4/12/15

Real Madrid - Barça: En el Barça, la presidencia está demasiada ocupada en escapar al fisco como para tomar decisiones deportivas... que es lo que hace Florentino

"El Real Madrid-FC Barcelona de ayer fue una repetición de derrotas pasadas. El Madrid lleva años a remolque del Barça, viendo como sus proyectos deportivos se estrellan sin remedio contra un equipo que parece inmune a los cambios. Sólo tres jugadores del 2-6 del 2009 siguen en el equipo, pero los culés parecen ser capaces de ganar a los blancos de forma recurrente sin problemas.

La realidad es que de fútbol y tácticas no sé demasiado, pero la historia de los equipos y la monumental paliza de ayer me hicieron pensar en instituciones. Más concretamente, en la divergente trayectoria de la dirección deportiva de las dos entidades, y quién toma las decisiones en cada una de ellas.

Una de los comentarios más repetidos del partido de ayer es que la alineación del Madrid era “política”. Benítez, en teoría el hombre experto en tareas de dirigir un equipo de fútbol profesional, cambió el criterio que hasta ahora había seguido para escoger sus jugadores, poniendo sobre el terreno un grupo mucho más ofensivo de lo habitual. El subtexto obvio es que la alineación no era decisión del técnico, sino una imposición más o menos disimulada del presidente del club.

En el Barça, sin embargo, la cosa fue en dirección opuesta. Luis Enrique dejó en el banquillo al mejor jugador del mundo (lo dicen los números, no yo), y armó un grupo que reflejaba fielmente su criterio y filosofía como entrenador. El equipo salió a jugar con un dibujo decidido desde el área técnica, e hizo lo que se esperaba de él.

El proceso de toma de decisiones de ambos equipos y entrenadores era previsible, en gran medida porque tanto Barça como Madrid llevan años haciendo las cosas de este modo. El Madrid de la “era Florentino” (ambos reinados) es un equipo diseñado desde la presidencia. Florentino Pérez hace los fichajes, y el entrenador está ahí para trabajar con los jugadores que le traen desde el palco según criterios vagamente deportivos. 

El resultado es un equipo donde hay más mediopuntas que mediocentros o volantes que perdió todo un verano intentando fichar un portero a pesar de tener uno de los mejores jugadores del mundo en su puesto ya en plantilla.

En el Barça, sin embargo, las cosas van en dirección contraria. Debido a una serie de desafortunados escándalos, chanchullos y guerras fratricidas en el palco, la presidencia culé lleva una larga temporada ocupada por tipos que están demasiado ocupados apagando fuegos fiscales y pegándose entre ellos para tomar decisiones deportivas. En las decisiones de vestuario, sin embargo, los presidentes no se meten (demasiado) desde la era Gaspart. 

Laporta, aún con sus excesos, dio amplios poderes a Txiqui Begiristain para tomar decisiones sobre entrenadores y plantilla. Desde entonces, la secretaría técnica ha sido el departamento dominante en la dirección deportiva del club.  Las campañas electorales del Barça en los últimos años se han centrado sobre todo en quién sería el entrenador plenipotenciario bajo cada uno de los candidatos.

El contraste institucional entre los dos equipos es claro. Por un lado tenemos el Real Madrid, una institución politizada donde un cargo electo sin conocimientos técnicos especializados se entromete constantemente en el proceso de toma de decisiones del equipo. 

Por otro tenemos el FC Barcelona, un club donde sus dirigentes dejan que el entrenador y la secretaría técnica decidan sobre altas, bajas y fichajes, sin intervenir más allá de reemplazarles cuando las cosas no salen del todo bien o buscarles substituto cuando se van. El segundo modelo ha resultado ser más efectivo, una y otra vez, por motivos obvios.

Todo esto os debería sonar familiar – no en vano, por esta página hemos señalado repetidamente que uno de los principales problemas de España es la excesiva politización de la administración pública, y cómo esta colonización del sistema por parte de los partidos empeora la calidad de nuestros gobiernos. 

Hemos citado este artículo de Victor Lapuente hasta la extenuación;  reformar el sector público para hacerlo más técnico y menos político debería ser una de nuestras prioridades. La divergente trayectoria institucional del Real Madrid y el FC Barcelona en los últimos años es un ejemplo sobre por qué esta clase de decisiones sobre cómo se gobierna importan.

Dos comentarios finales. Primero, soy culé, así que este artículo es lo más ventajista que he escrito nunca en Politikon. Segundo, el Barça ha llegado a este diseño institucional un poco por casualidad, fruto de las frecuentes crisis políticas de los últimos años. 

Los “funcionarios” han acabado gobernando el club un poco al estilo de la tercera república francesa y su interminable carrusel de primeros ministros. Que sea involutario no quiere decir que no funcione bien, pero falta por ver si la llegada de un presidente fuerte en el futuro hace revertir el sistema a un equilibrio politizado."                (  , Politikon, 22/11/15)

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