"(...) Hoy la vigencia del pensamiento de Karl Marx está fuera de toda duda, basta con leer la prensa para ver que plusvalía, ejército de reserva o lucha de clases están en nuestra realidad de 2013.
“El FMI proporcionó recientemente una simulación de un ‘pacto social’
de amplia base entre emprendedores y sindicatos en una devaluación
interna: el aumento del empleo (y los recortes de precios) a cambio de
que los sindicatos acuerden la moderación salarial significativa”, Olli
Rehn (Comisión Europea).
Esta frase forma parte el artículo que este
jerarca de la UE escribió en su blog en apoyo a la propuesta que unos
días antes había formulado, en un informe, el FMI el pasado verano.
En
definitiva el consejo que FMI y UE hacen a España no es otra cosa que
para salir de la crisis hay que moderar los salarios. Dicho en marxista:
se trata de plusvalía. La salida que se ofrece a la crisis es
que el trozo de la tarta que el capital saca del trabajo del asalariado
sea mayor; es decir, aumentar la plusvalía, la explotación del
trabajador.
“Hay que aceptar trabajos aunque sea en Laponia”, José Luis Feito (CEOE).
Esta frase fue pronunciada aún no hace dos años, generando cierta
polémica por la aspiración que expresaba este dirigente empresarial.
Pero lo realmente interesante es que, en definitiva, este portavoz de
los empresarios españoles está expresando como deseo algo que Marx formuló en su día como “ejército de reserva” de parados.
Al fin y al cabo, lo que la CEOE expresa con esa frase es una fuerza
de trabajo que haga sin rechistar (“aunque sea en Laponia”) lo que el
capitalista necesite. Unos trabajadores disciplinados y sumisos por el terror a quedarse en paro, justo lo que el de Tréveris escribió en El Capital.
No digamos nada sobre la cotidianidad de tantos trabajadores que
“tragan” con lo que sea con tal de llevar un sueldo a su casa. El paro, o el miedo al paro, disciplina como lo expresó Karl Marx hace más de 14 décadas.
“Por supuesto que hay lucha de clases, y la vamos ganando los
ricos”. Lo dijo Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo.
En los años 90 los voceros del capitalismo, simbolizados en Francis
Fukuyama, se lanzaron a enterrar, no ya al marxismo, sino a cualquier
posibilidad de transformación de la sociedad. El “fin de la historia” de
Fukuyama significaba el triunfo definitivo del capitalismo.
Sin
embargo, la historia no finalizó, y en 1999, sólo una década después de
la tesis de Fukuyama, el capitalismo volvió a tener antítesis que lo
cuestionaban; en Seattle, nacía el movimiento
antiglobalización, en paralelo el proceso revolucionario venezolano
trataba de construir una alternativa al neoliberalismo.
En definitiva,
ambas realidades no eran otra cosa que lucha de clases; el
altermundialismo y el socialismo del siglo XXI son la representación de
los de abajo; de los trabajadores del mundo frente a los “mercados”,
careta nueva del capitalismo de siempre. Cuando en los últimos años las
calles se llenan de Indignación, hablando del “99%” frente al 1% más
rico, Karl Marx vive." (Diagonal, 04/12/2013)
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