12/11/13

Los sueldos han de crecer con la productividad, con un adecuado reparto de las ganancias entre empresa y trabajadores, fomentando las formas de economía social y de cogestión en las empresas

"(...) ¿Cuál es la situación ahora? Algunos, cada vez más, pensamos que estamos ante una crisis estructural del modelo de crecimiento. Crecimiento sostenible es un oxímoron causado por una doble tendencia: 

-Por un lado el crecimiento de la productividad, aunque ralentizado en los últimos años, libera horas de trabajo y fuerza laboral de las tareas que venía realizando. La economía, y en esto el capitalismo lo ha hecho bastante bien durante dos siglos, busca nuevas ocupaciones para emplear la fuerza de trabajo, sea produciendo nuevos bienes sea en los servicios, cuya productividad crece más despacio. 

Pero la consecuencia es que para mantener la maquinaria macroeconómica empleando a todo el mundo todo el tiempo se necesita seguir creciendo y creciendo aun a pesar de la reducción secular de la jornada laboral. 

Algún crecimiento es bueno: educación, inversión en energías renovables sostenibles y eficiencia energética, servicios de proximidad, etc., pero mucho otro pasa por potenciar una espiral de más consumo de bienes y servicios intensivos en recursos materiales y energéticos …en un planeta finito que ya muestra evidentes signos de agotamiento en la extracción de nuevos recursos y el tratamiento de los residuos generados en la producción y consumo. 

El crecimiento de la productividad nos ha de permitir afrontar el envejecimiento demográfico y el incremento de costes relativos de los servicios personales, pero como dijo W. Leontieff la tecnología nos puede dejar muriéndonos de hambre en las puertas del paraíso por no saber cambiar las normas de reparto de la producción… o nos puede destrozar el paraíso por querer seguir creciendo a toda costa por la misma razón.

-Por otro lado nos hallamos en medio de un proceso extraordinario de financiarización de la economía. Muchos recursos tecnológicos y mucho talento se ha dedicado a casi triplicar desde 1980 el peso de los activos financieros sobre el PIB mundial, cabalgando sobre la globalización. 

La consecuencia es que los activos financieros (con su contrapartida en pasivos financieros) demandan rentabilidades crecientes en términos monetarios al mundo real (dividendos e intereses a las empresas no financieras, e intereses a las familias y a los gobiernos), o sea al planeta, en una escalada sin fin derivada del interés compuesto.

 El capital busca los mayores rendimientos y éstos una vez devengados y de nuevo ahorrados en parte se reinvierten solicitando más rendimientos: más producción real de donde extraerlos. Como decía Serge Latouche citando a Kenneth Boulding: el que crea que un crecimiento exponencial es compatible con un planeta finito es un loco o un economista

El resumen es que una estrategia de pleno empleo a tiempo completo para cubrir las insaciables necesidades de rentabilidad del capital puede acabar siendo un suicidio planetario: los ideales de la socialdemocracia con políticas keynesianas anticíclicas y con el objetivo del pleno empleo en todo el planeta, consumiendo los mismos recursos per cápita que los países ricos no son posibles.(...)
 
¿Es éste un mensaje pesimista? No tiene porqué si lo aceptamos y lo afrontamos con las ideas y propuestas que ya se están planteando de manera creciente y esperemos que se conviertan en mayoritarias:
En primer lugar hay que repartir el trabajo remunerado existente si admitimos que el trabajo es la más eficaz de las herramientas para la integración social y todo el mundo tiene derecho a ello, pero no podemos forzarnos a crear puestos indeseables social o ecológicamente (o de mierda, como decía David Graeber). (...)

Debemos aceptar que es imposible crear en  España 5 millones de puestos de trabajo en un tiempo razonable, que no lleve antes a la desintegración social o a la emigración masiva, si no afrontamos el reto del reparto del trabajo. 

Los cálculos más optimistas de los nichos de puestos de trabajo potenciales detectados por los defensores del Green New Deal nos dan hasta medio millón de nuevos puestos de trabajo en España en 10 años, y un incremento de 5 o 6 puntos del PIB en gasto social podría acarrear entre medio millón y un millón más de trabajadores en educación, sanidad o dependencia. Aun nos faltan 3 o 4 millones de puestos para suplir el enorme agujero dejado por el estallido de la burbuja inmobiliaria y la inmigración masiva que tuvimos la década pasada.  (...)

¿Y podemos repartir el trabajo reduciendo los sueldos cuando el sueldo más común en España en 2011 fue de 15.500 euros brutos, algo más de lo que ganaba un mileurista cuando trabajaba? Recordemos que según un informe de Consejo de Trabajo, Económico y Social de Catalunya un 14% de los trabajadores eran working poors, su salario no llegaba al umbral de pobreza.


Resumiendo:

-No vamos a alcanzar el pleno empleo sin una estrategia agresiva de reparto del empleo actual, aun combinándose con el impulso público-privado de la creación de empleo en sectores selectivos como los relacionados con la transición energética o el refuerzo del estado del bienestar, incluida la I+D.

