21/7/14

Más del 80 por ciento del comercio mundial transcurre a través de cadenas de valor de las empresas multinacionales

"(...) Las crisis económicas son inherentes al desarrollo del modo de producción capitalista y se caracterizan por un movimiento doble: destrucción de bienes, activos y fuerzas productivas por un lado, y por el otro una creciente concentración del capital y de la riqueza.

 La crisis financiera de 2008 ha expuesto la enorme concentración de la riqueza y la creciente desigualdad social en los países centrales, alentando un incipiente debate intelectual y político sobre los mitos del capitalismo. Por otra parte, esta crisis global ha desnudado la relación que existe entre la estructura de poder mundial y la que predomina en nuestro país.

 Sin embargo, la desinformación impregna nuestra coyuntura política. Esta desinformación fluye del relato de los medios de comunicación, un relato que oculta toda información relativa a las relaciones de poder y a su impacto sobre nuestra realidad inmediata.  (...)

La necesidad de producir constantemente una ganancia y de realizarla en el mercado ha dado lugar en los países centrales a una acumulación altamente intensiva en capital, una acumulación que reemplaza continuamente fuerza de trabajo por bienes de capital, provocando desocupación, estancamiento y caída de los salarios, rápida obsolescencia tecnológica, sobreacumulación de bienes, caída de precios, y un enorme incremento de la capacidad ociosa instalada con relación a la capacidad potencial existente. 

En consecuencia, los países centrales enfrentan hoy día las amenazas de recesión y deflación en el contexto de una creciente desigualdad social. La OECD estima que hacia 2030 las tasas de crecimiento del producto, del empleo y de las inversiones en stock de capital de estos países serán inferiores a las logradas en las décadas del ’90 o del 2000, y el crecimiento de su ingreso medio anual será inferior a la tasa promedio anual del crecimiento del ingreso mundial.

A pesar de este estancamiento productivo, y más allá del rol de China en la economía mundial que no podemos abordar ahora, los países centrales –y en particular los Estados Unidos– controlan la producción a nivel global. La acumulación altamente intensiva en capital ha dado lugar a una expansión del capital hacia fuera de las fronteras a través de cadenas de valor. 

Un grupo relativamente reducido de corporaciones multinacionales domina eslabones estratégicos de estas cadenas de valor, controlando así un proceso que desintegra la producción a nivel local, al mismo tiempo que la integra a nivel global. De este modo, el capital monopólico/oligopólico determina la forma en que se produce el excedente económico a nivel mundial.

 Asimismo tiene un rol decisivo en el comercio internacional. En efecto, más del 80 por ciento de este último transcurre hoy día a través de cadenas de valor y por las redes de producción de las empresas multinacionales (filiales, contratistas, proveedores, licenciatarios etcétera). 

Esto coarta enormemente la posibilidad que tienen los Estados de controlar el comercio exterior de sus respectivos países y facilita las actividades especulativas a nivel comercial. En este contexto, las rentas monopólicas adquieren una importancia crucial. 

Son un mecanismo de succión del excedente económico y de la riqueza acumulada, e impulsan un proceso de acumulación mundial basado en la desposesión lisa y llana de vastos sectores sociales.  (...)

La manipulación de las tasas de interés y las operaciones especulativas de todo tipo constituyen los mecanismos utilizados por distintos actores en su lucha por apropiar una mayor cuota del excedente económico y de la riqueza acumulada. En este proceso turbulento, las rentas financieras impulsan grandes transferencias de ingresos y la desposesión de múltiples y diversos sectores sociales.

 Estas rentas han dado lugar a una clase rentista que vive de comisiones financieras fijadas monopólicamente y transferidas a los precios. La intervención del Estado en el sistema financiero de los países centrales juega un rol crucial en estos procesos y tiende a impulsar la concentración del capital.  (...)"                (Mónica Peralta RamosPágina/12, en Attac 18/07/2014)

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