"Keeanga-Yamahtta Taylor dice que su nombre se lo inventó su padre, ya
que poder llamar a sus hijos como querían era el único espacio de
libertad que tenían las personas negras en los años 70 en Estados
Unidos.
Más de cuatro décadas después, bebe del espíritu contestatario
de su progenitor y lo lleva más allá. Académica, activista y escritora,
visitó recientemente Madrid para presentar su último libro Un destello de libertad. De #BlackLivesMatter a la liberación negra
(Traficantes de Sueños) y hablamos de racismo, de capitalismo, de
política, de lo que se ha conseguido y de lo mucho que queda por hacer.
Mucho.
En su libro dice que el 80 % de las personas que recibieron
disparos por parte de la policía entre 2007 y 2013 eran afroamericanos.
No parece muy exagerado decir que las vidas negras en EE.UU. corren
peligro...
El problema es que no es sólo en Filadelfia sino en el país entero.
En todas las categorías que sirven para medir la calidad de vida, la
gente negra está en la peor posición: en términos de pobreza, desempleo,
subempleo, o disfrute de los recursos de las instituciones públicas.
Pero es que además, la gente muere a manos de la policía y la mayoría
son afroamericanos. Esa es una de las razones por la cual emerge el
movimiento Black Lives Matter.
En términos políticos, esperábamos que Obama hiciera algo, la gente
negra tenía grandes expectativas por el hecho de ser un presidente
negro, de modo que la decepción fue enorme al comprobar que fue incapaz,
en muchos casos, de jugar el papel de facilitador.
Ni el racismo ni la
brutalidad policial eran nuevas, ni tampoco la desigualdad estructural,
lo cierto es que nada era novedoso salvo la expectación generada hacia
el Estado, no sólo por Obama sino por el plantel de personas negras que
había en su Administración: la concentración más alta de profesionales
negros de la historia de América. Sin embargo, todo siguió igual para la
gente negra de a pie.
¿Le resulta incómodo criticar la gestión de Obama siendo negra?
No. Quizá para algunas personas lo es, pero no para mí y creo que
tampoco para los jóvenes afroamericanos ligados a Black Lives Matter.
Eso no significa que ahora no sea peor porque Trump es un racista
horrible y asqueroso, pero eso no puede nublar la memoria acerca de lo
que representó la Administración Obama.
Cuando Tryvon Martin fue
asesinado por la policía, Obama no se pronunció; cuando Troy Davis, un
hombre negro condenado a muerte en Georgia, fue ejecutado en 2011,
estudiantes negros de Washington DC marcharon hacia la Corte Suprema y
se manifestaron en la ciudad. En esa ocasión, tampoco hubo respuesta por
su parte.
La gente sabía que él no podía hacer nada, pero necesitaban
que dijera algo y no lo hizo. En su lugar, tras la muerte de Troy Davis,
envió a una persona blanca a decir que era un asunto del Estado, no del
Gobierno Federal.
Así que en todos esos momentos críticos, en los que
tuvo una oportunidad de conectar con la gente negra que le había votado,
se negó a hacerlo. Obama ha jugado un gran papel en la perpetuación de
las estructuras racistas. Así que no me siento mal por criticarle ya que
lo merece, lo hizo fatal con la clase pobre y trabajadora negra.
De sus textos extraigo que el racismo tiene género.
Por supuesto. El racismo hacia los hombres negros en Estados Unidos
es más severo, pero para las mujeres negras tiene otra dimensión.
Mientras los varones han sido arrestados de manera desproporcionada, las
mujeres han padecido las consecuencias de esos encarcelamientos
masivos.
Muchas familias afro son monoparentales, es la mujer quien debe
encargarse de todo y la mayor parte de ellas, gana menos de 15 dólares
por hora y tiene que enfrentarse a desahucios.
El feminismo debe comprender que para entender la desigualdad
existente bajo el capitalismo, tiene que ser consciente de las
condiciones en las que viven las mujeres negras con el fin de luchar
para terminar con esa situación. Las mujeres negras representan el
eslabón más bajo del orden social, no sólo en EE.UU. sino en el mundo.
O sea que raza y clase van de la mano.
