9/4/15

La precarización ha destruido las posibilidades de solidaridad, de comunidad, de relación afectiva, política o incluso territorial

"(...) Berardi ya decía entonces que este sistema era “una fábrica de infelicidad” donde el futuro ya no era seductor. “El futuro como dimensión cultural ha sido modelado por la modernidad en términos de expansión, acumulación, intensificación del ritmo de producción. Todo esto se ha vuelto sencillamente imposible, y por eso el futuro es inimaginable”, explica Franco Berardi a Números Rojos.

Obviamente, la crisis económica actual ha difuminado más aún si cabe un hipotético horizonte más allá de la supervivencia. “Hoy, el poder repite incansablemente que hay que relanzar (revitalizar) el crecimiento, aumentar el tiempo de trabajo, relanzar el consumo. Sin embargo, todo eso es imposible e insensato. 

El consumo no puede ser reactivado porque la gente no necesita más jerséis, ni más coches, ni más zapatos. Lo que necesita es más tiempo, más placer, más relaciones afectivas… He aquí la paradoja fundamental de nuestra época: la lógica del más contradice lo que podemos, lo que realmente necesitamos”.

Bifo incide, en Después del futuro, en cómo los totalitarismos, fascistas y comunistas, usaron la utopía como parte esencial de sus doctrinas. Y cómo generaron violencia y destrucción en la búsqueda de un futuro ideal. También, cómo no, analiza la utopía mediática, la proximidad entre las tecnologías de la comunicación moderna y los movimientos futuristas, hasta la llamada ‘última utopía’, la cíbercultural.

“Paul Valéry ya pronosticó que un día los ciudadanos del mundo podrían recibir información directamente en sus habitaciones, al igual que el agua podía salir ya del grifo”, cuenta Berardi en este libro. Hoy, aquel sueño de Valéry ha alcanzado su máxima expresión. Pero la avalancha mediática es solo una causa de nuestro aturdimiento:

 “La alienación no surge de la relación comunicativa, sino  de una relación productiva basada en la hiperexplotación, el empobrecimiento psíquico, el aislamiento. Las tecnologías digitales son solo el soporte perfecto de esa alienación”.

La contradicción informativa, como en cualquier proceso productivo de nuestro tiempo, está latente: “El gran problema de los  medios de comunicación es que no necesitamos información. Tenemos demasiada. El exceso de información produce un efecto de ignorancia extraordinaria, y un efecto de desatención, de sufrimiento cognitivo. El principal problema de la comunicación en los tiempos venideros será el silencio. Un silencio que haga posible volver a sentir de nuevo el cuerpo del otro”.

Y llegamos por fin, en palabras de Bifo, a la cuestión más difícil. Ante el triunfo del individualismo, frente a la destrucción de la construcción colectiva de un futuro común, ¿cómo podemos reaccionar? 

“La precarización ha destruido las posibilidades de solidaridad, de comunidad, de relación afectiva, política o incluso territorial. Por eso se nos hace tan cuesta arriba reconstruir un frente político del trabajo frente a la ofensiva neoliberal. Creo que el punto desde el cual volver a arrancar es el sufrimiento psíquico. Allí donde se halla el peligro, allí hay que buscar la salvación.

 Y el peligro está en la soledad del trabajador precario. Desde el sufrimiento de la soledad arranca el proceso de recomposición política del trabajo. Probablemente tengamos una respuesta cuando la catástrofe contemporánea haya producido sus efectos en la vida cotidiana. Mientras tanto, deberíamos tratar de constituir núcleos comunitarios, existenciales o psicoterapéuticos que permitan a la vida precaria reconocer su subjetividad”.     (Entrevista con Franco Berardi, Bifo. Público, 08/04/2015)

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