"1. La
materia prima para la construcción de un bloque antineoliberal está compuesta por número importante de actores diversos.
Están repartidos de forma
desigual por la geografía, las clases
y los estratos sociales (juventud etc.), tienen formas distintas de interpretar o de priorizar los problemas y las
salidas, utilizan lenguajes que no son los mismos e incluso tienen posiciones encontradas en algunos temas importantes.
Pero tienen funcionalidades complementarias de forma que son
insustituibles para la conformación de dicho bloque y ninguno de ellos es intercambiable por los demás. Forman un mosaico más que una jerarquía de
actores. Son los siguientes:
a.) las organizaciones políticas con vocación
antineoliberal. Se dividen en:
•a-1: organizaciones
antineoliberales de “ámbito estatal”
•a-2: organizaciones
antineoliberales de “ámbito territorial”
b.) la ciudadanía activa fuera de las
organizaciones políticas. Se dividen en:
•b-1: los miembros pasivos de
las ONGs a los que se suman sus miembros más activos y constantes
•b-2: los ciudadanos que se han
incorporado en los últimos años a nuevas formas de participación directa
c.) el trabajo organizado. Se divide en:
•c-1: los sindicatos de “proyección
estatal”
2. El
objetivo es hacer converger a todos
estos actores convirtiéndolos en un sujeto
múltiple. Sólo un esfuerzo constante de coordinación y una cultura asentada
del acuerdo puede transformar este mosaico en un poder lo suficientemente
importante y operativos.(...)
El procedimiento a seguir no es tanto “vender” el punto de vista
propio con el fin de situarse lo más arriba posible en una jerarquía de actores
antineoliberales. Se trata, por el contrario, de que varios actores abran de forma conjunta nuevos
espacios
políticos y sociales, amplíen el radio de acción del mosaico y
mantengan los espacios ya conquistados.
Para poder impulsar este proceso
es imprescindible que un actor particularmente influyente y con
presencia en
los tres espacios tome la iniciativa. Izquierda Unida reúne estas
características, aunque sería altamente recomendable que lance la
iniciativa de
forma conjunta con otros
actores.
La
convergencia puede darse de dos formas:
a.)
o bien de forma superficial o
impuesta por la agudización de la crisis, las escaramuzas tácticas o las leyes
y dinámicas aritmético-electorales;
b.)
o bien de forma discutida y “estratégica”
con capacidad de perdurar, como mínimo, a medio plazo.
Sólo
el escenario “b.” da garantías para la conformación de un bloque social lo
suficientemente sólido y perdurable
para forzar una salida neoliberal a la crisis. (...)
Para
poner en marcha una convergencia de tipo “b.)” hay que impulsar ciclos de discusión estratégica entre todos los actores. Estos ciclos
se pueden organizar, o bien entre actores
específicos (por ejemplo entre las organizaciones políticas
antineoliberales) o también entre varios de ellos (por ejemplo entre
movimientos sociales y organizaciones políticas, entre sindicatos y
organizaciones políticas etc.).
El siguiente paso es la puesta en
práctica lo acordado (acciones conjuntas, creación de nuestos espacios,
programas electorales etc.).
3. Las
organizaciones políticas ejercen una
influencia decisiva en la acción del resto de los actores, aunque muchas veces
sólo de forma indirecta y diluida (por ejemplo activistas de b-1 y b-2 que
militan o son simpatizantes de partidos o que son delegados sindicales). (...)
Una aproximación programática entre organizaciones políticas
facilitaría nuevas dinámicas convergentes entre otros espacios, algunos de
ellos aún enfrentados entre sí (por ejemplo acercamiento entre movimientos
sociales y organizaciones políticas, entre sindicatos y movimientos sociales).
El procedimiento a seguir podría ser la organización de un ciclo de discusiones programáticas destinada a consensuar un
programa común.
Este programa tiene que incluir, al menos:
a.) un escenario viable y consensuado de cambio
económico,
b.) otro de cambio democrático e institucional,
c.) una propuesta de configuración estatal
d.) una propuesta para abordar el problema de la deuda (...)
El formato puede ser la formulación de
una serie de preguntas sobre diferentes aspectos programáticos centrales a
tratar, la redacción de respuestas por escrito y su discusión en diferentes
“rondas”. El resultado deberían ser dos listas: la que contenga los puntos y
formulaciones consensuadas, y la que contenga los puntos y las formulaciones no
consensuadas. La segunda lista debería ser objeto de una segunda ronda de
discusión basada en nuevos argumentos y esfuerzos políticos adicionales y así
sucesivamente.
4. La
incorporación de los movimientos
sociales a un bloque antineoliberal requiere de un lenguaje y de unas formas
específicas debido al distanciamiento de muchos de sus actores de las
organizaciones políticas y los sindicatos.
No parece muy prometedor por
ello que los partidos políticos “convoquen” a los movimientos: el recelo
es
demasiado grande. El formato más idóneo podría ser una
“autoconvocatoria” para
crear espacios de deliberación común con organizaciones políticas y
sindicatos (...)
