24/10/08

Cerebro masculino, cerebro femenino

"P. ¿Para qué sirven estas comparaciones?

R. La evolución ha generado al menos dos formas de organización del cerebro para hacer las mismas actividades mentales. Y esto es muy importante cuando se producen daños en el cerebro. Por ejemplo, cuando una mujer sufre un infarto cerebral en una determinada zona puede padecer consecuencias cognitivas diferentes que si se produce el mismo daño en la misma parte del cerebro de un hombre. Y si el cerebro tiene diferentes formas de hacer las mismas cosas y alguien sufre un daño en una zona del cerebro, puede haber maneras de rehabilitar otras áreas que compensen esa lesión.

P. ¿Es genética la base de esas diferencias?

R. En el siglo XXI ya no hablamos de base genética o de influencia del entorno. Son conceptos del siglo pasado. Sabemos que los genes se activan y se desactivan a lo largo de toda la vida. Los mecanismos son muy complicados y sólo ahora se empiezan a entender, pero sabemos que los factores del entorno contribuyen a la activación y desactivación de algunos genes. Los genes se expresan dependiendo, en parte, del entorno.

P. ¿Hay diferencias en patologías mentales entre hombres y mujeres?

R. Algunas enfermedades se dan más frecuentemente en hombres y otras en mujeres, como el autismo, que se da mucho más en hombres. En cambio, la depresión parece que es más común en mujeres.

P. ¿Cómo detectan los científicos esas diferencias cerebrales por sexos?

R. Mediante técnicas de imagen. Con diferentes tipos de resonancia magnética se puede ver la estructura cerebral o las funciones, con la tomografía por emisión de positrones vemos el uso energético del cerebro... Con todas estas técnicas se aprecian diferencias entre hombres y mujeres, pero recuerde que éstas son sólo una parte, y la otra es relacionarlas con las capacidades mentales, y eso es más difícil. Nuestras investigaciones muestran que cuando relacionamos características del cerebro con los test de cociente de inteligencia (CI) están implicadas diferentes áreas en hombres y mujeres, aunque unos y otros tengan el mismo CI.

P. ¿Estas diferencias pueden ser utilizadas como argumento de discriminación?

R. El conocimiento que tenemos de esas diferencias actúa en contra de la discriminación: hemos visto que en la mayoría de los aspectos hombres y mujeres son iguales, y algunas pocas cosas distintas a veces son a favor de las mujeres.

P. Aparte del volumen cerebral, ¿qué otras marcadas diferencias hay?

R. Por ejemplo, las fibras que conectan los dos hemisferios del cerebro son más gruesas en las mujeres, parece que tienen más conexión entre la parte izquierda y derecha. Todavía no entendemos exactamente qué significa esto. Todo el cerebro funciona en conjunto, como una orquesta. Lo que no está claro es cómo actúa el director. Y esta organización de la orquesta puede ser diferente en hombres y en mujeres, dependiendo de la tarea cerebral que se esté realizando, incluso con diferentes áreas activadas.

P. ¿Se aprecian las diferencias ya entre niños y niñas?

R. Empiezan en la infancia, pero algunas no son obvias entonces, como la habilidad aritmética. Los niños y niñas son iguales en esto, pero, luego, parece que a las matemáticas más avanzadas se dedican más hombres que mujeres. Esta diferencia se aprecia sobre todo en el extremo de la distribución de población, en personas con rendimientos muy altos. (...)

P. ¿Son las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres mayores que la diversidad entre individuos de la especie?

R. En la mayoría de las tareas, las diferencias entre la población son superiores a las diferencias entre hombres y mujeres, aunque hay algunas características específicas.

P. ¿En qué tareas son mejores o peores unos y otras?

R. Hay ciertas tareas verbales en que las mujeres son mejores que los hombres. Pero la mayor diferencia está en determinadas habilidades de visualización espacial, en las que los hombres, sobre todo en el extremo superior de rendimiento, son mejores que las mujeres. Esto puede ser una explicación de por qué hay muchas mujeres en todos los campos de la ciencia -el 50% o más en las ciencias de la vida-, pero no en matemáticas, física e ingeniería. Es controvertido si esto se debe a razones sociales o culturales, o realmente a diferencias en estas habilidades de razonamiento matemático y espacial a rendimientos muy, muy altos." (RICHARD J. HAIER: "Tal vez la mujer necesita menos cerebro para igual inteligencia". (El País, ed. Galicia, Sociedad, 22/10/2008, p. 38)

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