27/5/13

Inglaterra sobornó a los generales de Franco para que España no entrase en la Segunda Guerra Mundial

 "El MI6, el servicio de espionaje británico, sobornó a generales españoles para que estos disuadieran al dictador Francisco Franco de entrar en la Segunda Guerra Mundial del lado de Hitler. Documentos secretos ahora desclasificados revelan que se pagaron el equivalente a 232 millones de dólares de hoy que fueron a parar a militares del círculo del general Franco, armadores y varios agentes espías.

Esta información publicada hoy por el diario The Guardian en su web ha sido un asunto ya mencionado por historiadores británicos y españoles pero ahora parece que por fin se muestran detalles inéditos. El historiador Jorge M. Reverte asegura que estos pagos se gestionaron "a través del empresario balear Juan March". Un agente inglés en la Embajada británica en Madrid era el intermediario. "March habló con generales importantes, como Aranda, y aunque simuló que el dinero lo ponía él, venía de los británicos".

El dinero se entregó a través de una cuenta en Nueva York de un banco suizo, según el diario británico, que sitúa como urdidor de la trama al embajador británico en Madrid, Samuel Hoare. Los documentos desclasificados muestran a un Hoare preocupado porque pensaba que era inminente la entrada española en la Segunda Guerra Mundial y que, por lo tanto, Franco abandonaría la neutralidad mostrada al inicio del conflicto.
 
El MI6, el servicio de espionaje británico, sobornó a generales españoles para que estos disuadieran al dictador Francisco Franco de entrar en la Segunda Guerra Mundial del lado de Hitler. Documentos secretos ahora desclasificados revelan que se pagaron el equivalente a 232 millones de dólares de hoy que fueron a parar a militares del círculo del general Franco, armadores y varios agentes espías.

Esta información publicada hoy por el diario The Guardian en su web ha sido un asunto ya mencionado por historiadores británicos y españoles pero ahora parece que por fin se muestran detalles inéditos.

 El historiador Jorge M. Reverte asegura que estos pagos se gestionaron "a través del empresario balear Juan March". Un agente inglés en la Embajada británica en Madrid era el intermediario. "March habló con generales importantes, como Aranda, y aunque simuló que el dinero lo ponía él, venía de los británicos".

El dinero se entregó a través de una cuenta en Nueva York de un banco suizo, según el diario británico, que sitúa como urdidor de la trama al embajador británico en Madrid, Samuel Hoare. Los documentos desclasificados muestran a un Hoare preocupado porque pensaba que era inminente la entrada española en la Segunda Guerra Mundial y que, por lo tanto, Franco abandonaría la neutralidad mostrada al inicio del conflicto.

 Sin embargo, cuando los contactos con estos republicanos españoles (los rojos, como se les llama en los documentos) llegó a oídos de Winston Churchill, este mostró su preocupación así que instó al ministro de la Guerra, Hugh Dalton, a que interviniera para acabar con las reuniones."    (El País, 23/05/2013)
 

"El MI6, los servicios de inteligencia británicos, invirtieron 16 millones de dólares, el equivalente a 200 de hoy –más de 155 millones de euros– en el soborno de cargos militares españoles, entre otras autoridades, para evitar la entrada de España en la II Guerra Mundial.
Así lo anunció este jueves el diario británico The Guardian citando unos documentos secretos desclasificados el mismo día, que mencionan al entonces embajador del Reino Unido en Madrid, Sir Samuel Hoare, y las advertencias que trasladó a su Gobierno a partir de 1940: a no ser que se comprase su neutralidad, el país la abandonaría y Franco uniría fuerzas en la contienda mundial con Hitler.
"Personalmente urjo a la autoridad a que conceda sin demora y a que, en caso de duda, se consulte con el primer ministro", escribió el diplomático a la Foreign Office de Londres en 1940, cuando reclamó una suma inicial de un millón de dólares. "Por supuesto", subrayó más tarde Winston Churchill con tinta roja sobre el mismo documento para darle trámite.
El dinero británico, según el testimonio del diplomático que recogen los documentos, se invertía, entre otras cosas, en conseguir el arresto de cargos cercanos al dictador que conspiraban para convencerle de que se uniese en la guerra a Adolf Hitler.
Más tarde Hoare insistiría en la misma advertencia al pedir más dinero a la inteligencia británica para los sobornos. "Bien podría ser que la entrada de España en la guerra dependa de la rapidez de nuestra acción", detalló en un escueto telegrama en el que también apreció que la situación política era "crítica", aunque sin precisar más. "No puedo dedicar tiempo a explicar la situación en detalle".
Las alertas de Hoare calaron en el Gobierno británico. Tanto que en un mensaje secreto emitido por Londres Lord Edward Halifax, el máximo responsable de la política exterior del Ejecutivo, le pidió a Hoare que los británicos estableciesen contacto con los rebeldes españoles y los guerrilleros que aún luchaban contra Franco en caso de que España se uniera a Alemania. Al final de tal mensaje, Halifax pide al diplomático que quemase la carta una vez la hubiera leído, cosa que, evidentemente, no hizo.
The Guardian también detalla el nombre de al menos dos de los supuestos destinatarios de las sumas de dinero, que cita como los señores "José Jorro Andreo y Rasado Silva". En su caso lo habrían recibido a través del Banco de Portugal en Lisboa, aunque la mayor parte del total que Reino Unido invirtió en comprar a los cargos españoles pasó por la cuenta bancaria de un banco suizo radicada en Nueva York.
También en Lisboa unos agentes británicos se entrevistaron con un líder republicano español –su nombre no trasciende–, representante de la Alianza Democrática Española. Según los documentos del MI6, Churchill llegó a temer que los británicos estuvieran "contactando con rojos con el objetivo de instigar una revolución". Sería su ministro de Economía de Guerra, Lord Hugh Dalton, quien le convenció de lo contrario.
Los españoles que cita The Guardian –entre ellos cargos militares y "dueños de barcos", precisa– no fueron los únicos destinatarios de esta financiación secreta, una estrategia en la que parecían tener especial relevancia los diplomáticos."         (El Confidencial, 23/05/2013)

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