"¿Existe la lucha de clases? En realidad, muchos se preguntarán incluso
si existen clases sociales. Algunos columnistas ultraliberales que gozan
de grandes cajas de resonancia en los medios públicos y privados de
Catalunya incluso han llegado a ridiculizar el mero concepto de clase
social.
En realidad, términos como burguesía, pequeña burguesía o clase
trabajadora casi nunca aparecen en las páginas de los medios de mayor
difusión. El único término que se utiliza en tales medios es el de clase
media, donde, por lo visto, la mayoría de la ciudadanía se encuentra.
En esa estructura social, la población se divide en ricos, clase media y
pobres. Esta definición de la estructura social refleja, por cierto, la
enorme influencia en España de la cultura dominante en EEUU, donde
términos como burguesía o clase trabajadora nunca se utilizan. Son parte
del lenguaje prohibido. (...)
Y en este nuevo lenguaje, el concepto de lucha de clases aparece también
en España como anticuado. Ya nadie lo utiliza. ¿Por qué? Por la misma
razón por la que está en la práctica prohibido en EEUU. La enorme
influencia de la clase dominante (...9
Y, sin embargo, continúa existiendo lo
que Noam Chomsky, en la introducción al libro Hay alternativas.
Propuestas para crear empleo y bienestar en España (de Vicenç Navarro,
Juan Torres y Alberto Garzón) ha definido acertadamente como la guerra
de clases unilateral, es decir, la agresividad que se ve y se palpa en
bases diarias de la clase capitalista en contra de la clase trabajadora y
de las clases medias, que juntas suman la gran mayoría de la población,
las clases populares.
Es lo que en lenguaje anglosajón radical (del
Occupy Wall Street Movement) se llama la lucha del 1% de la población
(los súper ricos, que junto con otro 9% constituyen los establishments
financieros, empresariales -de las grandes corporaciones-, mediáticos y
políticos que dominan las instituciones mal llamadas representativas del
país) contra la gran mayoría de la población.
En esta “guerra de
clases”, la lucha de la burguesía en contra de la clase obrera se ha
ampliado y redefinido para pasar a ser la lucha de una minoría –las
elites financieras y de las grandes corporaciones que controlan la
actividad económica del país- ayudada por las elites mediáticas y
políticas, frente a la gran mayoría de la población (el 90%).
No hay manera más fácil de demostrar que
España tiene clases sociales que mirar a nuestro alrededor, observando
dónde vive la gente, cómo vive y cuándo muere. Cojan ustedes un taxi y
conduzcan por los barrios de Barcelona.
Verán ustedes que hay claramente
barrios burgueses, barrios pequeño burgueses, barrios de clase media y
barrios de clase trabajadora, que a su vez pueden diferenciarse entre
clase trabajadora cualificada y clase trabajadora no cualificada.
Verán
fácilmente que no es cierto que todos los barceloneses vivamos en
barrios de clase media. Y verán también como el tipo de comercio va
orientado a distintas clases sociales. Y si miran las tasas de
mortalidad verán que siguen un gradiente según su clase social, de
manera que en España un burgués, como promedio, vive diez años más (sí,
diez años más) que un trabajador no cualificado en paro crónico.
¿Existe lucha de clases?
Una manera fácil de verlo es analizar la
distribución de las rentas en el Estado español hoy. Estas, las rentas
del país, derivan bien de poseer capital (tal como acciones bancarias u
otros bienes que generan dinero) o del trabajo, es decir, de los
salarios y otras rentas asociadas al trabajo. La gran mayoría de la
ciudadanía consigue sus rentas a partir de su trabajo. Solo una minoría
(muy minoría) deriva sus rentas del capital. (...)
Pues bien, analicemos cómo han ido
evolucionando estos dos tipos de rentas en España. Si las rentas
estuvieran distribuidas proporcionalmente a como se distribuye la
población, las rentas del capital serían un porcentaje del total de
rentas muy bajo, pues los capitalistas –que obtienen sus rentas de la
propiedad del capital- son un sector muy pequeño de la población.
Pero
en realidad, debido a la mala distribución de las rentas a favor del
capital (es decir, de los capitalistas) a costa del mundo del trabajo
(incluido usted lector y yo, puesto que deduzco que los capitalistas no
me leen), observamos como las rentas del capital alcanzaron más del 40%
de las rentas totales.
Y las rentas del trabajo oscilaron alrededor de
un 50% (hay un 10% que procede de otras fuentes) durante los últimos
treinta años.
Esta cifra ya le da a usted una idea de
quién tiene más poder en España. Por cierto, que España es uno de los
países de la UE-15 donde las rentas del capital son más altas, y por lo
tanto donde las rentas del trabajo son más bajas. El poder del capital
sobre el Estado explica que las rentas del capital se gravaran mucho
menos que las rentas del trabajo. (...)
Aunque usted no lo sabrá puesto que no aparecerá en los medios de mayor
difusión, donde usar la palabra “capitalista” es anticuado, y hablar de
“lucha de clases” es “demagógico”. ¿Se da cuenta usted, lector, del
significado que tiene que a un lenguaje se le fuerce y margine para que
aparezca como anticuado? Y mientras tanto la lucha de clases ha
alcanzado un nivel de hostilidad sin precedentes.
Excepto en la mal
llamada Guerra Civil, que fue una lucha de clases de primera magnitud,
realizada por medios militares, no habíamos visto una lucha con
semejante agresividad. Llevada a cabo ahora por el gobierno más
reaccionario que España (ver “El gobierno Rajoy, el más reaccionario de
la eurozona”, El Plural, 01.07.13) ha tenido desde el establecimiento de
la democracia, se están recortando derechos laborales, sociales,
civiles y políticos con una hostilidad que justifica la definición de
“guerra de clases” que utiliza Chomsky.
La única alternativa a esta
situación es que esta guerra sea bilateral y que la mayoría de la
ciudadanía, que deriva sus rentas del trabajo, se rebele por todos
medios (siempre y cuando no sean violentos) a fin de parar/revertir
aquella agresividad." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 2 de julio de 2013, en vnavarro.org, 02/07/2013)
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