"Existe hoy una epidemia que está afectando a la salud y calidad de vida
de la ciudadanía de un gran número de países a los dos lados del
Atlántico Norte (incluida España). Esta epidemia es la epidemia de la
obesidad y el sobrepeso. (...)
Esta epidemia de obesidad comenzó hace
treinta años en la mayoría de países que actualmente la sufren. Así, en
EEUU, la obesidad entre las personas de 20 a 74 años fue aumentando
lentamente después de los años 60, pasando de un 14% en 1960 a un 18% de
la población en 1980.
Subió, sin embargo, a partir de 1980 siguiendo
una progresión geométrica, es decir, de una manera mucho más acentuada,
alcanzando el 35% en el año 2003, mientras que el porcentaje de personas
con sobrepeso (que incluye a los obesos) pasó de un 48% en 1980 a un
68% en 2003.
Este incremento de la
obesidad ha sido atribuido, por la mayoría de medios de información
(incluidos los científicos) a tres principales causas: al deterioro de
la dieta, a la falta de educación nutricional de la población y a la
falta de ejercicio físico. (...)
Por otra parte, las autoridades públicas han realizado campañas masivas
de educación y concienciación popular, intentando mejorar la cultura
dietética de la población en general.
También (aunque deberían hacer
más) estas autoridades públicas han regulado algunas bebidas (como las
azucaradas) y alimentos (como las grasas, cuya ingestión frecuente crea
la obesidad), desalentando su uso y consumo por parte de la población.
Estas medidas son necesarias e importantes. Pero la realidad muestra que
son insuficientes. (...)
La olvidada o silenciada causa del incremento de la obesidad
Si miramos los datos
sobre el crecimiento de la epidemia, podemos comenzar a ver las causas
de la obesidad (causas que no aparecen en los medios, ni los científicos
ni los de información general). En EEUU los casos de personas con
obesidad se dispararon en millones a partir de los años ochenta.
Debemos
preguntarnos, pues, ¿qué ocurre en los años ochenta en EEUU? Como bien
señala Douglas Kihn en su artículo “The Political Roots of American
Obesity”, Truthout (4 de mayo de 2013), durante la década de los ochenta
se llevan a cabo las políticas públicas iniciadas por el Presidente
Reagan, que crean una gran inseguridad entre las clases populares.
El
darwinismo social que caracteriza las políticas neoliberales, llevadas a
cabo por la administración Reagan, seguidas por las otras
administraciones, crea una enorme ansiedad e inseguridad. (...)
Resultado de ello es que los salarios desciendan, la protección social disminuya y las condiciones de trabajo se deterioren.
Esto implica que no
solo la clase trabajadora pierde capacidad adquisitiva, sino que su
seguridad en el trabajo queda disminuida de una manera muy acentuada.
Como resultado, la inseguridad y la ansiedad caracterizan la vida
cotidiana de la clase trabajadora (llamada clase media en EEUU), que es
el eje de las clases populares.
Miedo, temor, inseguridad y ansiedad se
transforman en el pan de cada día, aumentando a medida que el nivel de
cualificaciones y renta disponible disminuye. Una consecuencia de esta
realidad es el aumento del consumo de alcohol, de drogas y del “fast
food”, y con ello de la obesidad, generalizada en los sectores de la
clase trabajadora sin cualificaciones y en paro.
“Fast food” y bebidas
azucaradas se convierten en alimentos casi adictivos, que son baratos,
fácilmente accesibles y activamente promocionados.
Como bien ha dicho Adam Drewnowski, director del Nutritional Sciences
Program de la Universidad de Washington en Seattle, “la obesidad va a
empeorar, pues es el resultado tóxico de un ambiente económico que se
está deteriorando”. Dicho programa ha analizado el aumento del
diferencial de obesidad entre los distintos barrios urbanos, según la
clase social de los barrios.
La obesidad está generalizada en los
sectores más vulnerables y menos protegidos de la sociedad, cosa que
también está ocurriendo en España (incluyendo Catalunya). La obesidad no
es un signo de opulencia, como solía ser, sino un síntoma de pobreza. Y
es ahí donde aquellas medidas citadas anteriormente son de limitada
relevancia.
No es de extrañar que las enfermedades que crecen más rápidamente sean
aquellas debidas a la ansiedad y al estrés, tales como la colitis, la
enfermedad de Crohn, la incontinencia urinaria, la impotencia sexual,
las úlceras gástricas y otras enfermedades gástricas, el colon
irritable, las enfermedades cardiovasculares y muchas otras. Este
crecimiento ha sido particularmente acentuado en aquellos sectores de la
población que se sienten más inseguros.
Y puesto que EEUU es uno de los
países con mayor inseguridad, es también el país donde el incremento de
estas enfermedades (incluida la obesidad) ha sido mayor. En ningún otro
país en el Atlántico Norte la obesidad ha alcanzado unos niveles tan
elevados como en EEUU.
Esta inseguridad y ansiedad que
experimentan las clases populares en su vida cotidiana crea también una
inseguridad institucional en las estructuras de poder que desarrollan
las medidas de represión para prevenir cualquier amenaza al orden (en
realidad desorden) que gobierna el sistema económico-político.
Desde
1980 a 2008, el número de personas encarceladas en EEUU se ha
quintuplicado, pasando de ser medio millón en 1980 a dos millones y
medio en 2008. Una persona de cada 31 está bajo el control del sistema
penitenciario (bien en prisión o en libertad vigilada).
La inseguridad
de las clases populares puede originar una protesta generalizada que
amenazaría a las estructuras de poder del país, lo cual explica el
aumento de la represión. Y esto es lo que está pasando.
El caso de la epidemia
de la obesidad y sobrepeso es un ejemplo claro del original social y
político en muchas condiciones patológicas y enfermedades que intentan
resolverse y curarse a base de cambios de comportamientos individuales
de las personas afectadas, lo cual es necesario pero dramáticamente
insuficiente.
Para mejorar el bienestar y la calidad de vida, se
requieren cambios políticos, sociales y económicos para ir estableciendo
una sociedad que se centre en la optimización del bienestar y calidad
de vida de la ciudadanía, en lugar de la acumulación del capital y
concentración de la riqueza, que han sido el objetivo y las
consecuencias de las políticas neoliberales." (Artículo publicado por Vicenç Navarro, 8 de mayo de 2013, en www.vnavarro.org, 08/05/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario