"Unas 258.000 personas murieron durante la hambruna
que sufrió Somalia entre octubre de 2010 y abril de 2012, según un
estudio publicado hoy y elaborado por la ONU y la agencia estadounidense
de cooperación USAID.
Sin embargo, las preocupaciones de los países de
Occidente, que consideran a Somalia un país fallido, se han centrado
desde 2008 en el adiestramiento de militares locales, la persecución a los piratas en el Cuerno de África y la protección de sus barcos de pesca.
La Unión Europea estimó en 7.000 millones de dólares el impacto de la piratería somalí y se alió con la OTAN para desplegar la Operación Atalanta,
un complejo de acciones militares desplegadas para asegurar el tráfico
marítimo en la zona. En esta operación España se ha erigido como el
segundo mayor contribuyente después de Francia, llegando a apotar una
fragata, un avión de patrulla marítima y un buque.
Siendo cierto que las instituciones comunitarias destinaron fondos al apoyo humanitario, lo cierto es que el mayor esfuerzo contributivo
se han dirigido a misiones de seguridad como la AMISOM; la EUTM, que
forma militares somalíes en Uganda; o la propia Operación Atalanta.
Operaciones desplegadas mientras en Somalia la hambruna y la sequía
arrasaba a la población local.
Según el informe, en el que
participaron, entre otros, la Unidad de Análisis de Nutrición y
Seguridad Alimentaria de Somalia (FSNAU) de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), del total
de fallecidos por la sequía y la consecuente hambruna, unos 133.000 fueron niños menores de 5 años. "Ahora tenemos una idea de la verdadera dimensión de esa tragedia humana",
aseguró Mark Smulders, economista de la FAO, al subrayar la necesidad
de extraer "lecciones de esta experiencia" para construir un "futuro más
resistente".
El número de fallecidos representa alrededor de un 4,6% de
la población del sur y centro de Somalia, seis de cuyas regiones fueron
declaradas por la ONU en estado de hambruna. De éstas, las más
afectadas fueron las de Bajo Shabelle, Mogadiscio y Bay, indica el
estudio.
En concreto, en Bajo Shabelle un 18% de los niños menores de 5 años
murió a causa de la hambruna, cifra que desciende ligeramente hasta el
17% en Mogadiscio, y hasta un 13% en Bay. Asimismo, el informe apunta
que los meses en los que se produjeron más muertes, unas 30.000 al mes, fueron entre mayo y agosto de 2011.
"El texto confirma que deberíamos haber hecho más
antes de la declaración (oficial) de la hambruna del 20 de julio de
2011", indicó hoy el responsable para Somalia de la Oficina de
Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Philippe
Lazzarini.
"Las advertencias, que empezaron con la sequía en 2010,
no lograron la anticipación necesaria", apuntó en un comunicado
Lazzarini, quien concedió que, "cuando se declaró la hambruna, una movilización masiva
de la comunidad humanitaria ayudó a mitigar los peores efectos de esa
crisis".
Según el coordinador humanitario para Somalia, la OCHA está
multiplicando los esfuerzos "para invertir en el pueblo
y las comunidades de Somalia y romper así el ciclo de crisis y
respuesta", y para que "Somalia nunca vuelva a sufrir una hambruna".
Las cifras, no obstante, son relativas única y exclusivamente a las muertes derivadas del efecto de la hambruna
y la inseguridad alimentaria, sin contar las miles de fallecimientos
provocados por el conflicto armado en Somalia, que dura ya 22 años." (Público, 02/05/2013)
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