2/7/12

Programas audaces para una izquierda radical... bajo tres ideas centrales: (i) la socialización de la propiedad de los monopolios, (ii) la des-financialización del manejo de la economía, (iii) des-globalización de las relaciones internacionales

"Programas audaces para una izquierda radical
Voy a organizar los siguientes planteamientos bajo tres ideas centrales: (i) la socialización de la propiedad de los monopolios, (ii) la des-financialización del manejo de la economía, (iii) des-globalización de las relaciones internacionales.
(1)  Socialización de la propiedad de los monopolios
 La abolición de la propiedad privada de los monopolios debe tener lugar a través de su nacionalización. Este primer paso legal es inevitable. Pero la audacia implica en este punto ir más allá de este paso legal para proponerse la socialización de la gestión de los monopolios nacionalizados y la promoción de las luchas sociales democráticas articuladas en este proceso.
Daré un ejemplo concreto que podría incluirse en estos planes de socialización.
Tanto los propietarios de tierra 'capitalistas' (aquellos de los países desarrollados) como los propietarios 'campesinos' (mayormente del Sur) son prisioneros tanto de los monopolios que proveen inputs[1] y créditos, como de los que dependen del proceso de transporte y comercialización de sus productos. 

Pero ninguno de los dos grupos tiene autonomía real en la toma de decisiones. A esto se suma que la productividad alcanzada es apropiada por los monopolios que reducen a los productores al status de "subcontratistas". Frente a esto, ¿cuál es la alternativa posible?
Los monopolios deberían ser substituidos por instituciones públicas que trabajen dentro de un marco legal como parte de su forma de gobernar. Estas instituciones deberían ser constituidas por representantes de: (i) campesinos (los principales interesados), (ii) unidades ascendentes (manufactura de inputs, bancos) y descendentes (industria alimentaria, cadenas comerciales), (iii) consumidores, (iv) autoridades locales comprometidas con el medio ambiente y la sociedad (escuelas, hospitales, planificación urbana, vivienda, transporte), (v) el Estado (los ciudadanos). 

Estos representantes deberían ser seleccionados de acuerdo a procedimientos correspondientes a su propia manera de gestión social, como por ejemplo unidades de producción de inputs gestionadas por consejos de administración conformados por trabajadores directamente empleados por las unidades concernientes así como por quienes están empleados por unidades de subcontrato.

 Estas estructuras deberían estar diseñadas de tal manera que asocien la gestión del personal con cada uno de estos niveles, así como con centros de investigación que busquen una investigación independiente, y tecnología apropiada. Podríamos hasta concebir una representación de los proveedores de capital ("pequeños accionistas") heredados de la nacionalización, si es que lo consideramos útil.
Estamos hablando por tanto de aproximaciones institucionales que son más complejas que las reformas de autogestión o cooperativas conocidas hasta el momento. Es necesario inventar los caminos de este proceso de tal manera que promuevan el ejercicio de una democracia verdadera en el manejo de la economía, ejercicio basado en negociaciones abiertas entre todos las partes interesadas. 

Se requiere una formula que vincule sistemáticamente la democratización de la sociedad con el progreso social, en contraste con la realidad del capitalismo que disocia la democracia, reduciéndola al manejo formal de la política, con las condiciones sociales abandonadas al "mercado" dominado por lo que produce el monopolio del capital. Ahí y solo ahí podremos hablar de una verdadera transparencia de los mercados, cuando estos sean regulados bajo formas institucionalizadas de gestión socializada. (...)

(2)  De-financialización: un mundo sin Wall Street
 La nacionalización/ socialización de los monopolios debería abolir el principio de "valor de las acciones" impuesto por la estrategia de acumulación al servicio de la renta monopólica. El objetivo es esencial para cualquier agenda que quiera escapar del anquilosamiento bajo el cual nos tiene enfangados el actual manejo de la economía.

 La implementación de un proceso de nacionalización trastoca la financialización del manejo de la economía. Pero ¿estaríamos regresando a la famosa "eutanasia de la renta" acuñada por Keynes en su época? No necesariamente, y desde luego no completamente. Se puede fomentar el ahorro, pero bajo la condición de que su origen (ahorros de los trabajadores, negocios, comunidades) y las condiciones de las ganancias, sean bien definidas.   (...)

La nacionalización en el sentido más clásico se refiere únicamente a la substitución de consejos de administración conformados por accionistas privados por otros definidos por el Estado. Esto permitiría en principio, la implementación de políticas de crédito formuladas desde el Estado, lo cual no es poco. Pero no es suficiente si consideramos que la socialización requiere de la participación de accionistas sociales relevantes en la gestión del banco. 

