8/4/15

Por qué Corea creció y por qué España se desindustrializó

"Esta semana el economista Alejandro Hidalgo publicó en este medio un muy interesante blog, Mi querida España

A partir de distintos datos aportados por el autor se concluía que la productividad total de los factores creció en nuestra querida España desde los años 50 hasta la segunda mitad de los 80. Desde esa fecha se observa una caída continuada que se acelera a partir de 1996, inicio de la burbuja inmobiliaria. (...)

Siguiendo el análisis del economista Ha-Joon Chang, España desde mediados de los 80, justo con la entrada en vigor del Tratado de Adhesión a la Comunidad Europea, es un ejemplo de por qué el libre mercado y la globalización, tal como se ha diseñado no funciona

Se exigió a España una reconversión industrial y una liberalización y apertura de sus mercados de bienes y servicios, que unidos a la libre movilidad de capitales, acabó siendo absolutamente nefasta para nuestro devenir futuro. El papel que nos “asignaron” implicaba una desindustrialización masiva, una tercerización de la economía y una bancarización excesiva. 

Las propuestas de Chang no son anti-capitalistas, sino críticas con un tipo particular de capitalismo, el de libre mercado. Su flanco principal de ataque son las políticas ortodoxas promovidas por las instituciones financieras internacionales -FMI, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio-. 

Contrario a la ortodoxia económica Chang propone que los países en desarrollo, tal como era España a principios de los ochenta, se debían integrar en la economía mundial con políticas industriales selectivas, protegiendo industrias nacientes y regulando las finanzas nacionales e internacionales

Justamente lo contrario a lo que finalmente acabó haciéndose y que terminó con un intenso proceso de desindustrialización de nuestro país, salvo esa isla llamada País Vasco. Y de aquellos barros estos lodos.  (...)

En Kicking away the ladder (2003) Chang sostiene que los países desarrollados que hoy claman por la apertura de los mercados y la desregulaciónReino Unido, Estados Unidos, y el G7- históricamente utilizaron políticas proteccionistas para desarrollar sus industrias y aprovechar sus ventajas comerciales. 

 Sin embargo, una vez que lograron posiciones de privilegio, se “olvidaron” de cómo ellos alcanzaron la riqueza, evitando que otros países en desarrollo sigan el mismo camino. La protección de industria locales, la regulación del comercio y la inversión extranjera, fueron las prácticas que estos países aplicaron durante años, y que sólo desde la segunda mitad del siglo XX cambiaron de posición.   (...)

En Bad Samaritans. The myth of free trade and the secret history of capitalism (2007), Chang destroza una de las hipótesis centrales de la economía clásica: la creencia que la libertad de comercio, los mercados privados y la inversión internacional mejoran los niveles de vida. 

Aquí su crítica es brutal, irónica. Tal como señala, es totalmente ingenua y simplista la manera en que las instituciones financieras internacionales establecen recetas homogéneas para el desarrollo económico en todo el mundo. Chang cuestiona la comprensión ideológica del libre mercado dominante, lo que unido a la poca atención que prestan a la historia la mayoría de los economistas, les lleva a imponer políticas erróneas. 

La propuesta uniforme de reducción del tamaño del gobierno, privatización de empresas públicas, inflación baja, y disciplina fiscal que promueve el FMI, hacen un flaco favor a países en desarrollo, y un tremendo favor a los  “malos samaritanos”. Sólo Asia, muy especialmente países como China, Corea o Singapur, lo entendieron. De ahí su desarrollo actual. (...)

Chang analiza el caso de su país de origen, y concluye que, a diferencia de España, Corea en las últimas décadas hizo crecer diversas industrias nacientes gracias a aranceles, subsidios y otras formas de apoyo hasta que fuesen lo suficientemente fuertes para soportar la competencia internacional. 

Todos los bancos estaban en poder del gobierno, por lo que podía dirigir el crédito a los distintos sectores productivos. Algunos grandes proyectos fueron ejecutados directamente por las empresas estatales, aunque el país tenía un enfoque pragmático, más que ideológico, en lo que respecta a la propiedad estatal de los medios de producción. 

Si las empresas privadas trabajaban bien, perfecto. Pero si no invertían en sectores importantes, el gobierno no tenía ningún reparo en crear empresas estatales. Y si las empresas estaban mal dirigidas, el gobierno las adquiría, las reestructuraba, y por lo general luego las vendía.

El gobierno coreano también tenía el control absoluto sobre el comercio exterior. También controlaba fuertemente la inversión extranjera, acogiendo con los brazos abiertos las inversiones en algunas áreas y cerrando completamente sus puertas a otras, de acuerdo con los imperativos del plan nacional de desarrollo. 

Como señala Chang, "el milagro coreano fue el resultado de una mezcla, inteligente, pragmática, entre el aguijón del mercado y el dirigismo económico.  

El gobierno coreano no mató al mercado como lo hicieron los estados comunistas. Pero tampoco tenía una fe ciega en el mercado. Aún tomando el mercado en serio, la estrategia coreana le aplicaba correctivos gracias a la acción pública.” Todas estas lecciones básicas fueron olvidadas por nuestros dirigentes y así nos ha ido."               (Juan Laborda, Vox Populi, 25/03/2015)

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