"El lunes a la madrugada, Derna, ciudad de Libia, despertó
sobresaltada por una potente explosión. El estruendo dio paso a una de
las peores tragedias climáticas de la historia. Las inéditas lluvias
colapsaron dos represas de agua. En pocos minutos, los torrentes de lodo
(33 millones de litros de agua) destruyeron todo a su paso: casas,
edificios, puentes, carreteras, coches. Sin capacidad de reacción, los
habitantes de esta localidad fueron, literalmente, arrastrados hacia el
mar. Este jueves, el alcalde admitió que la cifra de muertos podría
elevarse a 20 mil.
Para meteorólogos y científicos, el drama de Libia no es excepcional, puntual y extraordinario. Responde a un clima extremo que llegó para quedarse. Las advertencias de los expertos sobre la deriva a la que se encamina la humanidad se acumulan en cada revisión científica.
La última se conoció con la actualización de la investigación que estudia los "límites planetarios", un conjunto de nueve procesos -como el clima, el agua y la diversidad de la vida silvestre- que son vitales para mantener la estabilidad y resiliencia de la Tierra en su conjunto. "El crecimiento verde no se está produciendo y no va a evitar una catástrofe climática"
Los límites planetarios, en resumen, delinean los sistemas y procesos (biofísicos y bioquímicos) que regulan el estado del planeta "dentro de rangos que son históricamente conocidos y científicamente probables para mantener la estabilidad de la Tierra y los sistemas de soporte de vida conducentes al bienestar humano".
En otras palabras, son los límites ambientales dentro de los cuales la humanidad puede operar de manera segura.
El ser humano, con sus sistema productivo (capitalismo global), ya ha roto seis de estos nueve límites, lo que deja al planeta "muy fuera del espacio operativo seguro para la humanidad", según los autores del estudio.
La conclusión es tajante. "Hoy la humanidad está ejerciendo una presión sin precedentes sobre el sistema Tierra", alerta la investigación. La evidencia científica no deja dudas: todos los procesos de límites planetarios relacionados que proporcionan la resiliencia (capacidad de amortiguar las perturbaciones) del sistema terrestre se encuentran en o cerca de un nivel de alto riesgo de transgresión.
Hace ocho años, en 2015 (última actualización), los científicos habían detectado cuatro límites sobrepasados de los siete que podían estudiarse (integridad de la biosfera, cambio climático, cambio del sistema terrestre y flujo bioquímico) y solo dos de ellos en la categoría "riesgo alto".
En esta revisión, más amplia (nueve ítems con herramientas de análisis) los autores sumaron dos límites más a la lista de "rotos": el agua dulce y entidades novedosas (microplásticos, contaminantes orgánicos, residuos nucleares, etc.). Cuatro de ellos ya superan el umbral de "riesgo alto".
De los tres límites que todavía están en "zona segura", se considera que dos están a punto de romperse: la contaminación del aire y la acidificación de los océanos. El único límite que no está amenazado es el ozono atmosférico producto de las políticas adoptadas en las últimas décadas para eliminar progresivamente las sustancias químicas destructivas que estaban reduciendo el agujero de ozono.
"Actualmente se han transgredido seis límites planetarios. Para todos
los límites previamente identificados como transgredidos [cambio
climático, integridad de la biosfera, cambio del sistema terrestre y
flujos biogeoquímicos], el grado de transgresión ha aumentado desde
2015", subrayan los autores.
Y agrega: "Esta actualización del marco de límites planetarios puede servir como una nueva llamada de atención para la humanidad de que la Tierra está en peligro de abandonar su estado similar al Holoceno, caracterizado por condiciones planetarias relativamente estables y cálidas".
Las actividades humanas -profundizan- han sacado a la Tierra de la "ventana de variabilidad ambiental del Holoceno".
Para los nueve científicos que firman esta investigación, "existe una necesidad urgente de herramientas científicas para guiar los procesos políticos para evitar alterar el estado del sistema terrestre más allá de los niveles tolerables para las sociedades actuales".
"Los resultados de nuestro modelo demuestran que uno de los medios más poderosos que la humanidad tiene a su disposición para combatir el cambio climático es respetar los límites del cambio del sistema terrestre", explican.
Ponen un ejemplo: el de devolver la cubierta forestal mundial total a los niveles de finales del siglo XX, lo que proporcionaría un sumidero acumulativo sustancial de CO2 atmosférico en 2100.
"Sin embargo, esta reforestación parece poco probable, dado el interés actual en la biomasa como sustituto de los combustibles fósiles y la creación de CO2 a través de bioenergía con captura y almacenamiento de carbono. Ambas actividades ya están sirviendo para aumentar la presión sobre la superficie forestal restante de la Tierra", lamentan.
La profesora Katherine Richardson, de la Universidad de Copenhague, directora de la investigación, le dijo a The Guardian: "Sabemos con certeza que la humanidad puede prosperar en las condiciones que han existido aquí durante 10.000 años; no sabemos si podemos prosperar bajo alteraciones importantes y dramáticas. Los impactos humanos en el sistema terrestre en su conjunto están aumentando mientras hablamos".
Para ilustrar la emergencia, comparó a la Tierra con un paciente con presión arterial muy alta: "Eso no indica un ataque cardíaco determinado, pero sí aumenta enormemente el riesgo".
Johan Rockström, otro de los autores (codirector del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania), sintetiza: "Si queremos tener seguridad, prosperidad y equidad para la humanidad en la Tierra, tenemos que regresar al espacio seguro y no estamos viendo ese progreso actualmente en el mundo". (Andrés Actis, LPO, 14/09/23)
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