3/6/15

La deuda pública a escala mundial asciende a casi 50 billones de euros, mientras que el PIB de todos los países supera por poco los 70 billones. El mundo está en quiebra técnica

"(...) La deuda pública a escala mundial asciende a casi 50 billones de euros, mientras que el PIB de todos los países supera por poco los 70 billones. De esa producción global convertida en dinero o valores financieros, el 25 por ciento, cerca de 18 billones, se encuentran escondidos en paraísos fiscales.(...)

 La deuda pública a escala mundial asciende a casi 50 billones de euros, mientras que el PIB de todos los países supera por poco los 70 billones. De esa producción global convertida en dinero o valores financieros, el 25 por ciento, cerca de 18 billones, se encuentran escondidos en paraísos fiscales.  (...)

 Si se sumara a la deuda pública el astronómico fardo de la privada (bancos, empresas, familias) entraríamos en un absurdo de perfil aún superior: el mundo estaría (¿está?) en bancarrota técnica pues las deudas son infinitamente mayores que la producción. (...)

¿Cómo es posible que un prestamista acumule un excedente de riqueza que transformada convenientemente por la ingeniería financiera cede a terceros mediante un interés monetario como si fuera dinero propio? Gracias al robo, legalizado o no. 

O a la plusvalía obtenida previamente en negocios no laborales que genera un ahorro particular extraordinario. O a la especulación con cantidades no necesarias para el gasto vital mínimo. O a través de la gestión colectiva de pequeños fondos de particulares. O extrayendo recursos y materias primas de países pobres a precios de saldo. (...)

Ahí se oculta uno de los trucos del concepto de deuda pública. Los países captan fondos del mercado y se debe, por ende, a las instituciones privadas que operan como fantasmas en el mismo. En pocas palabras, los países deben a las empresas y jamás al contrario. Cuando se dice, por ejemplo, que Grecia tiene contraída una deuda con Alemania resulta completamente falso: son bancos alemanes los acreedores de los griegos, no el país como tal. 

Si fueran obligaciones contractuales entre países, las deudas globales y particulares entre ellos quedarían reducidas, modificadas o condonadas de modo más sencillo y transparente, restando o cancelando cantidades que se superponen entre sí y obteniendo saldos simples a favor o en contra. Pero la realidad resulta más sofisticada y compleja. Bancos españoles pueden ser acreedores a la vez de Alemania, Grecia y España. 

Y entidades de cualquier país de otros terceros. Por ello, cuando los gobiernos de turno defienden los intereses de todos los habitantes en la deuda de un país dado la mentira que deviene es colosal: solo hablan en interés de bancos o empresas privadas anónimas, jamás en el mal utilizado interés público o general.

Por tanto, la deuda pública es una falacia ideológica y política tal y como se plantea por los gurús financieros, analistas de mercado o bursátiles y los ministros de finanzas, hacienda o economía de los países occidentales. Sobre esa falacia argumental y su lógica absurda descansa el sistema neoliberal de la globalidad contemporánea.  (...)"         (Armando B. Ginés , Rebelión, 30/05/2015)

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