-El reparto del trabajo se ha de producir mediante los cambios normativos oportunos, el incentivo fiscal a la creación de puestos a tiempo parcial, el desincentivo a las horas extraordinarias, el impulso del reparto en el sector público mediante políticas de recursos humanos y de compra pública proactivas y mediante un enfoque de la formación profesional plenamente dual, que desincentive o incluso prohíba que los jóvenes trabajen a tiempo completo y favorezca que compaginen formación y trabajo.

-Pero no podemos reducir los ingresos más bajos porque ya no permiten desarrollar un proyecto de vida autónomo digno y a la vez tampoco podemos encarecer un 15% los costes laborales so pena de profundizar la crisis empresarial que no podemos negar.

 Los sueldos han de crecer con la productividad, con un adecuado reparto de las ganancias entre empresa y trabajadores, fomentando las formas de economía social y de cogestión en las empresas... pero debemos preservar a la vez la sostenibilidad financiera empresarial y atacar las rentas de monopolio que siguen incrustadas en amplias zonas de nuestro modelo productivo.

-El nivel tecnológico y social que ha alcanzado la humanidad es capaz de generar suficiente producción e incentivos adecuados para que se siga generando riqueza de manera competitiva y sostenible (como lo demuestran cada día los países nórdicos) sin que nadie tenga que pasar privaciones materiales ni dejar de tener un acceso equitativo a la sanidad, la educación, la atención a la dependencia ni a una vivienda digna y asequible.

La medida que hace posible que todo encaje es la implantación de un nueva fiscalidad que financie una Renta Básica universal e incondicional que permita a la vez desarrollar el estado del bienestar y que aporte a cualquier persona una renta de subsistencia que le evite tener que mendigar una ayuda para él o su familia a cambio de tener que estar dispuesto a aceptar cualquier trabajo so pena de perder el subsidio público. 

En este modelo a cualquier trabajador con un sueldo bajo o medio, o a tiempo parcial, la combinación de sueldo (rebajado en el global, mantenido por hora para crear ocupación) + RB le aportará más recursos netos que los que su actual sueldo neto le aporta ahora. Y su pareja, su hijo o hija o su padre o madre trabajarán si así lo desean. 

Sólo repartiendo lo que ya se produce podemos detener esta espiral destructiva por la que solo creciendo y endeudándonos podemos mantener el sistema socialmente estable, como una ciclista que pedalea para no caerse pero va hacia el abismo. 

La buena noticia es que la RB es factible: por ejemplo, una renta básica que siguiera los cálculos de la OCDE sobre los actuales umbrales de pobreza según tamaño familiar en España tendría un coste de unos 230.000 millones de euros anuales, menos del 22% del PIB. 

Pero es que debemos tener en cuenta que solo en la liquidación del IRPF del 2011 la suma de gastos a deducir sobre los rendimientos brutos, de reducciones de la base liquidable, de mínimos personales y familiares y de deducciones de la cuota íntegra del impuesto ascendían a casi 300.000 millones de euros.

 También que el estado se ahorraría de pagar más de 80.000 millones de transferencias monetarias actuales (las que suman las pensiones, subsidios de paro y otras ayudas por debajo de la RB) además de los enormes costes de gestión y de control.

 Los cálculos dan que la RB en España se podría financiar con un IRPF a tipo único sobre todos los rendimientos inferior al 50% y, según los supuestos, cercano al 40%. Y se mantendría intacta la capacidad recaudatoria actual del impuesto para seguir financiando el gasto público estatal y autonómico. 

Para los trabajadores el sistema de cobro sería similar al actual: los sueldos bajos tendrían un retención negativa (combinación del impuesto sobre la renta más la RB) que les incrementaría el sueldo líquido por encima del bruto, los sueldos medios tendrían una retención similar a la actual y los salarios más elevados tendrían una retención mayor (pero inferior a las actuales para los sueldos más altos). Los rentistas pagarían más y todo el mundo tendría un ingreso.

La propuesta de RB no solo es absolutamente compatible sino que creo ha de ser una pieza necesaria para el desarrollo social que defiende la izquierda para nuestro país.

 La RB en la versión que defendemos los miembros de la Red Renta Básica que hemos realizado un estudio del que en pocas semanas podremos ofrecer detalles, no es un cheque substitutivo de ningún servicio público, lo que hace es visualizar claramente que nuestro acervo tecnológico y social colectivo dispone de más de lo necesario para que nadie nunca más deba pasar por penurias extremas como está sucediendo hoy en nuestro país ni tener que verse obligado a aceptar cualquier trabajo mísero, legal o no, para subsistir. (...)

La Renta Básica permite desplegar urgentemente una estrategia no para salir de una crisis con viejas recetas, sino para cambiar radicalmente cómo queremos nuestra sociedad y cómo salvamos el planeta salvándonos a nosotros, a todos, sin dejar nadie a la intemperie y lo antes posible."                (Lluís Torrens: ¿Por qué sí a la renta básica universal? Por una salida urgente de la crisis basada en la RB y el reparto del tiempo de trabajo . Sin Permiso, 08/09/2013)

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