En el espacio de los movimientos sociales es
particularmente recalcar la idea del mosaico frente a la idea de la
jerarquía de actores.
Los
temas a tratar podrían ser los siguientes:
A.) ¿Cómo conseguir estabilizar los movimientos
sociales en el tiempo y ampliar su radio
de influencia?
B.)
¿Cómo definir la relación con las organizaciones políticas y los sindicatos
manteniendo la autonomía necesaria de todas las partes?
C.) ¿Cómo utilizar mejor los nuevos recursos
tecnológicos disponibles?
D.) ¿Cómo combinar “contactos virtuales” y
“contactos físicos”
E.)
¿Cómo evitar que el activismo se reduzca a pura metodología sin objetivos
políticos concretos ?
G.)
¿Qué hacer para que los movimientos no se aíslen de la sociedad o se reduzcan a
la acción de vanguardias hiperactivistas que son necesarias pero que amenazan
siempre de quedarse sin tropa?
H.) ¿Cómo conseguir que los sectores más
perjudicados por la crisis se incorporen más
a los movimientos sociales
I.) ¿cómo tender puentes entre producciones y consumos ambientalmente sostenibles? (...)
La
propuesta es que los actores creen espacios horizontales de encuentro o
“mesas” -tanto a nivel local, autonómico como estatal- a los que se
incorporararían ONGs, iniciativas
ciudadanas vecinales, espacios culturales de proximidad así como las plataformas ya existentes
(Frente Cívico, Mesas de Convergencia, mareas ciudadanas, PAH, Juventud sin
Futuro, cumbres sociales). Con tres objetivos:
a.)
coordinar las acciones que ya existen y lanzar otras nuevas (reunión de firmas,
ocupación de sucursales bancarias, actos de protesta, apoyo a huelguistas,
marchas de parados etc.)
b.)
crear e integrar espacios de encuentro físicos -por ejemplo designación de bares y locales de
referencia en barrios, pueblos y comarcas- y virtuales -por
ejemplo enlazando páginas web y amigos de facebook entre sí- para discutir políticamente e intercambiar
información de todo tipo;
c.)
crear infraestructuras de solidaridad y de proximidad destinados a ayudar a los
sectores más vulnerables (creación de bolsas de libros escolares, de cocinas
comunitarias, de redes de distribución de alimentos, de espacios vecinales de
trueque etc.)
5. El
trabajo organizado es una reserva potencial de poder
imprescindible en la lucha contra el neoliberalismo, bien por su reserva
de afiliados, bien por su por poder de convocatoria, bien por disponer
de muchas personas liberadas que pueden darle continuidad al proyecto.
Todo este poder es sólo potencial, es decir, puede o no
llegar a incorporarse efectivamente a un bloque antineoliberal
dependiendo de
las estrategias sindicales y de las
mayorías creadas dentro de los propios sindicatos.
El objetivo de los
sindicatos es la lucha contra las consecuencias de la mercantilización de la
fuerza de trabajo. Esto les obliga ser
cuidadosos en su relación con las organizaciones políticas con el fin de
asegurar la unidad de acción.
Sin embargo, muchos sindicalistas también son miembros de partidos políticos y activistas en movimientos sociales. Esta posición que les permite influir a la vez sobre todos estos espacios a la vez en un sentido unitario. (...)
Esta
situación crea un marco propicio para la aproximación
entre sindicatos, organizaciones políticas antineoliberales y movimientos
ciudadanos en beneficio de todas las partes. (...)
La
mejor forma de iniciar un proceso de convergencia estratégica podría ser -otra
vez- abrir ciclos de discusión estratégica (seminarios, jornadas etc.)
siguiendo procedimientos similares a los descritos: se consensúan una serie de
preguntas, se elabora material escrito, este somete a una discusión presencial
y se publican las conclusiones, y siempre siguiendo el principio de las “dos
listas” etc. (...)
El simple conocimiento mutuo de los actores (los movimientos
sociales tienen un profundo desconocimiento del mundo sindical y al revés)
puede generar dinámicas unitarias adicionales con relativamente poco esfuerzo
(por ejemplo presentaciones e identificaciones mutuas)
6.
Con el fin de poner en marcha todo
esto sería deseable empezar por explorar el universo
de actores potencialmente interesados en participar en el proceso
(organizaciones políticas más “fáciles” de convencer, movimientos sociales más
abiertos a un proceso así etc.)." (Armando Fernández Steinko, 21/07/2013)
Algunos
temas a tratar podría ser:
a.) Sindicatos y programa mínimo
antineoliberal
b.) Nuevas formas de participación política,
nuevas culturas del trabajo
c.) los puentes entre consumidores y mundo del trabajo
d.) Movimiento sindical y desempleados
e.) Democracia económica
f.) Proyecto europeo, soberanismo y solidaridad
entre todos los trabajadores del Estado
g.) Creación de modelo productivo social- y
ambientalmente sostenible
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