20/4/09

La ciencia y la literatura, siempre narrando historias

"Observar es buscar diferencias entre cosas similares. Comprender es encontrar similitudes entre cosas diferentes. La ciencia avanza balanceándose sin cesar entre la observación y la comprensión: de la una a la otra, de la otra a la una. ¿Y el arte? Decir: en el fondo, ciencia y arte son una misma cosa es tan superficial como afirmar: en el fondo, ciencia y arte no tienen nada que ver. Los dos extremos son falsos, pero con el mérito de enmarcar la verdad que se despliega entre ellos. (...)

La relación entre ciencia y arte tiene interés tanto por sus convergencias, que las hay, como por sus divergencias, que también son notorias. Afinando el foco, lo mismo ocurre entre la ciencia y formas más particulares del arte (ciencia y pintura, ciencia y música, ciencia y literatura...), o entre el arte y construcciones más propias de la ciencia (arte y matemática, arte y física, arte y biología...). Ensayemos, por ejemplo, un careo entre ciencia y literatura.

La ciencia es una forma de conocimiento. También la literatura. Todo lo que no es la realidad misma es ficción. Cualquier literatura, incluido el ensayo es, en rigor, una ficción de la realidad. La ciencia, cualquier ciencia, no lo es menos. Sin embargo, la ciencia es más bien una teoría, la literatura más bien una práctica.

La ciencia empieza con la comprensión del mundo y acaba narrando historias, historias que reconstruyen el pasado (cómo ha llegado este paisaje a ser como es), historias que anticipan el futuro (cómo llegará este paisaje a ser lo que será). La literatura empieza narrando historias, pero nunca descarta dar con alguna comprensión de la realidad." (JORGE WAGENSBERG: Elogio de lo superfluo, indulto del error. El País, ed. Galicia, Opinión, 17/04/2009, p. 29 )

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