Aquí la gestión de los bancos por sus propios trabajadores no sería lo más apropiado. El personal afectado debe ser incorporado en las decisiones sobre sus propias condiciones laborales, pero poco más, debido a que no le corresponde determinar las políticas de crédito que deben ser implementadas.
 Si los consejos de administración deben lidiar con el conflicto de intereses entre quienes proveen préstamos (los bancos) y aquellos que los reciben (las "empresas"), la fórmula para la composición de los consejos de administración debe ser diseñada tomando en cuenta cuáles son estas empresas y que es lo que necesitan.  (...)

Este es un argumento fuerte que justifica la reconstrucción de la especialización bancaria en función de los requerimientos de los beneficiarios de los créditos, así como de su propia función económica (provisión de liquidez a corto plazo, contribuir a la financiación de inversiones en el mediano y largo plazo). 

Deberíamos entonces por ejemplo, crear un " banco agrícola" (o un conjunto coordinado de bancos agrícolas) entre cuya clientela se incluyan no solo pequeños propietarios de tierra y campesinos sino también a todos los involucrados en las diferentes entidades de la agricultura descritas arriba. 

El consejo de administración del banco podría incorporar por un lado a los “bancarios" (personal del banco, los que han sido reclutados por el consejo de administración) y otros clientes (pequeños propietarios de tierra o campesinos, y otras entidades.
Podemos imaginar también otros tipos de sistemas articulados de bancos, adecuados para diferentes sectores industriales, en donde los consejos de administración podrían incluir clientes industriales, así como centros de investigación, tecnología y servicios, para asegurar el control del impacto ecológico de la industria, y de esta manera garantizar el mínimo riesgo (reconociendo claro está que ninguna acción humana está completamente libre de riesgos), y vincularlo a un debate transparente y democrático.
La des-financialización de la gestión económica requiere asimismo de dos tipos de legislación. La primera referente a la autoridad de un Estado soberano para prohibir que fondos especulativos (fondos de cobertura) operen en su propio territorio. La segunda es la referida a los fondos de pensiones, los cuales se han convertido actualmente en los mayores operadores en la financialización del sistema económico.

Estos fondos fueron designados, en Estados Unidos en primer lugar por supuesto, para transferir a los trabajadores los riesgos normalmente asumidos por el capital, y que constituyen las razones a las que se suele apelar para justificar la remuneración del capital! Esto constituye un arreglo escandaloso, en clara contradicción incluso con la defensa ideológica del capitalismo! Pero esta "invención" es un instrumento ideal para las estrategias de acumulación dominadas por los monopolios.
La abolición de los fondos de pensiones es necesaria para el beneficio de sistemas redistributivos de pensiones, los cuales por su propia naturaleza, requieren de un debate democrático para determinar las cantidades y periodos de contribución así como la relación entre las cantidades de las pensiones y los pagos. En una democracia que respeta derechos sociales, los sistemas de pensiones son universalmente accesibles para todos los trabajadores.
Todas las medidas de de-financialización sugeridas aquí nos llevan a una conclusión obvia: Un mundo sin Wall Street, tomando prestado el título de un libro de François Morin, es posible y deseable. (...)

Des-financialización no significa en cualquier caso la abolición de la política macroeconómica y en particular la gestión macro del crédito. Por el contrario, restaura su eficiencia al liberándola de la subyugación a estrategias que buscan la maximización de las rentas de los monopolios. (...)

(3)  En el nivel internacional: desconexión
 En este punto voy a utilizar el término “desconexión” que propuse hace medio siglo, un concepto que el discurso contemporáneo aparentemente ha sustituido por el sinónimo "des-globalización". Nunca he conceptualizado desconexión como una forma autárquica de refugio, sino como un cambio estratégico de cara tanto a las fuerzas internas como externas en respuesta a los requerimientos inevitables del desarrollo autodeterminado.

La desconexión promueve la reconstrucción de una globalización basada en la negociación, en vez de una subordinación a los intereses exclusivos de los monopolios imperialistas. La desconexión hace también posible la reducción de las desigualdades internacionales.  (...)

El imperialismo, bajo la forma adoptó hasta justo después de la Segunda Guerra Mundial, generó un fuerte contraste entre centros imperialistas industrializados y periferias dominadas donde la industria fue prohibida. Las victorias de los movimientos de liberación nacional iniciaron el proceso de industrialización de las periferias, mediante la implementación de políticas de desconexión necesarias para alcanzar el desarrollo endógeno.