Por supuesto que van de la mano en Estados Unidos. Las personas
negras están arriba del todo en los rankings de pobreza de la clase
obrera. Desempeñan los trabajos peores, van a las peores escuelas y
tienen los peores niveles de acceso a los recursos.
Es importante
entender la clase, pero también ver cómo el racismo se usa para dividir
la clase obrera y hacer más difícil, si no imposible, unirse para luchar
por los intereses comunes de la clase trabajadora.
¿Pero cree que la gente negra rica también puede ser víctima de racismo?
Por supuesto, de hecho, es así, pero su posición de clase cambia sus
experiencias. Puede que les vigilen en una tienda o que no les coja un
taxi, eso es muy desagradable, sin duda, pero no tiene nada que ver con
que te echen de tu casa por un desahucio, que te maten o que te manden a
prisión buena parte de tu vida.
Una de las novedades entre la población negra, en los últimos 50
años, es la emergencia de una división de clase. Desde el movimiento por
los derechos civiles de la década de los 60 se ha creado una pequeña
pero significativa élite y clase política negra.
Son muy pocos pero
tienen mucha visibilidad e influencia entre los afroamericanos. Con
todo, la realidad es que la mayor parte de las personas negras no están
bien, el sistema no funciona y las condiciones no han cambiado gran cosa
en los últimos cincuenta años.
La idea de que hay igualdad en Estados Unidos ignora que el racismo
es uno de los pilares en los cuales se asentó la construcción del país,
es parte de lo que ha convertido a EE.UU. en la nación más poderosa del
mundo. Por lo tanto, es muy difícil deshacer algo así.
Parte de la estrategia para que la clase trabajadora desconfíe entre
sí es crear estereotipos, enemigos en su seno, decir que los latinos
quitan los puestos de trabajo, que los negros están ligados a la
inseguridad y el crimen o que los musulmanes son terroristas… De esta
forma, continuamos enfrentándonos entre nosotros, mientras los ricos son
más ricos que nunca.
Hablando de la comunidad latina, ¿cómo es vivir en un país en
el que cada día hay noticias de deportaciones de personas, de
separaciones de familias, etc.?
Es horrible y creo que puedes ver el nivel de terror que existe en la
comunidad latina por la falta de protestas contra lo que está
sucediendo. Vengo de Chicago –aunque viva en Filadelfia–, Chicago tiene
una de las mayores concentraciones de población mexicana de Estados
Unidos.
Tuve una reunión en un instituto con jóvenes latinos, la mayor
parte de ellos indocumentados, y me contaban que no hay nadie en las
calles porque la gente teme que la policía de inmigración les descubra.
En 2006, hace 12 años, cuando el Gobierno amenazó con cambiar las
leyes migratorias en un sentido represivo, millares de inmigrantes
tomaron las calles para protestar, gente con documentación o sin ella,
pero eso no está pasando ahora, porque la Administración Trump es,
literalmente, terrorista.
Esto no sólo destruye a las familias latinas, el Gobierno está a
favor de la supremacía blanca, eso significa amenazar constantemente a
las personas negras y de color que viven “en los márgenes”.
La gente que
cree que esto únicamente afecta a los inmigrantes, que no deberíamos
preocuparnos porque no nos concierne, debe saber que la normalización y
legitimación de estas prácticas hacen posible que se acaben usando
contra cualquiera.
Pero también hay otro tipo de noticias, por ejemplo, la
elección de Alexandria Ocasio-Cortez en las primarias neoyorquinas del
Partido Demócrata, una mujer, socialista, afrolatina que propone la
creación de un seguro sanitario universal, que las universidades sean
gratis o abolir la policía migratoria, entre otras cosas.
Efectivamente. En 2016, cuando Hillary Clinton respondía al “Hagamos América, grande de nuevo” –Make America great again–
de Trump con un “EE.UU. ya es grande” me pareció una estupidez. Decir
eso mientras el movimiento negro y otros de carácter social estaban
viviendo momentos de tensión y la gente se sentía insegura, no tenía
ningún sentido.
