13/7/18

Nuestra economía actual es una economía del dinero-bancario porque los bancos crean el 97% del dinero cuando un particular, empresa u organismo público solicita un crédito y el banco se lo concede... crean el dinero mediante un apunte contable. De la nada. No hay más... por eso, “nos podemos permitir, todo aquello que seamos capaces de hacer”... no hay ninguna razón para que el crédito sea un bien escaso. Por ejemplo, debe haberlo para transformar la economía de los combustibles fósiles hacia formas sostenibles de energía...

"No se si sería hacia 2010 o 2012 en un momento en que la crisis pasaba en Esp por su momentos más duros, cuando me preguntaba – sentado en un bar con un colega – cómo era posible, si éramos las mismas personas, con los mismos conocimientos, incluso existiendo las mismas máquinas y equipos que hacía sólo un par de años, y por otra parte, estando allí la gente que tenía obviamente que comer, vivir, etc., cómo era posible que de pronto hubiésemos pasado de la euforia hiperactiva de la burbuja a estar en una situación en la que parecía que nada se podía hacer, en la que no había trabajo para los jóvenes y no tan jóvenes, las empresas cerraban a porrillo, no ya el futuro, sino que el presente parecía haberse clausurado… (...) 

Aquello no dejaba de sorprenderme, ¿no seguimos teniendo las mismas manos y las mismas cabezas para trabajar?, ¿por qué de pronto ya no podemos seguir produciendo cosas para luego consumirlas como antes? ¿Por qué la economía no continuaba funcionando más o menos “normalmente”, aunque fuera con un 2 o un 5% menos de volumen/intensidad? Cualquiera puede vivir un 5% menos bien y no le pasa nada… me preguntaba…  (...)

Y una década después de pronto me encuentro con Ann Pettifor, que enuncia, citando a Keynes, algo muy parecido a la pregunta aquella que yo me hacía: “Sí, nos podemos permitir, todo aquello que seamos capaces de hacer”. Y además, la argumentación de lo enunciado me parece del mayor interés.

 Y se centra en algo que diversos autores y personajes – Juan Torres, Christian Felber, Moreno Yagüe… – me habían invitado a sospechar desde hace tiempo: tiene que ver con el dinero como tecnología… Aquello de la tecnopolítica… Paso a tratar de explicarlo.

Un comentario previo, sin embargo. La propia Pettifor habla de agnotología, la ¿ciencía? – que estudia la producción de la ignorancia – que igual podemos conectar con la fake news, aunque podría pensarse más bien en fake knowledge… También esto de la agnotología lo relacionaría con lo que se llaman caja negras en el ámbito de las ciencias y las tecnologías. 

Para Pettifor se trata de que domina una idea equivocada de lo que es y cómo se produce el dinero, una idea interesada que hace que el mundo de la finanzas y parte del mundo de la política se beneficien de la situación. Una idea producida y promovida naturalmente por sus principales beneficiarios.

Aunque lo sorprendente del discurso de Pettifor es que afirma que ni siquiera los economistas y académicos más reputados entienden del todo bien el asunto… ¡Increíble! Más personalmente me ha llamado la atención que he preguntado a diversos amigos economistas que han leído el libro de Pettifor que qué les parecía; y más o menos me han contestado que está bien, sin más. 

 A mí, como aficionado, me parece que algunas de las ideas que plantea son radicalmente diferentes y que me merecen ser pensadas con detenimiento: “Nos podemos permitir, todo aquello que seamos capaces de crear”. ¿Quizás mis amigos lo han leído con un filtro de ideas preconcebidas por su propia formación y eso les haya impedido ver lo radical del análisis y las propuestas de Pettifor? O no se… Trato de explicarlas, entonces:

Los bancos crean el 97% del dinero en nuestras sociedades actuales: las nuevas economías del dinero-bancario 

El primer argumento de Pettifor-Keynes es que nuestra economía actual es una economía del dinero-bancario (bank-money economy), cualitativamente diferente de las economías anteriores. Una economía del dinero bancario sería aquella en la que el dinero – el 97% en el Reino Unido y una proporción parecida en nuestro entorno – es creado por los bancos cuando un particular, empresa u organismo público solicita un crédito y el banco se lo concede.

