"Desde hace meses, los comentaristas están divididos: hay los que
consideran que el Movimiento 5 Estrellas es una “costilla de la
izquierda” y los que lo consideran una organización populista,
mayormente de derechas, en algunos casos tendencialmente fascista. Ambas
opiniones están en lo cierto. (...)
Resulta particularmente rompedora la fuerza del mensaje participativo,
lanzado por el M5S con una radicalidad y una eficacia que ningún
movimiento político de la izquierda reciente ha logrado alcanzar: la
cancelación de la diferencia entre representados y representantes, la
sustitución de la delegación por la participación y la destrucción de la
política como profesión.
Sin embargo, ¿dónde está, en el M5S, la
“derecha”? En primer lugar, en una posible evolución de este ideal
democrático mismo. Si se percibe como objetivo que una única fuerza
social realmente pueda ir auténticamente en contra de todas las demás
(partidos políticos, sindicatos, etc.), la hiperdemocracia puede convertirse en su opuesto. (...)
De hecho, es un modelo que reproduce exactamente la forma del llamado
“capitalismo cognitivo”.
Como se ha señalado en varias ocasiones, entre
otros por Carlo Formenti, la economía de la Red se caracteriza por una
vasta participación desde abajo (de usuarios, consumidores, activistas
de medios, etc.) y por una restricción piramidal en la parte superior,
es decir, el papel oligopólico de unas pocas empresas muy grandes
(Google, Amazon, etc.).
El M5S aparece organizado de una manera similar.
Tal vez sea esta analogía entre su forma y la de la economía de la Red
lo que explica, en parte, su éxito.(...)
¿Puede un proyecto surgido en este entorno favorecer los intereses de
las clases populares? ¿O es plausible pensar que ofrece oportunidades a
las élites económicas? La valoración de los resultados electorales del
M5S que han hecho los entornos de Goldman Sachs y Confindustria permiten
pensarlo.
¿Y pues? El Movimiento 5 Estrellas es tan de
izquierdas como de derechas, es tan hiperdemocrático como autoritario.
Incluye en sí mismo todas las formas en que la políticas representativas
ha sido cuestionadas en los últimos años desde arriba y desde abajo: es
a la vez un movimiento social, un partido-empresa y un partido
personal.
Contiene en sí la idea de la politización total de la sociedad
(“no me votéis, ¡activaos!”) y la idea de una despolitización
tecnocrática en la que la administración reemplaza a la política (las
capacidades en lugar de las pertenencias). Es profético (la Utopía
acrítica de la Red) y antiprofético, es decir, opuesto a la tipología
específica de profecía política que es la ideología moderna.
La
crisis de la democracia representativa encierra dos resultados
posibles: el autoritarismo tecnocrático, quizás decorado con algún
elemento participativo; y la democracia participativa. El M5S contiene
en sí en ambas posibilidades. Y de esta coparticipación deriva su éxito:
las dificultades de una construcción “asambleísta” del proceso de
decisión política se obvia por medio del verticismo.
Su éxito indica
que, utilizando el lenguaje de Gramsci, en la política contemporánea se
da una nueva oscilación de la “guerra de trincheras” (en la que las
alternativas políticas se incluyen en el orden existente) a la “guerra
de movimientos”, en la que están en juego el orden existente mismo, y
las formas generales de la política y la economía.
Este paso abre
un nuevo campo de posibilidades a la izquierda. A condición de que sepa
cómo jugar a este nivel. De que sepa organizar, junto a su propio
modelo de democracia radical, un proyecto global de sociedad. Lo que
está en crisis no es sólo la representación sino también el capitalismo.
A este respecto, Grillo no dice (casi) nada: éste es nuestro trabajo,
éste es nuestro terreno. Actuar a este nivel significa, en mi opinión,
construir un nuevo sujeto plural que sepa federar las luchas por los
bienes comunes, el movimiento anti austeridad, las luchas del trabajo,
el mundo del trabajo dependiente y el del trabajo “cognitivo”, tratando
de construir una alternativa global de sociedad, un proyecto de
“democracia de los bienes comunes”, la idea innovadora de un “socialismo
del siglo XXI”. (Loris Caruso, Il Manifesto, Rebelión, 15/03/2013)
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