La victoria de Ocasio-Cortez demuestra que si presentas una propuesta
radical alternativa, los votantes van a valorarlo. Su agenda, en
principio, parece estar algo aislada del programa del Partido Demócrata,
así que habrá que ver cómo va a ser su relación con él y qué desafíos
se presentan. No hay respuestas fáciles, sea como fuere, este resultado
deja claro que si tienes un mensaje rupturista y agresivo puedes ganar.
Las estrategias del activismo de la comunidad negra han
cambiado: los Panteras Negras daban desayunos, clases extraescolares y
mostraban sus armas, ¿cuáles son las de Black Lives Matter, en la
actualidad?
Es una gran pregunta. creo que no está clara. Black Lives Matter es
una red que está descentralizada, el movimiento hace las veces de
paraguas de más de 50 o 60 organizaciones, desde hace dos años.
Es muy bueno que nos preguntemos qué queremos, porque, pese a que
deseemos mejorar la calidad de vida de las personas negras, no tenemos
claro cómo vamos a hacerlo. Tenemos que analizar muchos aspectos
importantes para nosotros: el activismo en redes sociales, el papel de
los medios de comunicación, las próximas elecciones que serán en 2020 o,
incluso, las protestas en las calles.
Una de las últimas fue hace muy
poco en Filadelfia a raíz de que la policía disparó a un chico negro de
17 años. Hubo manifestaciones durante tres o cuatro días y muchos
arrestos.
El problema es que no hay suficientes espacios democráticos en los
que discutir cómo deberíamos ser, qué políticas sociales y estrategias
deberíamos seguir. Estas cuestiones planean constantemente, pero aún no
las hemos debatido de una manera pública.
El siguiente paso, tras Black Lives Matter, según el título de su último libro, sería la liberación, ¿cuándo y cómo?
Es imposible saberlo. El título surge porque creo que Black Lives
Matter en EE.UU. necesita abrirse a otras cuestiones y reflexionar sobre
la naturaleza de la sociedad americana. La mayor parte de las personas
negras, como he dicho antes, pertenecen a la clase trabajadora o,
directamente, son pobres. Hay que preguntarse por qué y evitar análisis
superficiales.
Hacerlo permite darse cuenta de que se trata de un
problema del sistema: el capitalismo y el racismo se entrecruzan, así
que, quizá deberíamos pensar que la solución está en una sociedad
anticapitalista.
Fuera de EE.UU. conocemos los nombres de muchos
afroamericanos que han sido asesinados allí, pero ¿qué sabe la comunidad
negra estadounidense de lo que sucede fuera de sus fronteras con las
personas negras?
Opino que esa es una de las debilidades del movimiento, nos falta
internacionalizarnos, tener una perspectiva global y establecer
conexiones reales y útiles entre grupos de diferentes países. Para mí,
además es importante que asumamos la responsabilidad y el conocimiento
del lugar que ocupamos en el mundo. El Gobierno de EE.UU. es uno de los
grandes generadores de violencia del planeta y, la verdad, no sé si esa
conciencia existe.
A veces creemos que con ser negros y tener experiencias de racismo
similares es suficiente, pero no, tenemos que conocer la historia,
porque eso nos permitirá entender cuestiones que tienen que ver con los
refugiados, por ejemplo, muchos de los cuales son africanos.
Sería importante para los americanos poder viajar, cuando viajas y
conoces gente, te das cuenta de que esas personas son como tú, tienen
familia, trabajo, sueños, hasta visten como tú. Esto que parece obvio,
es fundamental en Estados Unidos ya que, a veces, creemos que todos los
que están fuera de nuestro país son completamente diferentes.
Así es más
fácil que no respondamos cuando nuestros gobiernos lanzan bombas y
asesinan a miles de kilómetros de nuestras casas. En cambio, cuando
conoces a gente fuera te das cuenta de que también son personas, estén
donde estén. Suena romántico, pero es verdad y es importante recordarlo.
Donald Trump llamó agujero de mierda a otros países y, realmente, el
agujero de mierda es Estados Unidos. La gente no tiene nada, vive en
situación de pobreza y sobrevive con dificultad y no lo sabemos. Forma
parte también del aprendizaje entenderlo y dejar de pensar que Estados
Unidos es el mejor lugar del mundo, porque no lo es." (Entrevista a Keeanga-Yamahtta Taylor, Lucía M'Bomío, CTXT, 03/07/18)
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