"(...) En la presente coyuntura de austeridad y recortes, cuando las cifras de
desempleo y exclusión se disparan, una de las alternativas que se
plantean (en la misma trabaja actualmente el área económica de EUPV-IU)
es el Programa de Trabajo Garantizado.
El punto de partida es muy
sencillo: “Que no haya empleo no quiere decir que no haya trabajo”. En
otros términos, “si bien es cierto que en nuestras sociedades hay
muchísimas personas que no están ocupando ningún puesto de trabajo,
también es cierto que hay mucho trabajo por hacer en nuestras
comunidades”.
En un artículo publicado en 2013 Mitchell apuntó que con
el Trabajo Garantizado el estado ofrece un empleo a cualquier persona
dispuesta a trabajar, sin que importen criterios de cualificación,
género, renta o edad.
H. Minsky señala que el objetivo es crear un
empleo que se ajuste a las características del desempleado y
proporcionarle formación. En todo caso, compete al estado remunerar el
trabajo, directamente y sin intermediarios, con las debidas cotizaciones
a la seguridad social. (...)
En una Jornada Programática organizada por EUPV-IU sobre el Trabajo
Garantizado y la Renta Básica, el coordinador del Área Económica de EUPV
José Vicente Soler ha destacado alguna de las potencialidades del
Programa de Trabajo Garantizado.
En primer lugar el “efecto
multiplicador keynesiano” (la renta en manos de los trabajadores
generaría más renta en el conjunto de la economía) aumentaría la
recaudación estatal.
Además, el coste neto de aplicación anual de la
iniciativa, en caso de que se destinara a todos los parados de la
economía española, no superaría el 3,14% del PIB (el estado español
destina anualmente al pago de intereses de la deuda pública un 3,77% del
PIB).
El programa de Trabajo Garantizado, en la propuesta en la que
trabaja EUPV-IU, se aplicaría por fases. Si en el primer año se
beneficiaran de la iniciativa un millón de parados (los más
necesitados), el coste se limitaría ese año al 1,07% del PIB.
En cuanto a
la financiación, podría recurrirse a préstamos del BCE utilizando el
ICO, la colocación de deuda pública entre los inversores privados y una
reforma fiscal de calado (o una combinación de las tres fórmulas).
¿Cuál es la esencia del Programa de Trabajo Garantizado? “La intervención directa del estado en la creación de empleos públicos orientados a satisfacer necesidades económicas y sociales, al tiempo que se alivian situaciones de pobreza y desempleo”, explica José Vicente Soler.
¿Cuál es la esencia del Programa de Trabajo Garantizado? “La intervención directa del estado en la creación de empleos públicos orientados a satisfacer necesidades económicas y sociales, al tiempo que se alivian situaciones de pobreza y desempleo”, explica José Vicente Soler.
Las
iniciativas de estas características se han desarrollado históricamente
en contextos de crisis. La más conocida fue el New Dealt de Roosevelt en
el periodo 1933-1936, que impulsó programas que dieron empleo a 13
millones de personas. El Proyecto Administración del Progreso de
Trabajos (WPA) significó la construcción de carreteras, puentes,
construcciones militares y civiles, pero también 900 millones de
almuerzos para menores, la habilitación de 1.500 guarderías y 475.000
empleos en el campo del arte.
Ahora bien, “los programas recientes de
trabajo garantizado se han orientado más a servicios personales y
empresariales que a la construcción directa de servicios e
infraestructuras”, apunta Soler. Por ejemplo, el Programa Nacional Rural
de Garantía de Empleo en India, o el Plan Jefes y Jefas que comenzó en
2005 en Argentina, para la provisión de bienes básicos a los ciudadanos
empobrecidos.
Aunque corresponda al estado establecer las directrices obligatorias, en
el documento en el que trabaja EUPV-IU se señala que corresponde a los
ayuntamientos, en colaboración con la sociedad civil, decidir las áreas
más necesarias en términos económicos, sociales y ambientales.
En el
capítulo de Servicios Sociales se citan posibles empleos como el cuidado
de adultos dependientes, niños, enfermos, apoyo académico a estudiantes
o cobijo a personas sin hogar. Respecto al “Cuidado del Medio
Ambiente”, se detallan las tareas de protección y reforestación de
bosques, retirada de residuos o el cuidado de playas; en el área de
servicios culturales, deportivos y recreativos, destacan los trabajos
relacionados con la información y excusiones para visitantes, el
mantenimiento de complejos deportivos o las representaciones teatrales y
musicales.