 Más o menos todos sabemos esto, aunque creo que no llegamos a interpretarlo como algo que da lugar a una economía cualitativamente diferente de los modelos anteriores con unas consecuencias muy relevantes que son las que trata de explicar Pettifor.

La deuda, el crédito, es lo que crea el dinero (y no al revés)

Es crédito, basado en el compromiso del que lo recibe – de que va a hacer algo que generará un valor que le permitirá devolverlo, es lo que crea el dinero, y no al revés, insiste Pettifor. 

La concepción convencional del proceso es justamente al revés: alguien tiene dinero (el banco, el capital acumulado), que lo presta a quien no lo tiene, – apareciendo así el capital acumulado, el ahorro del capitalista, puede decirse, como aquello que genera el valor.

Sin embargo, la realidad es que los bancos crean el dinero mediante un apunte contable; – hoy mediante una apunte contable digital. No hay más. De la nada, subraya Pettifor: out of thin air.

Para Pettifor esta dimensión de la economía existía al menos desde la creación del Banco de Inglaterra en el siglo XVII, pero se hace dominante y evidente a partir de la renuncia al patrón oro como referencia de la riqueza que tiene lugar en el siglo XX (primero para financiar las guerras mundiales y luego con los acuerdos de Bretton Woods, 1944). 

También aprendí cosas sobre esto leyendo a Galbraith (1987), en particular cuando explica las operaciones que se hicieron para financiar la Guerra Civil estadounidense (1861-65).

Pettifor subraya, además, que aquellos que crean el dinero no son propiamente los bancos sino las entidades y particulares que contraen las deudas en función del valor que confían en crear por medio de su trabajo.

Según reconoció Keynes – aunque Pettifor también cita una intuición similar de Marx en el Volumen III del Capital -, este cambio supone en primer lugar, que la economía, los empresarios, no tengan que depender de las grandes fortunas para acceder al crédito – Pettifor usa el término clásico de robber barons, que describe a los banqueros y grandes industriales despóticos de finales del siglo XIX en los Estados Unidos: los Morgan, Carnegie, Rockefeller, Hearst, Vanderbilt y demás.

 En este sentido, el sistema del dinero-bancario democratiza el acceso al crédito que puede ser más barato y que en teoría no debe estar condicionado por especiales relaciones entre las partes.

Frente a las explicaciones que vinculan el crédito, la creación de dinero, con la existencia en el banco de depósitos que lo respaldan, o de una cierta cantidad de depósitos en proporción al el volumen de crédito emitido por los bancos, – la llamada reserva fracccionaria -, Pettifor afirma que esto tampoco es así. La finalidad de esta reserva fraccionaria, que efectivamente existe, – en el caso del Reino Unido depositada por los bancos en el Banco Central -, es la de ser usada en las operaciones interbancarias. 

Pettifor cita dos informes de 2014 del Banco de Inglaterra en los que se confirma su explicación (p. 24), así como las explicaciones de Bernanke, entonces, responsable de la Reserva Federal de los EU, sobre cómo se creo el rescate de los bancos en 2007-08. 

Una explicación sobre cómo se crea el dinero que, por otra parte, no es una teoría de Pettifor sino la posición defendida por economistas históricos de renombre como Law, Thornton, MacLeod, Keynes, Schumacher, Galbraith o Minsky (p. 24 y precedentes).

Aún así, por motivos en buena parte  interesados según la autora, el poder financiero y la llamada ortodoxia económica mantienen otras explicaciones sobre el asunto, que son también las que siguen creyendo la mayor parte de los políticos y ciudadanos.

