27/1/16

El fascismo social como riesgo derivado de las democracias post-modernas.

"(...) El filósofo portugués Boaventura de Sousa Santos ha teorizado el concepto de fascismo social como riesgo derivado de las democracias post-modernas. Dice el científico social portugués:
Con ello no está hablando de un regreso al fascismo de los años 30 y 40 del siglo pasado. A diferencia del anterior, el fascismo actual no es un régimen político. Es más bien un régimen social y civilizaciones. En ligar de sacrificar la democracia a las exigencias del capitalismo, trivializa la democracia hasta el punto que ya resulta innecesario, ni siquiera conveniente, sacrificar la democracia a fin de promocionar el capitalismo.
Se trata de un tipo de fascismo pluralista producido por la sociedad en lugar del Estado. El Estado es aquí un testigo complaciente, cuando no un culpable activo. Estamos entrando en un período en el que los Estados democráticos coexisten con las sociedades fascistas. Es por tato un fascismo que nunca había existido.
Distingue cuatro clases principales de fascismo social.
La primera es el fascismo del apartheid social. Desigualdad.
La segunda. El fascismo contractual se da en las situaciones en las que la discrepancia de poder entre las partes en el contrato civil es tal que la parte más débil, presentada como más vulnerable por no tener ninguna alternativa, acepta las condiciones impuestas por la parte más fuerte, por muy costosas y despóticas que sean. El proyecto neoliberal de convertir el contrato de trabajo en un contrato de derecho civil como cualquier otro presagia una situación de fascismo contractual.
La tercera clase de fascismo social es el fascismo de la inseguridad. Consiste en la manipulación discrecional del sentido de la inseguridad de las personas y grupos sociales vulnerables debido a la precariedad del trabajo o a causa de accidentes o eventos desestabilizadores.
La cuarta clase del fascismo social es el fascismo financiero. Es el tipo de fascismo que controla los mercados financieros y su economía de casino. Es la más pluralista los flujos de capital son el resultado de las decisiones de inversores individuales o institucionales esparcidos por todo el mundo y que no tienen nada en común salvo el deseo de maximizar sus activos. Es también la clase de fascismo más cruel, puesto que su espacio es el más adverso a cualquier clase de intervención y deliberación democrática.
Y todo esto lleva años desarrollándose en un proceso continuo y sistemático camino de ser conseguido. (...)"                       (Eulogio González Hernández , Rebelión, 26/01/16)

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