El cuarto capítulo se centra en la construcción y
mantenimiento de infraestructuras, donde se incluye la limpieza de
edificios, parques, plazas y zonas históricas o los pequeños proyectos
de construcción de infraestructuras públicas. Además, el salario
quedaría establecido por el Congreso de los Diputados, y los
trabajadores no tendrían que abandonar sus comunidades para trabajar.
La segunda propuesta debatida en la jornada del Área Económica de
EUPV-IU es la renta básica.
Una primera aproximación, sin apenas entrar
en honduras, apuntaría a un ingreso periódico y vitalicio pagado por el
estado a cada persona, de manera individual, universal e incondicionada.
Sin embargo, en muchos casos se utiliza el concepto de una manera más o
menos alejada de su sentido primigenio.
El caso paradigmático, indica
Javier Aguado, del colectivo Ca Revolta, son las Rentas Mínimas de
Inserción, “de larga tradición en Europa y existentes en las autonomías
del estado español”. La adición de adjetivos introduce una mayor
complejidad al concepto, cuando se habla de renta básica universal, de
ciudadanía o garantizada.
La malgama se hace aún más confusa si se
introduce el impuesto negativo sobre la renta, de Milton Friedman y
James Tobin; la renta de participación de Anthony Atkinson, o los planes
de empleo que procuran una renta a cambio de una prestación. Javier
Aguado prefiere hablar, por tanto, de “rentas básicas”, y José Iglesias
Fernández, de Baladre y el Seminario Taifa de Economía Crítica, reconoce
esta diversidad de propuestas con la expresión “cultura de las rentas
básicas”.
Cada propuesta concreta de renta básica aparece vinculada a determinados principios políticos e ideológicos. “La renta básica no es por sí misma, o de manera inmediata, una propuesta anticapitalista, ya que aspira a rectificar, corregir o paliar, determinadas injusticias que una buena sociedad no produciría”, explica Javier Aguado. Ahora bien, “esto no convierte a la renta básica en una propuesta inocua desde el punto de vista político y social”.
Cada propuesta concreta de renta básica aparece vinculada a determinados principios políticos e ideológicos. “La renta básica no es por sí misma, o de manera inmediata, una propuesta anticapitalista, ya que aspira a rectificar, corregir o paliar, determinadas injusticias que una buena sociedad no produciría”, explica Javier Aguado. Ahora bien, “esto no convierte a la renta básica en una propuesta inocua desde el punto de vista político y social”.
En la idea
del miembro de Ca Revolta, la renta básica parte de una concepción
“antagonista” de los derechos sociales, en la que estos se consideran
“instrumentales” para la ciudadanía o, formulado en otros términos,
“herramientas para la transformación”. Es decir, “no sólo no integran el
conflicto social sino que lo promueven”, y, por tanto, “facilitan la
superación de las estructuras sociales de explotación y dominio”.
“Derechos, en fin, antagonistas, incapaces de legitimar el capitalismo y
de integrar el conflicto social”, resume Aguado. La renta básica de las
iguales, en sentido “fuerte”, se inscribe por tanto en el campo de las
“reformas radicales” (no en el de las “reformas reformistas”).
En coherencia con este modelo, define Javier Aguado, la renta básica será “aquella que venga exigida y conquistada por quienes habitan las periferias de su sociedad: los precariados de Standing; las lumpen proletarias de Marx; las vidas desperdiciadas de Bauman; o quienes habitan los más abajo, en el decir de Zapata, según recuerda Zibechi”. En síntesis, “quienes no cuentan”.
En coherencia con este modelo, define Javier Aguado, la renta básica será “aquella que venga exigida y conquistada por quienes habitan las periferias de su sociedad: los precariados de Standing; las lumpen proletarias de Marx; las vidas desperdiciadas de Bauman; o quienes habitan los más abajo, en el decir de Zapata, según recuerda Zibechi”. En síntesis, “quienes no cuentan”.
La renta básica ha de ser al menos
suficiente para satisfacer las necesidades elementales (con arreglo a
una vida digna), igual en su cuantía para todas las personas y sin que
pueda modularse por criterios como la edad o la forma de convivencia.
Pero, sobre todo, la renta básica “ha de conquistarse de abajo arriba
como derecho”, defiende Javier Aguado. “Al igual que su garantía, una
vez establecida”.
Ha de encuadrarse la renta básica, asimismo, en un
amplio conjunto de reformas “radicales” que garanticen la dignidad bajo
el capitalismo, pero que no integren el conflicto y lo legitimen.
Vivienda, salud, educación y servicios sociales son, junto a la renta
básica, los derechos que, “de forma fuerte y, por tanto, de manera
incondicionada y no contributiva, de manera universal y suficiente, han
de arrancarse al capitalismo”, concluye Javier Aguado." (Enric Llopis , Rebelión,24/02/2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario