12/7/13

Unos 33 mil ricos –0.1% de la población– compraron las elecciones nacionales de Estados Unidos el año pasado

"Unos 33 mil ricos –0.1 de la población– compraron las elecciones nacionales de Estados Unidos el año pasado, mientras los ingresos de los ejecutivos empresariales se incrementaron aún más en 2012; un banco trasnacional que lavó fondos en este país para narcotraficantes y mafiosos fue, en esencia, perdonado a cambio de un poco de lana; todo esto mientras un sector secreto del gobierno espió, sin permiso de nadie, a la mayoría de ésta y otras poblaciones.

 Para colmo, a la vez que se ofrecen discursos en el extranjero sobre el apego al derecho internacional, la defensa de los derechos humanos y la democracia, en los hechos hay demasiadas contradicciones como para que las palabras tan elocuentes tengan credibilidad.

Todo esto tendría que estar en cualquier lista de síntomas para diagnosticar si una democracia se encuentra en estado crítico.

Según la Fundación Sunlight, 31 mil 385 personas –una décima parte del uno por ciento de la población de Estados Unidos– aportaron casi 30 por ciento de los 6 mil millones de dólares en contribuciones a las elecciones federales en 2012 (presidenciales y legislativas). O sea, este grupo, muy exclusivo, que ni siquiera llenaría un estadio de futbol (...)

Mientras tanto, el gigantesco banco trasnacional HSBC logró resolver su problema legal pagando 1.92 mil millones de dólares a las autoridades, sin tener que enfrentar cargos criminales por haber lavado miles de millones en fondos provenientes del narcotráfico en México y Colombia, y negocios de país bajo sanciones económicas por posibles actividades terroristas. Si uno es integrante del uno por ciento, la justicia no es igual para todos.

En el ámbito internacional, Washington continúa amenazando a países latinoamericanos para que no permitan el tránsito o sean destino del fugitivo Edward Snowden, acusado de ser espía por haber revelado secretos de que Estados Unidos podría estar violando los derechos de millones de ciudadanos y espiando poblaciones de cualquier otro país, al parecer, que se le antoje.

 Mientras Washington intenta enfocar la atención sobre Snowden, el asunto más grave es lo que el fugitivo reveló: un aparato masivo de vigilancia y espionaje a ciudadanos aquí y todas partes del mundo, y con ello engaños y falsedades por los más altos funcionarios ante representantes del pueblo sobre todo esto.

 Lo que vemos aquí, una vez más, es una corriente autoritaria en la vida política estadunidense, en la cual los oficiales políticos más poderosos no pueden cometer delitos y hacer maldades. (...)

A la vez, con la gran preocupación por la democracia en el mundo, el Wall Street Journal, en su editorial sobre la crisis política en Egipto, concluyó que los egipcios tendrían suerte si sus nuevos generales gobernantes resultaran estar en el molde de Augusto Pinochet, de Chile, quien tomó el poder entre el caos, pero contrató a reformistas de mercado libre y asistió el parto de una transición a la democracia.

 O sea, ¿la recomendación de uno de los medios nacionales más importantes en este país democrático son 17 años de dictadura, junto con tortura, desapariciones y asesinatos de miles?

Éstos son sólo algunos de los más recientes indicadores de la condición democrática de Estados Unidos"         (David Brooks, La Jornada, Jaque al neoliberalismo, 09/07/2013)

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