"En su evolución, las economías capitalistas
siempre han mostrado que su necesidad de crecer es acompañada por
periodos de crisis y estancamiento. Esta es la historia del capital: que
las mismas fuerzas que impulsan su desarrollo son las que conllevan un
ingrediente de inestabilidad y crisis. Y la era moderna no es ninguna
excepción.
El surgimiento del neoliberalismo no es el
resultado del triunfo del capitalismo, como siempre se le ha presentado,
sobre todo a partir del colapso de la Unión Soviética. En realidad la
historia es muy diferente. El neoliberalismo es la respuesta a un gran
fracaso de dimensiones históricas, a saber la incapacidad del capital
para mantener tasas de ganancia adecuadas.
La economía estadunidense proporciona un
excelente caso de estudio de laboratorio. Otras economías capitalistas
siguen trayectorias similares. Los tiempos y magnitudes varían, pero en
esencia estamos hablando de un proceso general. En Estados Unidos el
capital comenzó a percatarse a finales de la década de 1960 que la tasa
de ganancia ya no era lo que había sido en las dos décadas anteriores.
Al tomar conciencia de este hecho el primer reflejo del capital fue el
que siempre le acompaña: buscó por todos los medios a su alcance
aumentar la tasa de explotación de la fuerza de trabajo. El pacto social
que había mantenido mejores prestaciones salariales y sociales para la
clase trabajadora y que había nacido a raíz de la Gran Depresión comenzó
a ser percibido como un estorbo por la clase capitalista.
En la
década de 1970 la clase capitalista comienza a desplegar una vigorosa
campaña para desmantelar poco a poco ese paquete social que perduró
durante la primera fase de la posguerra. El primer paso fue desencadenar
una ofensiva en contra de todo lo que fuera sindicatos y oliera a
organizaciones relacionadas con negociaciones salariales.
El resultado
es que a partir de 1973 comienza en Estados Unidos un periodo de
estancamiento del salario real. Pero no tardó muchos años la clase
capitalista en darse cuenta que se requería algo más.
El capital necesita expandirse
constantemente. Es por así decirlo, su esencia y para lograrlo utiliza
dos caminos importantes (no son los únicos). El primero consiste en
eliminar las restricciones institucionales que frenan su expansión
. La
desregulación en todos los ámbitos, pero sobre todo en lo que concierne a
la circulación del capital, fue una de las primeras prioridades en los
años de 1970. El colapso del sistema de Bretton Woods abría nuevas
esferas de rentabilidad, pero para aprovecharlas era necesario eliminar
los obstáculos a la circulación del capital. Entre 1973 y 1995 se
desencadena un gigantesco proceso para desregular la cuenta de capital
de la balanza de pagos en casi todos los países del mundo.
El segundo camino consiste en ocupar los
espacios de rentabilidad que anteriormente habían sido ocupados por otro
tipo de arreglos institucionales. Con la privatización el capital
privado irrumpió en el ámbito de todo tipo de actividades que
anteriormente habían sido responsabilidad de instituciones públicas.
Privatizar y desregular fueron los dos grandes arietes con los cuales el
capital emprendió la ofensiva contra el antiguo pacto social heredado
de la Gran Depresión.
El neoliberalismo pudo restablecer niveles
más aceptables (desde la perspectiva del capital) de la tasa de
ganancia. Esto es claro en las diversas mediciones sobre tasas de
remuneración al capital: la caída que se registra desde 1966 se mantiene
hasta los años 1980, pero se recupera entre 1984-1997. La tasa de
ganancia crece 19 por ciento entre 1982 y 1997 y alcanza su punto más
alto en varias décadas hacia finales del milenio.
Diversos factores
explican esta evolución en la tasa de ganancia, pero destacan tres: la
mayor explotación de la fuerza de trabajo en Estados Unidos, la
ampliación de las relaciones de explotación de otros componentes de la
fuerza de trabajo a escala mundial mediante la globalización y, por
supuesto, la canalización de las inversiones hacia sectores
improductivos (especulación y desarrollo de bienes raíces).
Pero las fiestas no duran para siempre. A
partir de 1998 la tasa de ganancia comienza a erosionarse nuevamente: en
los diez años que van de 1998 a 2008 se reduce 6 por ciento. La
canalización de inversiones hacia la especulación inmobiliaria y en el
sector financiero puede maquillar la caída en la tasa de ganancia, pero
no la puede detener.
Los episodios de inflación en el precio de las
acciones de las empresas de alta tecnología y después en la esfera
inmobiliaria acabaron por llevar a los estallidos (y recesiones) de 2000
y ahora de 2007. La súper crisis que sufre la economía mundial el día
de hoy es resultado directo de esta serie de mutaciones en las formas de
acumulación de capital bajo el neoliberalismo en su afán por
contrarrestar la caída en la tasa de ganancia.
Desde esta perspectiva,
las explicaciones de la crisis en términos de deficiencia de la demanda
agregada se quedan en la superficie." (Alejandro Nadal, La Jornada , Jaque al neoliberalismo, 01/06/16)
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