"El caso es que ahora el Occidente y todo el mundo vive la fase inicial
de la transición de una formación socio-política a otra. Porque se ha
acabado la era del, digamos capitalismo financiero, basado en la
división entre la producción y el consumo a nivel global.
Cuando en una
parte del mundo se concentra el consumo, y en otra la producción barata.
Todo ello organizado y protegido por el sistema del crédito
especulativo. Esa forma del capitalismo financiero, de consumo, está
agotada y se acaba. (...)
En las condiciones actuales los burócratas europeos no están
preparados para arriesgarlo todo, es decir para causar la explosión
social. Pero ya se están preparando para esta explosión, para estar bien
armados.
Es por lo que están desmontando las estructuras sociales,
creadas durante el enfrentamiento con la URSS, no de golpe, sino poco a
poco. Pero se debe decir que el terreno ya está preparado, hoy el uno
por ciento de la población posee el 90 por ciento de las riquezas
mundiales.
Veamos cómo ha transcurrido este proceso. En 1920 el
uno por ciento de la población mundial poseía el 40 por ciento de las
riquezas mundiales. En 1970, después del medio siglo de la presencia de
la URSS, el uno por ciento poseía tan solo el 20 por ciento de las
riquezas.
Por lo que la competencia con la Unión Soviética les había
obligado a reducir el porcentaje del control sobre las riquezas
mundiales el doble. Pero hacia 1990 este porcentaje de nuevo comenzó a
subir ¡y en actualidad el uno por ciento de la población mundial posee…
el 90 por ciento de las riquezas mundiales!
Lo cual quiere decir que en
actualidad el uno por ciento de la población de la Tierra mantiene unas
posiciones materiales-financieras mucho más poderosas que en 1920,
cuando el poder soviético apenas acababa de aparecer, es decir que en
comparación con los principios del siglo XX, monárquicos, capitalistas
etc. – el uno por ciento de hoy ha reforzado sus posiciones el doble… (...)
Y como resultado, naturalmente, este puñado de oro, este 1 por ciento no
piensa compartir los beneficios, no hay motivos que pudieran obligar a
la nueva élite a compartir ahora algo con los de abajo. Claro que los
programas sociales se van a cerrar. Ese será el futuro de Europa. Nada
hace pensar lo contrario. " (Entrevista al politólogo ruso, Geidar Dzhemal, Larisa Pérsikova y Nika Pérsikova, Vesti, Rebelión, 08/06/2013)
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