 Asociadas con reformas sociales, que para aquellos tiempos eran reformas radicales, estas desconexiones crearon las condiciones para un eventual "surgimiento" de los países que más lejos habían llegado en esa dirección – obviamente con China a la cabeza de este bloque de países.
 Pero el imperialismo del actual momento histórico, el imperialismo de la Triada, está forzado a renegociar y "ajustarse” a las condiciones de este nuevo momento, y por lo tanto a reconstruirse bajo nuevas bases, basadas en "ventajas" mediante las cuales se busca mantener el privilegio de la exclusividad que he clasificado en cinco categorías. Estas se refieren al control de:
· tecnología
· acceso a recursos naturales del planeta
· integración global de los sistemas monetarios y financieros
· sistemas de comunicación e información
· armas de destrucción masiva.
Actualmente, la principal forma de desconexión es aquella definida precisamente por estos cinco privilegios del imperialismo contemporáneo. Los países emergentes están destinados a la desconexión de estos cinco privilegios, con distintos grados de control y auto determinación.   (...)

El conflicto entre los poderes imperialistas de la Triada y los países emergentes ya es visible, y se espera que empeore. Si quieren avanzar, las sociedades de los países emergentes se verán forzadas a avanzar hacia modelos de desarrollo autosuficientes mediante planes nacionales y a través del fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur.
La audacia, en estas circunstancias, incluye un compromiso vigoroso y coherente hasta el final, que vincule las medidas requeridas de desconexión con los avances deseados en el progreso social.
El objetivo de esta radicalización implica: la democratización de la sociedad; el consecuente progreso social asociado; y la toma de posiciones antiimperialistas. Un compromiso en esta dirección es posible, no solo para las sociedades de los países emergentes, sino también para los "abandonados" o los “invisibilizados” del Sur global. 

Estos países han sido recolonizados a través de los programas de ajuste estructural de los 1980s. Sus pueblos están actualmente movilizados, y o bien han alcanzado algunas victorias (en América del Sur) o no lo han logrado todavía (en el mundo árabe).
 Audacia significa que la izquierda radical de estas sociedades debe tener el coraje necesario para medir los retos que afronta y apoyar la continuación y radicalización de las necesarias luchas actualmente en marcha.
La desconexión del Sur prepara el camino para la deconstrucción del propio sistema imperialista. (...)

Pero cuidado: es una ilusión esperar que a este sistema le sustituya “otro mundo monetario y otro sistema financiero" que sea más equilibrado y favorable para el desarrollo de las periferias. (...)

La misma cuestión de la desconexión es igualmente importante para Europa, que es una especie de sub escenario de globalización dominado por monopolios. El proyecto europeo fue diseñado desde afuera y construido sistemáticamente para desposeer a la gente de su capacidad para ejercer su poder democrático. 

La Unión Europea fue establecida como un protectorado de los monopolios. Con la implosión de la zona euro, la subordinación a la ganancia de los monopolios ha significado la abolición de la democracia, que ha sido reducida al estatus de farsa y que adopta formas extremas, concentrándose solo en la pregunta: cómo el “mercado" (o sea los monopolios) y las “agencias de calificación de riesgos” (es decir, de nuevo los monopolios) reaccionan? Actualmente ese es el único asunto planteado. Ya no es un tema a ser considerado el cómo la gente reacciona.  (...)

Está claro que ni aquí ni allí existe una alternativa a la audacia: es necesario "desobedecer" las reglas impuestas por la "Constitución Europea" y el ficticio Banco Central Europeo. En otras palabras, no existe otra alternativa que deconstruir las instituciones europeas y la zona euro. Este es el pre requisito insoslayable para la eventual reconstrucción de "otra Europa" de pueblos y naciones.   

En conclusión: Audacia, más audacia, siempre audacia.
En definitiva esto es lo que quiero decir con audacia:
  • (i) Para la izquierda radical de las sociedades de la Triada imperialista, la necesidad de un compromiso para construir un bloque social anti monopólico. 
  • (ii) Para la izquierda radical de las sociedades de la periferia, el compromiso de construir un bloque social alternativo anti-comprador.
 El capitalismo es ya un sistema obsoleto, su continuidad solo puede llevarnos a la barbarie. No es posible otro capitalismo. La posibilidad de un choque de civilizaciones es, como siempre, incierto. O la izquierda radical triunfa mediante la audacia de sus propias iniciativas para elaborar avances revolucionarios, o la contra revolución ganará. (...)

Audacia es lo que hace falta para provocar el otoño del capitalismo, otoño que será anunciado por la implosión del propio sistema y por el nacimiento de una auténtica primavera de los pueblos, una primavera posible."                        ('Audacia, más audacia' de Samir Amin, ALAI, América Latina en Movimiento, 2011-12-13)

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