El sistema financiero y el dinero son un bien público (o común)

“El sector financiero tienen que ser el servidor, y el servidor inteligente, de la comunidad y la industria productiva, no su amo estúpido.” (Comité Ejecutivo Nacional del Partido Laborista Británico, junio de 1944, documento de Política de pleno empleo y financiera, citado por Pettifor, p. 1)

Aunque los bancos sean los principales agentes de producción de dinero, Pettifor nos explica, son los estados  (y los ciudadanos que lo respaldan, entre otras cosas con sus impuestos) los que hacen viable el actual sistema financiero : sus sistemas legales y judiciales, los bancos centrales que velan por la estabilidad monetaria, y en casos como los que hemos vivido recientemente, y seguimos viviendo, la disposición de los estados para rescatar los bancos con problemas

El privilegio de la producción del dinero de los bancos, es un privilegio respaldado por el Estado; ___ y como ocurre con otras corporaciones, como por ejemplo, los profesores universitarios, jueces, notarios, médicos o farmacéuticos, éste privilegio sólo tiene sentido si se ejerce en beneficio público. Carece de sentido si se ejerce en beneficio exclusivo de aquellos que lo detentan. Y esto es lo que parece que viene ocurriendo en nuestros países desde hace unas décadas.

¿Cuál sería el beneficio o servicio público que debería aportar el sistema financiero a cambio de este cuasi-monopolio sobre la producción del dinero cedido por el Estado – siempre según Pettifor-Keynes? Precisamente éste era uno de los temas centrales de la principal obra de Keynes, La teoría general del empleo, el interés y el dinero. Eso al menos es lo que nos dice Pettifor.

Esta función para Keynes (y Pettifor) sería, fundamentalmente, la de facilitar crédito a precios asequibles para el desarrollo de las actividades productivas, generadoras de bienestar social y beneficiosas para la economía del país. Y hacerlo en colaboración con los gobiernos, su política financiera y monetaria, con el objetivo común del pleno empleo.

 De momento queda bien abstracto; más adelante intento aclarar un poco más sobre esto, aunque cabe adelantar que éstas fueron las prácticas que se implementaron en Occidente entre las décadas de 1940 y 1970, produciendo como resultado uno de los períodos de mayor prosperidad de la Historia. 

Según insiste Pettifor, ésta era la cuestión central de la teoría keynesiana, y no la cuestión del gasto público como motor económico, que era un asunto secundario de su teoría.

El dinero en una economía bancaria no es un bien escaso

Recuperemos el enunciado inicial: “Podemos permitirnos todo aquello que seamos capaces de hacer”. Si el dinero-deuda “se crea de la nada”, sobre la base del compromiso (deuda) de hacer algo que se estima que somos capaces de hacer, no debería haber ninguna razón para que el crédito fuera un bien escaso, nos dice Pettifor.

 Esta línea argumental contesta a las habituales discursos políticos del “No hay dinero para hospitales” o “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, tan propias de los gobiernos neoliberales.

Escribe la autora en la página final del libro: “Con las políticas monetarias adecuadas, podemos garantizar que la sociedad tenga las finanzas que necesita para transformar la economía de la dependencia de los combustibles fósiles hacia formas más sostenibles de energía. 

Puesto que no debería nunca haber escasez de financiación, podemos permitirnos involucrarnos en esta gigantesca empresa y también podemos permitirnos cuidar de nuestra población cada vez más mayor, de los jóvenes y los vulnerables.

Seguro que podemos permitirnos grandes obras de arte y música. En resumen, podemos permitirnos todas aquellas cosas que podemos hacer, dentro de los límites impuestos por las limitaciones humanas y los ecosistemas.” (p. 160)

¿Cual es el truco? ¿Qué hacer?

“No hay ninguna parte de nuestro sistema económico que funcione tan mal como nuestra organización monetaria y del crédito; ninguna cuyo mal funcionamiento sea tan desastroso socialmente; y ninguna para la que sea tan fácil proponer una solución científica.” (J.M. Keynes, diciembre de 1923, citado por Pettifor, p. 136)

El socialismo es, esencialmente, la tendencia inherente a una civilización industrial a trascender el mercado que se auto-regula mediante su subordinación consciente a la sociedad democrática.” (Karl Polanyi, La gran transformación, citado por Pettifor, p. 131)

