"(...) Es uno de los fundadores de la
Teoría Monetaria Moderna [TMM], teoría que busca explicar el verdadero
funcionamiento del sistema monetario ¿Qué supone en la práctica?
Para la TMM, un estado que emite moneda propia carece de restricciones financieras. Mediante la emisión de moneda un gobierno puede comprar cualquier bien de la economía incluyendo trabajo ocioso.
La conclusión
que se extrae de ello es que, si se deja al sector privado la toma de
decisiones en el gasto, el Estado se priva de los instrumentos para
eliminar una situación de desempleo masivo. Lo que implica que sea cual
sea la tasa de desempleo, esta es escogida por el gobierno, no por el
mercado.
Si todo el mundo entendiera esto, entonces los gobernantes no
podrían desentenderse de la responsabilidad que le atañe ante tasas de
paro de un 25%.
Las monedas que ahora utilizamos no tienen valor
intrínseco, el público las demanda sencillamente porque el Estado exige
el pago de impuestos en estas monedas. A su vez, obtenemos estas monedas
del Estado, porque tiene precisamente el monopolio de su emisión. Esto
significa que los impuestos no son los que financian el gasto público,
ya que en realidad el gasto público es anterior a los impuestos.
No
podemos conseguir moneda para pagar los impuestos si antes el Estado no
ha gastado. Por tanto, si los gobiernos pueden crear dinero ex nihilo,
entonces no necesitan endeudarse para gastar. Así que la dinámica de los
gastos y los impuestos es muy diferente a la que nos quiere hacer creer
la economía convencional.
¿Qué pasa entonces con los archinombrados déficits?
Desde el punto de vista de contabilidad nacional de una economía cerrada, los déficits públicos son de la misma cuantía que la acumulación de activos financieros en el sector privado. Y a la inversa los superávits públicos son de la misma cuantía que la desacumulación de activos financieros en el sector privado.
En la mayoría de los países, los Estados tienen que
tener déficits públicos. No se puede decir nada sobre cuál es el nivel
óptimo del déficit público, en algunas ocasiones, un déficit del 10%
será bueno y en otras un 2% será malo.
Los déficits públicos son el
mecanismo necesario para compensar las insuficiencias de gasto (o los
excesos de ahorro) en el sector privado. Si ese exceso de ahorro no
retorna a la economía, esta se deslizará a la recesión.
La única forma
de obtener superávits continuados es succionando la riqueza del sector
privado. La austeridad obliga destruye la riqueza del sector privado,
que se ve empujado a acumular más y más deuda." (Entrevista a Bill Mitchel, Marta Luengo , El Salto, 15/10/17)
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