15/3/13

La crisis de la democracia representativa encierra dos resultados posibles: el autoritarismo tecnocrático, quizás decorado con algún elemento participativo; y la democracia participativa

"Desde hace meses, los comentaristas están divididos: hay los que consideran que el Movimiento 5 Estrellas es una “costilla de la izquierda” y los que lo consideran una organización populista, mayormente de derechas, en algunos casos tendencialmente fascista. Ambas opiniones están en lo cierto.  (...)

Resulta particularmente rompedora la fuerza del mensaje participativo, lanzado por el M5S con una radicalidad y una eficacia que ningún movimiento político de la izquierda reciente ha logrado alcanzar: la cancelación de la diferencia entre representados y representantes, la sustitución de la delegación por la participación y la destrucción de la política como profesión. 

Sin embargo, ¿dónde está, en el M5S, la “derecha”? En primer lugar, en una posible evolución de este ideal democrático mismo. Si se percibe como objetivo que una única fuerza social realmente pueda ir auténticamente en contra de todas las demás (partidos políticos, sindicatos, etc.), la hiperdemocracia puede convertirse en su opuesto. (...)

De hecho, es un modelo que reproduce exactamente la forma del llamado “capitalismo cognitivo”. 

Como se ha señalado en varias ocasiones, entre otros por Carlo Formenti, la economía de la Red se caracteriza por una vasta participación desde abajo (de usuarios, consumidores, activistas de medios, etc.) y por una restricción piramidal en la parte superior, es decir, el papel oligopólico de unas pocas empresas muy grandes (Google, Amazon, etc.).

 El M5S aparece organizado de una manera similar. Tal vez sea esta analogía entre su forma y la de la economía de la Red lo que explica, en parte, su éxito.(...)

¿Puede un proyecto surgido en este entorno favorecer los intereses de las clases populares? ¿O es plausible pensar que ofrece oportunidades a las élites económicas? La valoración de los resultados electorales del M5S que han hecho los entornos de Goldman Sachs y Confindustria permiten pensarlo. 

¿Y pues? El Movimiento 5 Estrellas es tan de izquierdas como de derechas, es tan hiperdemocrático como autoritario. Incluye en sí mismo todas las formas en que la políticas representativas ha sido cuestionadas en los últimos años desde arriba y desde abajo: es a la vez un movimiento social, un partido-empresa y un partido personal. 

Contiene en sí la idea de la politización total de la sociedad (“no me votéis, ¡activaos!”) y la idea de una despolitización tecnocrática en la que la administración reemplaza a la política (las capacidades en lugar de las pertenencias). Es profético (la Utopía acrítica de la Red) y antiprofético, es decir, opuesto a la tipología específica de profecía política que es la ideología moderna. 

La crisis de la democracia representativa encierra dos resultados posibles: el autoritarismo tecnocrático, quizás decorado con algún elemento participativo; y la democracia participativa. El M5S contiene en sí en ambas posibilidades. Y de esta coparticipación deriva su éxito: las dificultades de una construcción “asambleísta” del proceso de decisión política se obvia por medio del verticismo.

 Su éxito indica que, utilizando el lenguaje de Gramsci, en la política contemporánea se da una nueva oscilación de la “guerra de trincheras” (en la que las alternativas políticas se incluyen en el orden existente) a la “guerra de movimientos”, en la que están en juego el orden existente mismo, y las formas generales de la política y la economía. 

Este paso abre un nuevo campo de posibilidades a la izquierda. A condición de que sepa cómo jugar a este nivel. De que sepa organizar, junto a su propio modelo de democracia radical, un proyecto global de sociedad. Lo que está en crisis no es sólo la representación sino también el capitalismo.

 A este respecto, Grillo no dice (casi) nada: éste es nuestro trabajo, éste es nuestro terreno. Actuar a este nivel significa, en mi opinión, construir un nuevo sujeto plural que sepa federar las luchas por los bienes comunes, el movimiento anti austeridad, las luchas del trabajo, el mundo del trabajo dependiente y el del trabajo “cognitivo”, tratando de construir una alternativa global de sociedad, un proyecto de “democracia de los bienes comunes”, la idea innovadora de un “socialismo del siglo XXI”.    (Loris Caruso, Il Manifesto, Rebelión,  15/03/2013)

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