"(...) Fueron ejecutados por fanáticos.
¿Qué es un fanático? Chesterton dijo que loco es quien lo ha perdido
todo, absolutamente todo, menos la razón. Los fanáticos lo han perdido
todo, absolutamente todo, menos su dogma religioso, o nacionalista o el
que fuera.
Yo creo que lo peor de las religiones son quienes creen
absolutamente en ellas y las utilizan como justificación para castigar
al prójimo. El laicismo es un requisito indispensable de la democracia:
rechazarlo o relativizarlo es ir contra la libertad de conciencia, que
es la base de todas las demás.
Un atentado como el de Charlie Hebdo
no va solo contra la libertad de expresión sino también contra la
libertad religiosa, porque dentro de ésta caben los que creen y los que
no creen, los que rezan y los que blasfeman, Santo Tomás o Jacques
Maritain y Nietzsche, Freud o Wolinski. Cioran dijo que todas las
religiones son "cruzadas contra el humor" y es cosa indudable, al menos
entre quienes se las toman a la tremenda.
El fanatismo teocrático no es
ni mucho menos exclusiva de ciertos musulmanes: yo me he paseado hace
pocos años por un París con las papeleras inutilizadas y los urinarios
públicos bloqueados a causa de las bombas que pusieron extremistas
cristianos en cines que programaban La última tentación de Cristo o Je
vous salue, Marie.
Las creencias religiosas son como enormes fieras, a
menudo estéticamente hermosas pero temibles devoradoras de hombres: no
pueden pasearse por las urbes civilizadas hasta que han sido bien
domesticadas. Con el cristianismo casi lo hemos conseguido, pero el
islamismo sigue todavía peligrosamente asilvestrado.
La ciudadanía democrática permite a cada cual ser como prefiera, pero
siempre a partir de la aceptación de la ley civil común, contra la cual
no valen derechos religiosos, nacionales o de cualquier otro cuño.
Santayana nos avisó de que "no hay tiranía peor que la de una conciencia
retrógrada o fanática que oprime a un mundo que no entiende en nombre
de otro mundo que es inexistente".
Ese es hoy el peligro que amenaza a
los europeos, encarnado por los abominables asesinos que han actuado en
Francia pero también, por ejemplo, por partidos como EHBildu que se
niegan a firmar un comunicado de condena contra ellos porque en él se
menciona el fanatismo criminal que les es simpático.
Las violaciones de
los derechos humanos y de la libertad de expresión son rechazables, pero
en el caso de "los suyos" fue por una buena causa. ¡Ah, que nostalgia
de sanas, libres y desvergonzadas publicaciones como Hara-Kiri o Charlie Hebdo,
que no solo se burlan de quienes todos saben que son "malos" sino sobre
todo de quienes a derecha o izquierda se tienen por buenos! Empezando
por nosotros mismos..." (
Fernando Savater
, El País, Madrid
13 ENE 2015)
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