Ya se ve, por la cita, que Keynes debía ser un tipo bastante “vasilón” (bajo-andalucismo)… Parece sensato pensar que el asunto tendrá sus limitaciones y, sonando a nuestros oídos de hoy tan inverosímil, que también tendrá unas condiciones especiales en que estas ideas puedan hacerse viables / reales…
Entiendo que viendo lo utópico del asunto, no tanto por su viabilidad técnica como por la situación socio-política en la que estamos, Pettifor plantea tres líneas de acción estratégica (pp. XV-XiX & pp. 157-160 )

(1) La primera, en la que considero que su libro, – y tantos trabajos actuales sobre el dinero -, están haciendo avances, es la de un mejor conocimiento por parte de profesionales, políticos, y del público en general, de los procesos de producción y gestión del dinero, para superar las interpretaciones mixtificadoras e interesadas hoy dominantes.

(2) La segunda sería la de la movilización social y política a partir del descontento general con el mundo financiero para la modificación de las políticas públicas monetarias y financieras. 

Pettifor dedica la parte central de su libro a tratar de explicar las políticas que considera adecuadas, fundamentalmente herederas de las propuestas y aplicadas por Keynes y sus seguidores en el período 1940-70.

Aunque Pettifor explica estas cuestiones razonablemente bien en la parte central del libro, no me siento capaz en estos momenos de exponerlas aquí salvo en líneas muy generales. Por un lado tienen que ver con lo que aparentemente se denominan macroprudential tools (¿herramientas macroprudenciales?), por otro, con la aplicación de la teoría de la demanda efectiva de Keynes. 

Finalmente, con la cita de Polanyi que encabeza esta sección: el Estado debe regular el sistema financiero para favorecer y estimular un cierto funcionamiento, y para desincentivar o incluso impedir otros. El dinero o  el capital, no circula abstractamente, explica la autora, sino que lo hace produciendo ciertos bienes y no otros, favoreciendo ciertas relaciones y paisajes sociales, generando riqueza local y estimulando efectos multiplicadores o no haciéndolo, haciendo emerger situaciones sostenibles o depredadoras del propio medio, etc.

Solo dos observaciones sobre esto. La primera  es que las herramientas y conocimientos para implementar este modo de funcionamiento existen, así como las experiencias que demuestran su viabilidad. La segunda es que Pettifor defiende la permanencia del sistema bancario privado y por supuesto de la bank-money economy, en marcado contraste con las propuestas monetarias alternativas, que proponen por un lado la nacionalización del sistema bancario, o por otra cuestiones próximas a la vuelta al patrón oro.

 Recibe múltiples críticas por estas razones. En cuanto a la primera, la del mantenimiento del sistema bancario privado, regulado, me parece de interés por varias razones: una de ellas es que resulta consistente con su idea de creación de valor bottom-up y distribuida; la segunda es que parece una propuesta realista y con mayor capacidad de integración de los diferentes agentes económicos y sociales que otras; y que no es incompatible, en cualquier caso, con la reconstrucción de un sector de banca pública. Una propuesta moderada a lo Keynes y Polanyi… 

(Largo paréntesis: Pero es que pienso desde hace tiempo que nos hace mucha falta un movimiento político conservador no-neoliberal, porque diría uno que la sociedad no parece ser radical de izquierdas, pero tampoco de derechas, y realmente no existe una opción así… En temas económicos el PSOE incluso ha actuado en sintonía con las prácticas neoliberales desde hace ya demasiados años… Me parece.)

(3) La tercera estrategia, tan difícil como la anterior, es la del control de los flujos de capital financiero global…  

El sistema de regulación financiero-monetario de tipo keynesiano para la gestión interrelacionada de empleo, interés y dinero sólo es viable dentro de un espacio económico dotado de unas ciertas fronteras. Sobre esto entiendo que hay muchos trabajos e investigaciones y Pettifor, siguiendo una vez más a Keynes, lo relaciona la imposición de impuestos a los flujos de capital que atraviesa las fronteras (Tasa Tobin, p. 146).

 Me gustó su argumento para defenderlos: “Por supuesto los controles de capital son frecuentemente rechazados sobre la base de que pueden ser evadidos. Pero esto mismo ocurre con los impuestos (normales) – y todavía nadie (o pocos) han argumentado a favor de su abolición.”    (...)"              (Arquitectura contable, 08/07/18)

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