"El poder siempre ha sido un objeto de estudio de singular importancia
para las ciencias sociales, en general, y para la Economía Política en
particular. En el ámbito de esta disciplina han sido muchos los
trabajos que, desde diferentes enfoques, se han interrogado acerca de
la naturaleza, la estructura y las fuentes del poder. (...)
En este sentido destaca un trabajo relativamente reciente, “The Network of Global Corporate Control”,
publicado por el prestigioso PLoS ONE, y que ha recabado rápidamente
la atención de investigadores, científicos y medios de comunicación de
todo el mundo debido al importante avance que supone a la hora de
cartografiar la estructura del poder económico transnacional.
Este trabajo de Stefania Vitali, James
B. Glattfelder y Stefano Battiston (2011), especialistas en diseño de
sistemas del Swiss Federal Institute of Technology de Zurich, parte de
una serie de preguntas esenciales a la hora de analizar el poder
empresarial transnacional:
¿Cuál es la arquitectura mundial de la
propiedad accionarial? ¿Cómo se distribuye el control económico en esa
red de propiedad accionarial? ¿Cuáles son los actores económicos más
relevantes de la red?
Es sobradamente conocido que las
empresas transnacionales ejercen control sobre otras empresas filiales a
través de una red de participaciones directas e indirectas que se
extiende por múltiples países. Sin embargo, la arquitectura de dicha
red no era bien conocida hasta el momento, así como tampoco la
distribución global del control ni la identidad de los principales
nodos.
Por ejemplo, ¿las empresas transnacionales se agrupan entre sí
formando grupos relativamente aislados unos de otros, o forman una red
densamente conectada con un centro y una periferia? ¿Qué influencia
tienen unos actores sobre otros? A pesar de la enorme importancia que
todo esto tiene para la política económica, la investigación al
respecto ha sido relativamente limitada hasta la fecha.
A partir de la base de datos Orbis,
comercializada por la consultora Bureau van Dijk’s, y con datos de
2007, Vitali, Glattfelder y Battiston analizan los vínculos de
propiedad accionarial de más de 43.000 empresas transnacionales de 116
países, definiendo una inmensa red de 600.500 nodos y más de un millón
de vínculos accionariales.
Aunque otras investigaciones habían
desarrollado previamente trabajos económicos similares, utilizando
métodos científicos procedentes del análisis de redes complejas
–aplicados por ejemplo al estudio de redes comerciales (Fagiolo et al., 2009) o de redes de propiedad accionarial (Glattfelder y Battiston, 2009)– nunca antes se había desarrollado un análisis empírico de la estructura de propiedad accionarial a nivel mundial.
Dos son los resultados principales de
“The Network of Global Corporate Control”.
En primer lugar, Vitali,
Glattfelder y Battiston cartografían la forma que toma la red del poder
corporativo. La red presenta numerosos clusters de empresas.
No obstante, el mayor de ellos, integrado por 15491 firmas, acumula el
94% de los ingresos por ventas del total de transnacionales analizadas.
En el centro de dicho cluster nos encontramos con un pequeño
núcleo de corporaciones (el 0,7% del total de la muestra, apenas 295
transnacionales con sede especialmente en países anglosajones).
Las
transnacionales que integran este pequeño grupo (que genera el 18,7% de
los ingresos por ventas del conjunto de la muestra) están muy
intensamente conectadas entre sí mediante vínculos accionariales
cruzados, dando lugar a un subconjunto de empresas en donde cada
miembro posee acciones –directa o indirectamente– de todos y cada uno
de los restantes miembros del grupo. Como resultado, el 75% de la
propiedad accionarial de las empresas de este núcleo permanece en manos
de otras empresas del propio núcleo.
Además, en segundo lugar, los autores
identifican la distribución global del poder en dicha red así como la
identidad de los principales accionistas. Únicamente 737 empresas
acumulan el 80% del control económico de las restantes transnacionales
de la red. El control económico se computa mediante el control
potencial sobre los ingresos por ventas del resto de transnacionales.
De este modo, los autores encuentran que el control accionarial en la
red estudiada se distribuye mucho más desigualmente que la propiedad.
En concreto, los principales accionistas de la red detentan un control
diez veces superior de lo que cabría esperar de acuerdo a su riqueza
patrimonial.
Estos dos importantes resultados se
conectan entre sí, de forma que al combinar la descripción topológica
de la red con el control accionarial los autores proporcionan una
caracterización completa de la estructura de poder empresarial. Como
cabía esperar, las transnacionales más poderosas en términos de
capacidad de control tienen a situarse en el núcleo de la red.
A pesar
de su pequeño tamaño, este núcleo acumula un alto porcentaje de control
económico: casi el 40% del control sobre los ingresos por ventas del
conjunto de empresas transnacionales es detentado, a través de una
intrincada red de participaciones accionariales, por un subconjunto de
147 empresas del núcleo de la red, que además tiene pleno control
accionarial sobre sí mismo.
Además, un elemento especialmente relevante
de esta caracterización de los actores que ocupan el centro de la red
es que aproximadamente el 75% de ellos son instituciones financieras.
* Topología de la red de empresas transnacionales (Vitali et al., 2011: 3)
Pareciera por tanto que las
investigaciones de comienzos del siglo XXI, mediante los métodos
científicos más avanzados, vienen a confirmar las teorías del
economista alemán Rudolf Hilferding, quien ya señalaba un siglo atrás
en su principal obra que “el capital financiero significa la
unificación del capital.
Los antiguos sectores separados del capital
industrial, comercial y bancario se hallan bajo la dirección común de la
alta finanza” (Hilferding, 1910: 337).
Los significativos resultados del
estudio de Vitali, Glattfelder y Battiston no sólo profundizan y
desarrollan los trabajos de Strange, Gill, Beck o Hilferding,
contribuyendo al conocimiento de las estructuras del poder económico y
financiero transnacional. Estos resultados ayudan también a entender
cómo la singular arquitectura del poder económico y financiero
internacional ha determinado la crisis económica actual.
Por un lado, la intensa interrelación
económica y accionarial entre las principales corporaciones financieras
ha agudizado el riesgo sistémico y la velocidad del contagio en los
momentos de crisis.
Pero además, la enorme concentración de poder
acumulada por dichas instituciones habría contribuido a socavar la
soberanía legislativa de Estados y parlamentos, propiciando un proceso
de “captura regulatoria” capaz de promover cambios legislativos cada
vez más favorables a los intereses de estos actores (eliminación de los
controles financieros, profundización de la desreglamentación de los
mercados, facilidades a la movilidad del capital y a la concesión de
créditos).
Todo esto ha derivado, como sabemos, en una deficiente
valoración del riesgo en el que incurrían las corporaciones financieras
(y, con ellas, el conjunto de la economía), en la acumulación de
numerosos activos tóxicos y en un crecimiento de la actividad
financiera no sustentada en el crecimiento de la productividad y los
beneficios reales, determinando todo ello la crisis actual." (Colectivo Novecento. Publicado originalmente en inglés en Mapping Ignorance, Nacho Álvarez Peralta, Economía Crítica y crítica de la economía, 05/09/2013)
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