 2012 [7]
. En el transcurso del episodio más reciente, a inicios de noviembre
del 2012, los Estados francés y belga han aportado una ayuda de 5.500
millones de euros (de los cuales 53 % a cargo de Bélgica) para
recapitalizar Dexia SA, institución financiera moribunda, cuyos fondos
propios se han desvanecido.(...)
A pesar de ello, los dirigentes de Dexia, el viceprimer ministro belga
Didier Reynders y los medios de comunicación dominantes pretendían aún
hacernos creer que el problema de Dexia SA había sido provocado en gran
medida por la crisis de deuda soberana en el sur de la zona euro.
La
realidad era que la posición acreedora de Dexia SA con Grecia no
superaba los 2.000 millones de euros en octubre de 2011, es decir unas
200 veces menos que las deudas a pagar de forma inmediata en ese
momento. En octubre de 2012, la acción Dexia valía unos 0,18 euros, unas
100 veces menos que en septiembre del 2008. A pesar de ello, los
Estados francés y belga han decidido una vez más resucitar esta sociedad
quebrada haciendo aumentar de golpe la deuda pública de su país.
En
España, la casi quiebra de Bankia también ha sido causada por prácticas
financieras dudosas, y no por riesgo de impago por parte de un Estado.
Desde el 2008 el mismo escenario se ha repetido una treintena de veces
en Europa y Estados Unidos: cada vez más los poderes públicos se
han puesto (y continúan haciéndolo) al servicio de los bancos privados
financiando sus rescates con fondos públicos. (...)
La suma gigantesca de deudas privadas comenzó a derrumbarse con el
estallido de la burbuja especulativa en el sector inmobiliario de
Estados Unidos (seguido de situaciones parecidas en Irlanda, el Reino
Unido, España, (…). La burbuja inmobiliaria estalló en los Estados Unidos
cuando los precios de las viviendas construidas en cantidades exageradas
empezaron a caer al no encontrarse compradores para estas viviendas.
Las explicaciones simplistas o directamente falsas de la crisis que
estalló en los Estados Unidos en 2007, con un enorme efecto de contagio
hacia Europa occidental principalmente, han prevalecido en las
interpretaciones dadas por los medios de comunicación dominantes.
Regularmente en 2007 y durante buena parte de 2008, se explicó a la
opinión pública que la crisis se inició en los Estados Unidos porque los
pobres se habían endeudado demasiado para adquirir casas que después no
podrían pagar.
El comportamiento irracional de los pobres fue señalado
con el dedo como el origen de la crisis. A partir de fines de septiembre
del 2008, después de la quiebra de Lehman Brothers, el discurso
dominante cambió y comenzó a señalar a las ovejas negras que, en el seno
del mundo de las finanzas, habían pervertido el funcionamiento virtuoso
del capitalismo.
Pero, ni mucho menos las mentiras o las manipulaciones
dejaron de circular. Se pasó de los pobres, responsables de la crisis, a
las manzanas podridas presentes en la clase capitalista: Bernard
Madoff, que había montado una estafa de 50.000 millones de dólares o
Richard Fuld , e l jefe de Lehman Brother.
Los inicios
de la crisis se remontan al 2006, en el que el precio de las viviendas
se derrumbó en los Estados Unidos debido al exceso en la construcción,
que fue provocado a su vez por la burbuja especulativa que al inflar el
precio de los inmuebles había conducido al sector inmobiliario a
aumentar exageradamente su actividad en comparación con la demanda
solvente. Fue esta caída del precio de los bienes inmuebles la que
condujo al aumento del número de familias incapaces de pagar sus
mensualidades de créditos hipotecarios subprimes. (...)
De hecho en los Estados Unidos las familias tienen la posibilidad y
la costumbre de, cuando los precios de los bienes inmuebles están a la
alza, refinanciar su préstamo hipotecario al cabo de 2 o 3 años a fin de
obtener condiciones más favorables (esto sucedió aun cuando en el
sector de los préstamos subprimes la tasa de los 2 o 3 primeros
años era baja y fija, alrededor del 3%, antes de subir vertiginosamente y
de volverse variable al 3° o 4° año).
Visto que los precios de los
bienes inmuebles comenzaron a bajar desde 2006, las familias que habían
recurrido a los préstamos subprimes ya no estuvieron en medida de
refinanciar favorablemente su crédito hipotecario, los impagos
comenzaron a multiplicarse desde inicios de 2007, lo que provocó la
quiebra de 84 sociedades de crédito hipotecario en los Estados Unidos
entre enero y agosto de 2007.
Como ocurre a menudo, la crisis
se explicó de manera simplista con el estallido de una burbuja
especulativa, pero la causa real hay que buscarla a la vez en el sector
de la producción y en la especulación. Por supuesto, el hecho de que una
burbuja especulativa haya sido creada y terminara por estallar no hace
sino que multiplicar los efectos de la crisis que se inició en la
producción.
Todo el sistema de los préstamos subprimes y los
productos estructurados creados desde mediados de los años 90 se vino
abajo, lo que tuvo terribles repercusiones sobre la producción en
diferentes sectores de la economía real. Acto seguido, las políticas de
austeridad amplificaron el fenómeno desembocando en el periodo
recesivo-depresivo prolongado en el cual la economía de los países más
industrializados se encuentra estancada.
El impacto de la
crisis inmobiliaria en los Estados Unidos y de la crisis bancaria que la
remplazó tuvo un enorme efecto de contagio internacional ya que
numerosos bancos europeos habían invertido masivamente en los productos
estructurados y derivados estadounidenses.
Desde los años 90, el crecimiento en los Estados Unidos y en varias
economías europeas estuvo sostenido por una hipertrofia del sector
financiero privado y por un aumento incomparable de las deudas privadas:
deudas de las familias [9]
, deudas de las empresas financieras y no financieras. En cambio, las
deudas públicas tuvieron tendencia a bajar entre la segunda mitad de los
años 1990 y los años 2007-2008.
Hipertrofia pues del sector
financiero privado. El volumen de los activos de los bancos privados
europeos en relación al producto interior bruto se infló de manera
extraordinaria a partir de los años 90 para alcanzar en 2011 [10]
3,5 veces el PIB de los 27 países miembros de la Unión Europea. En
Irlanda, en 2011, los activos de los bancos representaban 8 veces el
producto interior bruto del país.
Las deudas de los bancos privados [11]
de la zona euro representan igualmente 3,5 veces el PIB de la zona. Las
deudas del sector financiero británico alcanzan cifras récord en
proporción al PIB: 11 veces superiores, mientras que la deuda pública
representa alrededor del 80% del PIB.
La deuda bruta de los Estados de la zona euro representaba 86% del PIB de los 17 países miembros en 2011 [12]
. La deuda pública griega representaba 162% del PIB griego en 2011
mientras que las deudas de su sector financiero representan 311% del
PIB, es decir el doble. La deuda pública española alcanzaba 62% del PIB
en 2011 mientras que las deudas del sector financiero alcanzaban 203%,
es decir el triple de la deuda pública." (Eric Toussaint, CADTM, Rebelión, 19/12/2012)
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